Venían a traer la normalidad a Catalunya
y, por extensión, a España entera. Desalojaron del poder al PP, que ya
tenía más gente en los juzgados que en los ministerios. Tuvieron los
votos de los independentistas gratis para la moción de censura. Iban a
terminar la "judicialización" pepera de un problema político. Iban a
darle una solución política. En fin, lo normal.
Hicieron
dos o tres balbuceantes e incomprensibles propuestas sobre mayorías
para referéndums o referéndums para mayorías, nuevo estatuto, reforma
constitucional federal, viejo estatuto renovado, y se callaron. Dejaron
las cosas como estaban y continuaron por la vía judicializadora del PP.
Se obstinaron en negar la existencia de presos políticos y se han
encontrado con una huelga de hambre de cuatro de esos inexistentes
presos políticos. Un quiebro del destino con consecuencias impredecibles
y que, de momento, tiene muy tensionada la sociedad.
Ahora
se encuentran la bronca metida en casa como los ruidos que vienen de la
calle. De allí llegan los alaridos de la derecha extrema, la extrema
derecha y la extrema derecha extrema, todas portavoces del pueblo
español. Todas pidiendo galeras inmediatas para Torra y los demás
precitos que lo acompañan en su rebelión contra España.
¿Cómo van a
hacer oídos sordos los socialistas, tan patriotas como el que más, a
este clamor universal? Los barones detectan descalabros electorales si
el PSOE no levanta la Tizona y se encomienda a Santiago en lucha contra
los sarracenos; quise decir catalanes.
Mano dura. No dudo de que se habrá pronunciado en los cónclaves socialistas,
pero, exactamente, ¿qué quiere decir? Es lenguaje de patio de colegio
de antes de Pestalozzi, pero no quiere decir nada. ¿Es mano dura venir a
Barcelona y no entrevistarse con la máxima autoridad del Estado en la
Comunidad Autónoma? ¿Celebrar un consejo de ministros en una fecha
señalada en Barcelona?
Esas pueden ser faltas de educación o gestos de
machos, pero no "mano dura". "Mano dura" es intervenir la autonomía
catalana en cualquier manifestación, desde tomar el mando de las fuerzas
de seguridad a abolir la autonomía tout court. Hay un puente que va del PSOE a Vox. Se llama "unidad de España".
Eso
es lo que quiere decir la "mano dura" que los barones recomiendan o
exigen a Pedro Sánchez. Una solución que no es solución pues no tendrá
el acuerdo voluntario de la otra parte y el gobierno legítimo solo puede
serlo por la voluntad de los gobernados.
Imponer a Catalunya una forma
de gobierno que rechazan más de dos millones de catalanes con el
argumento de que tienen cuarenta y tantos millones en contra es
confundir la democracia con la tiranía de la mayoría.
La tiranía no es nunca una solución en sí misma y, además, no es normal.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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