Habría que remontarse a épocas pretéritas, a la etapa final de la presidencia de Felipe González, entre el 93 y el 96, para ver la podredumbre de las cloacas del Estado saliendo
tan a flote como en la actualidad.
En aquellos momentos los ministros
caían de su cargo en medio de casos de corrupción y ahora no es
exactamente así pero se han de ir igualmente, bien por haber mentido o
por un currículum inexplicable.
El PP también practicaba una cierta guerra sucia que no era el "¡Váyase, señor González!" sino la conjunción de la prensa de derechas de Madrid alrededor del denominado sindicato del crimen, que buscaba acabar al precio que fuera con FG.
Dos ministros están en estas horas con las maletas a medio hacer mientras Pedro Sánchez
disfruta, quizás, del único viaje que podrá hacer a los Estados Unidos y
a Naciones Unidas como presidente. La ministra de Justicia, Dolores Delgado, y el ministro de Ciencia, Innovación y Universidades, Pedro Duque.
La primera juega a resistir en una posición inaguantable política y éticamente desde que se filtró su relación con el comisario Villarejo
y la negó y las posteriores grabaciones que se han ido divulgado y que
la dejan en muy mal lugar.
El caso de Duque es diferente, ya que afecta a
la compra de un chalet en Xàbia, Alicante, a través de una sociedad patrimonial. Las declaraciones del presidente cuando era candidato obligan a Sánchez
a cesar a su ministro pero es bastante obvio que no puede perder en tan
corto tiempo a cuatro miembros de su Gabinete ya que habrá superado
todos los récords Guinness
de un presidente. Y las fotos de la toma de posesión del primer
gobierno hace poco más de cien días tendrían el 25% de bajas señaladas
con una X.
Debe ser por todo ello que Sánchez ha empezado a hablar de adelanto electoral en Nueva York.
Y no por las razones señaladas anteriormente, que siempre son de mal
presentar por un presidente aunque cada vez le apriete más el cinturón. Sánchez
ha ido a recurrir al tópico y ha jugado a desviar el foco de donde
realmente está: "Si el independentismo prioriza el conflicto, iremos a
elecciones".
Señor presidente, convoque o no elecciones. Haga lo que mejor le
parezca ya que es una decisión exclusivamente suya. Pero no enrede al
personal ya que no se lo comprarán ni en España ni en Catalunya. En España porque sus opositores le acusan de una inexistente alianza con los independentistas.
Y en Catalunya
porque, más allá de las sonrisas y de un diálogo que no ha dado ningún
fruto político tangible hasta la fecha, su política ha consistido
únicamente en ganar tiempo y ha rehuido explicar cuál es su hoja de ruta
para la crisis catalana. La real, no la que hace titulares que no
llevan a ningún sitio y carece de calendario alguno. Aborde si puede y
sabe la podredumbre actual o si no solo le quedará un camino.
(*) Periodista y ex director de La Vanguardia
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