A medida que pasan las horas se vuelve más difícil determinar las razones que han llevado al presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, a celebrar el Consejo de Ministros del día 21 en Barcelona en la Llotja de Mar,
un edificio emblemático situado en el distrito de Ciutat Vella y que en
la actualidad es la sede de la Cambra de Comerç de Barcelona, que es su
titular. Aunque está situado en el passeig d'Isabel II y tiene una
panorámica impresionante hacia el puerto de Barcelona, la Llotja es una
auténtica ratonera en materia de seguridad a juicio de los expertos.
Tanto es así, que los Mossos d'Esquadra
desaconsejaron esta ubicación por razones de seguridad dado el clima de
protesta ciudadana que se prevé para aquella jornada. Consta, porque así
lo ha declarado la consellera de Presidència, Elsa Artadi, que así se
le trasladó a las autoridades españolas, a las que se les propuso otras
ubicaciones como, por ejemplo, el palacete Albéniz, ubicado en la
montaña de Montjuïc y que, sin duda, es un lugar más idóneo tanto en lo
que respecta a la seguridad como por el hecho de que celebrar un Consejo
de Ministros en un espacio privado es más propio de acontecimientos
lúdicos o festivos que de cualquier otra cosa.
También se sabe que la Delegación del Gobierno español en Catalunya
tampoco era partidaria de esta ubicación en aras a evitar problemas de
desplazamiento del presidente y los ministros y por cuestiones de
seguridad. Entonces ¿por qué se hace allí?
La primera consecuencia de la
decisión es que el Gobierno español, que pensó en trasladar unos 400
miembros de intervención rápida de la Guardia Civil y el Cuerpo Nacional de Policía,
eleva ahora el número hasta el millar de efectivos.
Alguien debería dar
explicaciones de esta elección ya que la multiplicidad de actos de
protesta que están previstos casa mal con la ubicación escogida. Y,
además, da pie a interpretaciones que quizás no son ciertas pero que
dejan en el aire muchos interrogantes porque, como se ha visto con el
paso del tiempo, demasiadas cosas se han planificado para tener un
objetivo concreto.
De eso nace precisamente la acusación que mantiene en
prisión provisional a los Jordis, Sànchez y Cuixart, por la
concentración ante la sede de la conselleria d'Economia.
Los CDR ya han convocado protestas ante la sede de la Llotja de Barcelona a partir de primeras horas de la mañana, l'Assemblea Nacional Catalana (ANC)
ha hecho un llamamiento a colapsar la capital catalana con vehículos,
Òmnium Cultural realizará un 'Consell Popular de Ministres' en un
espacio que aún no se ha anunciado y falta por saberse qué propondrán
los partidos independentistas.
Más allá de tantas convocatorias, reflejo
de una ausencia de estrategia compartida que ya se ha hecho evidente en
el último año, el independentismo debería reflexionar sobre cuál quiere
que sea la foto final de la jornada. Las grandes movilizaciones de
estos años siempre han sido unitarias y pacíficas y no hay motivos para
que esta vez no sea así.
(*) Periodista y ex director de La Vanguardia
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