Desde que el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, dijo hace
varios meses que el independentismo hacía comedia y acabaría votando
favorablemente los presupuestos generales del Estado ha llovido mucho.
Tanto que, por ejemplo, Borrell es una sombra política de lo que
entonces era y su estrella no había empezado a declinar como
ostensiblemente se podía observar en la foto de familia del Gobierno en
las escalinatas de la Llotja de Mar. Allí, los ministros esperaban al
presidente hablando entre ellos y Borrell, solo, amargado y atribulado,
no tenía con quien entablar conversación.
Lo cierto es que Borrell no tenía razón entonces y tampoco la tienen
los que ahora predican que de la minicumbre del pasado jueves entre los
dos gobiernos y del comunicado posterior cabe inferir un avance en la
dirección hacia la estación final que no sería otra que la aprobación de
los presupuestos. El comunicado ha sido un primer paso hacia el diálogo
efectivo, pero la represión, los presos políticos y el referéndum no
forman parte aún de ninguna agenda, ni pública ni privada.
Las amenazas
de que sin presupuestos el Gobierno no podrá aguantar mucho más y el
independentismo abrirá la puerta a un ejecutivo entre el PP, C's y Vox no
hacen mella al menos en Jordi Sànchez, que lidera a Junts per Catalunya
en la prisión de Lledoners. “No se nos puede pedir una rendición y una
renuncia solo para evitar que la derecha y la extrema derecha gobiernen
en España”, ha dicho este domingo el diputado preso.
Estamos, en consecuencia, más o menos donde estábamos. Muy lejos del
sí, pero sin descartarlo absolutamente si hay un movimiento potente en
la agenda independentista, algo que hoy por hoy parece imposible, por
más que en Madrid la derecha bronca y franquista confunda lo que
escriben sus medios con la realidad.
El comunicado deja margen para el
referéndum al hablar de seguridad jurídica y obviar, a diferencia de
ocasiones anteriores, la Constitución y el ordenamiento jurídico
vigente, como rápidamente ha señalado el profesor Joan Queralt en un
brillante artículo publicado como cada domingo en este diario.
El no a las cuentas del Estado sigue siendo no, sobre todo porque a
Pedro Sánchez nadie lo toma muy en serio. Y, sin una propuesta que
incluya a presos y referéndum, el independentismo le ha dicho por activa
y por pasiva que lo tiene todo perdido.
(*) Periodista y ex director de La Vanguardia
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