De disparate en disparate. ¡Y quieren
acabar con la "leyenda negra"! No se dan cuenta de que esta farsa
judicial, esta causa inquisitorial contra el independentismo la confirma
porque lo trata como una herejía.
Que
este juicio es una aberración jurídica lo han dicho eminentes juristas y
vienen a corrobarlo los tribunales de diversos países europeos. Una
aberración por la forma y por el fondo. Y lo inaceptable no es la
demasía de la penas, que es mucha; ni el hecho de que no se puedan
probar los delitos por no concurrir los requisitos. Lo inaceptable es la
causa en sí.
Una
justicia politizada, desacreditada, clientelar y en nada independiente
somete a proceso inquisitorial una ideología desde otra. A instancias y
bajo presión de un gobierno del PP, secundado luego a pies juntilla por
otro del PSOE.
Aquí
hay unas gentes y partidos que han malversado miles de millones y se
han apropiado cientos para sus francachelas personales y están siendo
procesadas y condenadas por ello.
Esas mismas instan desde el poder un
proceso ideológico disfrazado de malversación contra unos políticos
que, si acaso, habrán empleado fondos públicos para fines públicos,
controvertidos, pero no delictivos; porque, se pongan como se pongan,
votar no es delito.
La
derecha exige penas más duras y pide la ilegalización de las
organizaciones independentistas, la ilegalización de más de media
Catalunya. Y hace bien, dado que los jueces consideran que el
independentismo es un delito.
¿A dónde creen que van a llegar hundiendo aun más el Estado de derecho y llamando justicia a la justicia del enemigo?
¿Qué quieren ustedes? Uno está chapado a
la antigua y cree que si la mujer de nuestros pensamientos es
vilipendiada, uno debe defenderla hasta el final. A la vista del
ludibrio que está cayendo sobre la moderna Dulcinea del Toboso, cabía
esperar de don Alonso Casado algo parecido a lo que respondió don
Quijote a los mercaderes toledanos que iban a comprar seda a Murcia:
"No le mana, canalla infame —respondió don Quijote encendido en cólera—, no le mana, digo, eso que decís (nota palinura: bermellón y piedra azufre), sino
ámbar y algalia entre algodones y no es tuerta ni corcovada sino más
derecha que un huso de Guadarrama. Pero vosotros pagaréis la grande
blasfemia que habéis dicho contra tamaña beldad como es la de mi
señora".
¡Ah, qué tiempos en que también se blasfemaba por lo civil y hasta por lo estético!
Bueno,
dirán ustedes, al fin y al cabo, Casado no es un caballero defendiendo a
su dama, ni la dama es su dama. Verdad es. La doña tira más a Aldonza
Lorenzo y Casado, a Sancho Panza. Y aun así, debiera defenderla con más
gallardía y ahínco, no por amor, sino por lealtad.
Le debe el puesto. O sea, que también podría acompañarla en el mutis.
Y
con este último expediente, el PP debiera tomarse en serio un congreso
extraordinario de refundación, antes de que haya más políticos presos
del PP que presos políticos independentistas.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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