lunes, 24 de septiembre de 2018

Tercera semana de crisis en un Gobierno asediado / José Oneto *

Con el Presidente del Gobierno viajando entre Canadá y Estados Unidos, con parada obligada en Nueva York para intervenir en la tradicional sesión de la ONU, su gabinete ha entrado en su tercera semana crítica. Después de una primera semana mala que coincidió con los cien primeros días de Gobierno y tras unos acontecimientos que han provocado toda una serie de acontecimientos desde la dimisión de la ministra de Sanidad Carmen Montón, investigada por los Tribunales, un Máster de la Universidad Rey Juan Carlos y acusada además de plagio, hasta la polémica sobre plagio de la tesis doctoral del propio Presidente del Gobierno, fueron dos semanas negras de las que el Presidente intentó salir y tomar la iniciativa política con un acto conmemorativo de los cien días en presencia de escogidas presencias en el que presentó un plan para terminar con los aforamientos.

No habían pasado siquiera una semana cuando este lunes entrábamos en otra semana crítica tras  la decisión adoptada por la Mesa del Parlamento no admitiendo a trámite la enmienda socialista a Ley de Violencia de Género, una enmienda que tenía como objeto evitar el veto a los Presupuestos Generales del Estado.  La Presidenta del Congreso, amenazada de reprobación por el grupo socialista, ha comparecido en rueda de prensa desde el Congreso para dar cuenta de la inadmisión de la enmienda que ha justificado por criterios del Tribunal Constitucional.

El Constitucional ha venido sosteniendo, según Pastor, que las enmiendas tienen que estar conectadas  con la ley que se está tramitando”. La  enmienda no puede servir de mecanismo para dar vida a una realidad nueva, que debe nacer, también, de una nueva iniciativa”. Como socialistas, Podemos y nacionalistas,  tienen mayoría en la Comisión de Justicia e introdujeron la enmienda de veto del Senado en una  ley que tenía que contar con la  Ley de Estabilidad, que no podría ser vetada por el Senado, con lo que los Presupuestos tendrían vía libre.

En resumen, la Mesa del Congreso de los Diputados se ha vuelto en contra de los planes del presidente del Gobierno Pedro Sánchez de aprobar los Presupuestos Generales del Estado a través de una enmienda  en la Ley de violencia doméstica y del Consejo General del Poder Judicial  (proyecto de Ley de Reforma de la Ley del Poder Judicial),  con el objetivo, a través de una cierta argucia legal, evitar que el Senado, con mayoría del Partido Popular, pueda vetar la ley de Estabilidad y, por ende los Presupuestos. Si los Presupuestos no se aprueban, el Presidente del Gobierno no tendrá más remedio que prorrogar los de Rajoy, algo que no quiere, o convocar elecciones, y no podrá aguantar hasta 2020 para las Generales.

Esa mayoría de la Comisión de Justicia no existe sin embargo en la Mesa del Congreso que, con mayoría de Ciudadanos y Partido Popular, y el voto decisivo de la presidenta Ana Pastor, superaba en un voto al bloque gubernamental, que al final ha sido derrotado, a pesar de que desde el partido del Gobierno se había advertido previamente que el comportamiento de la Presidenta podría llevar a su reprobación. Ana Pastor, a pesar de ser propuesta por el PP, ha contado hasta ahora, con el apoyo y simpatía de toda la Cámara y todos los partidos.

La votación  de esta mañana, con el Presidente del Gobierno en el extranjero en un viaje que emprendió el domingo por Canadá y Estados Unidos, con especial cita en Nueva York para intervenir con un discurso en la ONU, ha planteado un grave conflicto institucional que no se sabe cómo se puede resolver pero que ha contribuido a subir la temperatura política, precisamente cuando al Gobierno le ha surgido otro problema. Las relaciones de la ministra de Justicia Dolores Delgado, con el comisario de policía jubilado José Manuel Villarejo, el máximo responsable de las llamadas “cloacas de Interior”.

La aparición de unas grabaciones de un video en el que aparecen la ministra Delgado, el juez Garzón, el policía Enrique García Castaño, y otros conocidos y amigos de Villarejo, ha complicado su situación dentro del Consejo de Ministros ya que, hasta ahora, había estado defendiendo que no conocía a Villarejo, aunque luego ha ido matizando. 

Solo ella conoce el alcance de sus relaciones con un policía corrupto que está utilizando las cloacas del Estado para un negocio particular de millones de euros, basándose en  información policial secreta para chantajear a empresarios, políticos y hasta al propio Rey Emérito…Por su cuenta la ministra debe explicarse en esta tercera semana de crisis.


(*) Periodista y economista


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