No será la oposición del Pablo Casado desde el PP o Albert Rivera
desde Cs quienes obliguen al presidente Pedro Sánchez a disolver las
Cortes y a convocar elecciones anticipadas. Ni siquiera serán los
primeros dirigentes nacionalistas de PDeCAT, ERC y PNV (Puigdemont,
Junqueras y Urkullu) los que tumben al presidente Sánchez -con el que
están encantados- del sillón de La Moncloa donde ellos lo acomodaron.
El cazador de Pedro Sánchez será el líder de Podemos Pablo Iglesias.
El que fue su primer aliado en la moción de censura contra Mariano Rajoy
y el que ya empieza a estrechar el cerco en contra de Pedro Sánchez al
que tumbará cuando le convenga y se le presente una buena oportunidad.
Y si Sánchez insiste en proteger a la ministra de Justicia Dolores
Delgado a pesar de la dimensión del escándalo que la rodea y su amistosa
relación con el ‘tipejo Villarejo’ (como le llama Iglesias) este podría
ser el momento para que el líder de Podemos abata a Sánchez,
presumiendo asimismo de haber hecho un doblete con Sánchez y Rajoy. Los
‘dos por el mismo precio’.
La última encuesta del CIS, ‘envasada al vacío’ por Tezanos que le da
al PSOE un 30,5 % de intención de votos frente al 16,1 % de Podemos es
sin duda un elemento más para justificar la caza de Sánchez por Podemos.
No en vano está claro que la llegada de Sánchez a La Moncloa ha
subido sus expectativas electorales y que sus decisiones y gestos
izquierdistas benefician al PSOE y nada le reconocen a Podemos en sus
iniciativas como ha ocurrido con la decisión de ligar la subida de las
pensiones al IPC.
De manera que si Iglesias no logró superar al PSOE (su anhelado
sorpasso) en las elecciones de 2016 ahora Podemos estaría mucho más
lejos (más de 15 puntos) de esa ambición y de momento en el cuarto lugar
de la política nacional.
Y no conviene olvidar lo que dijo Iglesias del GAL y del felipismo
durante la fallida sesión de investidura de Sánchez en marzo de 2016
para adivinar lo que de verdad piensa (como lo pensaba Julio Anguita
años atrás) Pablo Iglesias del PSOE y de sus relaciones con el poder
económico entre otras muchas cosas.
De manera que es cierto que Iglesias fue el principal costalero de
Sánchez en su ascenso al poder pero, visto el hinchazón de la burbuja
electoral del PSOE, a Iglesias se le empieza a acabar la paciencia y un
día de estos podría pinchar la burbuja del PSOE y exigir elecciones. Y
está claro que si Sánchez cae de mala manera del poder el bonito
castillo de naipes que con sus artes malabares ha construido Félix
Tezanos en el CIS para encumbrar a Sánchez se derrumbará.
Y el caso de la ministra de Justicia Dolores Delgado puede ser el
motivo porque se ha sabido que, en vez de denunciarlo, la ministra rió
años atrás a Villarejo el hecho de que el comisario tuviera un
prostíbulo para espiar, con ayuda de sus prostitutas, a políticos y
empresarios a los que luego podía chantajear.
Lo que hace imposible que Sánchez mantenga en el cargo a Delgado
sobre todo si a lo del burdel de Villarejo sumamos las mentiras de
Delgado sobre el personaje (con quien habla como un amigo entrañable),
su calificación de ‘maricón’ al ministro de Interior, Marlaska, y
‘nenaza’ a un magistrado de la Audiencia Nacional. Añadiendo que para
ella es mejor ‘un tribunal integrado por tíos en vez de por tías’ y
rematando todo ello con unas acusaciones a jueces y fiscales de cortejar
a chicas menores de edad durante un viaje a Cartagena de Indias hace
años.
Si sumamos todo esto y lo que sin duda está por llegar (faltan los
audios de otros dos encuentros de Delgado con Villarejo) veremos que
Sánchez no tiene más opción que cesar a la ministra Delgado.
Ayer se lo pidió Iglesias por teléfono al Presidente que está en
Nueva York y que probablemente el lunes tomará alguna decisión (quizás
la de trasladar a Robles a Justicia para buscar un nuevo ministro en
Defensa. Y no sabemos si también de Ciencia y Tecnología si lo de la
sociedad patrimonial de Pedro Duque se empieza a complicar. Pero si
Sánchez mantiene a Delgado en el cargo la caza del Presidente por parte
de Iglesias comenzará.
(*) Periodista
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