LORCA.-El accidente del pequeño Julen en un pozo de Totalán (Málaga) llevó este miércoles a Izquierda Unida en Lorca a reclamar al Ayuntamiento y a la dirección general de Minas la localización, identificación y sellado de pozos mineros y de agua que siguen a cielo abierto en parajes rurales del municipio frecuentados por senderistas y ciclistas.
El concejal de IU Pedro Sosa,
señaló que el pasado diciembre su partido consiguió el sellado de un
«peligroso pozo de azufre» denunciado por la asociación de vecinos de la
pedanía de Río y que estaba ubicado en la sierra de La Serrata, donde en el pasado hubo actividad minera.
Ese
caso ha llevado a su formación ha recabar información sobre otros pozos
abiertos, cuya existencia, como el de La Serrata, ha sido puesta en
conocimiento de la concejalía de Urbanismo.
Los ha situado en el castillo de Felí, la sierra de Almenara, la de Pedro Ponce en las inmediaciones de Zarzadilla de Totana, en el entorno de la Peña Rubia y el Cejo de los Enamorados en dirección al Cambrón y las Minas del Saltador.
La
iniciativa de IU-V consistiría en realizar a la mayor brevedad posible
un mapa de los pozos abiertos en el término municipal de Lorca para cuya
elaboración el partido propone contar con la colaboración de grupos
senderistas, asociaciones de cazadores, guardas forestales y
asociaciones de vecinos de las pedanías además de con espeleólogos.
El
edil considera que el accidente de Julen evidencia la urgencia de
«localizar, para su posterior sellado, todos los pozos abiertos que
presentan riesgo de caída en espacios naturales».
Relató que en
muchos casos se trata de pozos a ras de suelo que han quedado
peligrosamente abiertos tras el abandono de una actividad minera o tras
las prospecciones realizadas para buscar agua en el subsuelo.
También
recordó que en la década de los años 90 su grupo municipal ya consiguió
el sellado de diversos pozos del paraje minero de La Serrata, pero no
todas las galerías fueron localizadas entonces.
En 1999 el
Ayuntamiento, entonces gobernado por el PSOE, encargó a una empresa
especializada la identificación y catalogación de los pozos mineros y
consiguió localizar 96 de ellos e identificar casi 150 galerías
subterráneas de extracción o ventilación, muchas de ellas semienterradas
o cubiertas por vegetación, que fueron siendo selladas o señalizadas de
forma paulatina.
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