Aquest president es una mica
desconcertant. No em sembla que visitar presas i exiliadas sigui una de
les tasques normals del càrrec. Peró tot avui a Catalunya és
desconcertant. Natural. Una revolució es sempre un desconcert. I en el
cas de la catalana, un desconcert del qui surt una poderosa polifonia
basada en una monodia: independència.
Un
presidente que va a visitar a una represaliada miembro de los CDR, las
manifestaciones últimas más radicales incluso contra su propio gobierno,
se convierte en un mensaje sobre el carácter familiar del
independentismo.
Como también lo es cuando Elisenda Paluzie, lanzada a
la vanguardia del republicanismo eficaz, espolea al gobierno en esa
dirección, rogándole que se haga a un lado si no avanza en ella. A su
vez, la consellera y portavoz Artadi afirma en una muy interesante entrevista que coincide plenamente con la CUP en la necesidad de hacer políticas republicanas eficaces.
En
efecto, una verdadera polifonía que acompaña a una acción común en la
reclamación de un referéndum de autodeterminación mediante el que se
pretende conseguir democrática y pacíficamente una república catalana
independiente de España. Hay quienes dicen que esta solicitud es una
muestra de debilidad y una cesión porque el referéndum ya se hizo, la
independencia y la república ya se proclamaron.
Solo corresponde seguir
endavant. Aquí surgen las diferencias tácticas en el independentismo
sobre si se debe agotar o no la vía del diálogo. Pero son diferencias
tácticas de breve duración ya que la vía del diálogo se agotará de
cierto con la enésima negativa del gobierno a diálogo eficaz alguno.
El
problema, como siempre, es el Estado español y por eso la cuestión
catalana es la cuestión española. España no puede permitir ese
referéndum porque teme perderlo. Y es bastante probable que así sea y
que sea así cuando la intervención exterior obligue a realizarlo por
haber llegado las cosas a un paroxismo.
Un Estado de derecho
contemporáneo en una sociedad democrática no puede reprimir por la
fuerza la voluntad de millones de ciudadanos. Ni el 155 ni ningún otro
estado excepcional más o menos disimulado es viable hoy en Europa.
La confrontación desgasta mucho más al Estado que a la Generalitat. El Consell per la República es una garantía de gobierno republicano en el exterior y, también, de emergencia para el interior en caso de que vengan mal dadas y el gobierno opte por seguir inflando la población penitenciaria.
La confrontación desgasta mucho más al Estado que a la Generalitat. El Consell per la República es una garantía de gobierno republicano en el exterior y, también, de emergencia para el interior en caso de que vengan mal dadas y el gobierno opte por seguir inflando la población penitenciaria.
Por si el Consell no
tuviera suficiente tarea de internacionalización, la farsa judicial
montada con el proceso del 1-O le dará quehacer en abundancia y en
detrimento de España, cuya justicia está por debajo de la "Marca
España".
El
gobierno quiere los presupuestos generales del Estado porque los
necesita para seguir gobernando. Nada más fácil; reproduzca la mayoría
de la moción de censura. ¿Cómo? Presentando una moción parlamentaria
apoyada en esa mayoría para autorizar un referéndum de autodeterminación
en Catalunya encajándola en una interpretación abierta de la
Constitución.
A
partir de ahí comenzaría la solución política del conflicto, sobre la
cual no hay nada escrito. Hay quien dice que todo pacto en ese sentido
es una derrota de España y una derrota no es jamás una solución, sobre
todo si se cree estar en posesión de una fuerza mayor.
Sin embargo, la
cuestión no es esa, sino si hay otra solución que no sea la derrota. Y
si no la hay, más vale una derrota honrosa que una deshonrosa; incluso
más que una victoria deshonrosa.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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