“El tiempo de Sánchez ya ha acabado”. El pronóstico del Presidente
del Partido Popular Pablo Casado, emitido minutos antes de que empezase
la manifestación de este domingo, en contra del Presidente del
Gobierno Pedro Sánchez, a favor de la unidad de España y para que haya
ya una convocatoria de elecciones generales, se va a decidir en los
próximos días, concretamente entre este lunes y miércoles.
Todo dependerá de si el independentismo, el PDeCat y Esquerra
Republicana de Cataluña, retira en las próximas 72 horas, sus enmiendas
a la totalidad a los Presupuestos Generales del Estado, y si se
reanudan las negociaciones con ese independentismo que insiste en un
debate de partidos, con intermediario internacional, sobre el futuro de
Cataluña a la luz del derecho de autodeterminación.
Y, sobre todo, si
todavía, Pedro Sánchez, sigue teniendo esa capacidad de supervivencia
, que ha llevado incluso a un libro de próxima aparición que lleva por
título “Manuel de Resistencia”.
Una resistencia que le ha permitido superar una salida traumática de
la secretaria general del partido, una vuelta triunfal con el apoyo de
la militancia y, ganar por primera vez en la historia de la reciente
democracia española, , una moción de censura con solo 84 diputados
pactando, además, con Podemos y el independentismo, y echando del
poder a Mariano Rajoy.
Esa mayoría, agrupada en torno a Sánchez gracias,
sobre todo, a la ayuda de Pablo Iglesias , es la que en estos momentos
está rota con las enmiendas a la totalidad de los Presupuestos y la que
marcará el tiempo político de Pedro Sánchez.
Si quienes convocaron la manifestación de Madrid en la Plaza de Colon
llegaron a pensar que con esa movilización iban a acabar con el tiempo
de Sánchez (el mismo Sánchez pudo pensarlo en algún momento el pasado
viernes, cuando decidió romper con el independentismo) se han
equivocado.
No solo porque 45.000 o 50.000 asistentes a la
manifestación de Madrid no pueda considerarse ni mucho menos de
histórica como pedían los organizadores, sino porque al forzar el
lenguaje, al abusar de los insultos y las descalificaciones, al
calificar de ilegal al actual mandatario, al presentar una imagen de
radicalismo, han sido muchos los españoles que no se han movilizado y
se han quedado en casa. Ha sido, eso sí, una manifestación para defender
la unidad de España y para que haya, cuanto antes, elecciones
generales.
La unidad de España será refrendada este martes ante la Sala Segunda
del Tribunal Supremo con el inicio, dentro de cuarenta y ocho horas,
del Juicio contra el “procés”, en el que sus máximos responsables,
presididos por el ex vicepresidente de la Generalitat Oriol Junqueras,
se sentarán en el banquillo acusados de rebelión, sedición, malversación
de fondos públicos y desobediencia.
Un juicio que ocuparás toda la
agenda política del país, que movilizará de nuevo a Cataluña y que
volverá a tensar al máximo la vida nacional.
Las elecciones generales pueden materializarse en menos de cien días
si el Presidente del Gobierno, a la vista de lo que pase el miércoles
en la votación de las enmiendas a la totalidad a los Presupuestos
Generales del Estado, que pueden ser devueltos al Gobierno, en una
derrota que parece inevitable, decide que no puede seguir gobernando
con 84 diputados .
En ese momento, lo más probable es apostar por un
supeperdomingo electoral, el 26 de Mayo, con elecciones europeas,
autonómicas, municipales y generales.
Una apuesta en la se presenta con
las relaciones rotas con el independentismo, en la que venderá que lo
ha intentado pero que lo han hecho imposible quienes ponen como
condición insuperable el derecho de autodeterminación.
Una segunda posibilidad sería en el otoño, fecha a la que apuestan
los barones del partido, que no quieren que en mayo les arrastre la ola
catalana, como arrastró a Susana Díaz en Andalucía, el pasado 2 de diciembre…
(*) Periodista y economista
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