Buenas tardes en primer lugar, y bienvenidos a este acto de graduación de la VI promoción del grado en Administración y Dirección de Empresas de la Universidad de Murcia.
Excelentísimo vicerrector de investigación y transferencia, señor decano de esta facultad de economía y empresa, ilustre decano del colegio de economistas señora vicedecana de coordinacion, estimada Nuria, vicedecana de estudiantes y empleabilidad, gracias por su paciencia y trabajo para que estemos todos hoy aquí, estimados profesores, madres, padres, hermanos, demás familiares y amigos.
Queridos padrino y madrina ¡cómo no! enhorabuena por serlo, es síntoma de que estáis haciendo algo bueno con nosotros los alumnos, seguid así. En definitiva, buenas tardes a todos los presentes y aquellas personas que por el motivo que sea no pueden acompañarnos en este día tan especial, pero que los tenemos en mente.
Es para mí un verdadero placer pronunciar este discurso en nombre de los compañeros y amigos graduados hoy aquí. Hoy este acto marca el fin de unos de los caminos más importantes que se emprenden en la vida. Hoy compartimos todos una alegría por haber llegado a una meta personal que nos propusimos hace unos años, que a unos les ha llevado más tiempo que a otros, aunque al fin y al cabo todos lo hemos conseguido.
Hace unos años entrábamos en la universidad, algunos sin saber realmente si esta era la carrera apropiada para nosotros, así que ahora que podemos hacer balance la pregunta es:
¿Es lo que esperabas el grado de Administración y Dirección de empresas de la Universidad de Murcia?
Se acaban para muchos las últimas clases de la carrera y con éstas se empiezan a leer algunas publicaciones, preciosas, sobre lo bonita que es la carrera de ADE. Siento no estar del todo de acuerdo, y siento recordaros compañeros y compañeras, aquellos días en los que las palabras de frustración y cabreo no eran para nada fruto de un hecho aislado, sino retratos de la realidad que vivimos día a día.
Espero que todos entiendan que no es un ataque hacia nadie, ni mucho menos exclusivamente hacia mi facultad. Esto es una crítica transversal desde la visión de lo que he podido ver, saber y conocer durante mi labor como alumno y representante estudiantil, que finaliza hoy, aquí, con este discurso. También de lo que he podido saber de mis compañeros del resto de facultades del país y de las experiencias de muchos estudiantes que han cursado sus estudios aquí y en otras universidades de España y el mundo.
Así que escuchen con atención y siempre teniendo en cuenta que lo expuesto aquí es una opinión (apoyada por muchísimos compañeros, aunque me toca hacerme responsable de estas palabras), y que espero que dé pie a una reflexión seria sobre cómo está funcionando el grado de ADE.
SER TITULADO EN ADMINISTRACIÓN Y DIRECCIÓN DE EMPRESAS MERECE LA PENA, pero cursar la carrera no tanto. Por sí misma aporta muy poco, al menos poca práctica, aunque como dicen ex alumnos de esta facultad y de esta titulación, el marco teórico es muy completo. Estudiarla nos da el título, eso sí, condición necesaria para que salgamos ahí fuera a buscar un empleo, para los que no están pensando en crearlo.
Entramos por las puertas de esta facultad, siendo unos zagales, algunos aún sin la mayoría de edad, para ponernos en sus manos los siguientes 4 años de formación, aunque la media de tiempo en finalizar los estudios está por encima.
Se nos convence de que cuando salgamos seremos menos ignorantes sobre el funcionamiento de la economía y las empresas pero no se nos habla de que seguiremos siendo igual de incapaces para defendernos delante de la persona que nos contrate para su equipo (a modo de ejemplo muy visual: nuestros mismos profesores se sorprenden de que no hayamos visto por iniciativa del profesor responsable ni la forma que tiene una factura. Ellos mismos, los profesores, se sorprenden cuando les describimos cuáles son las formas de aprendizaje y comprueban que son las mismas con las que ellos estudiaron hace más 20 años en muchas de las asignaturas, ¿esto es normal?).
Y se supone que estamos en el segundo, sino el primer grado con más salidas profesionales, curioso cuánto menos. Según la OCDE, contar con un título en España no es sinónimo de tener un nivel elevado de competencias básicas en el área en la que te estás formando.
Sigan ustedes, profesores y directores, la estela de departamentos de esta misma facultad que obtienen premios de innovación docente, en asignaturas por cierto nada fáciles. No son animales mitológicos, existen, los tenéis bien cerca y por supuesto aprovecho para felicitarles.
Recuerdo las palabras de un profesor, una tarde, cuando en clase debatimos sobre lo mejor instruidos que salen los alumnos de los grados superiores en comparación con nosotros. Sus palabras fueron las siguientes: "vosotros estáis recibiendo una enseñanza superior, por lo tanto debéis saber más que ellos. Ellos saben más de operaciones cotidianas como puedan ser las operaciones contables, pero vosotros tenéis una visión más completa y general".
Por un momento me convenció, de verdad que parecía el argumento definitivo para defender la pobre formación que el sistema educativo ha contemplado para nosotros. Hasta que caí en la cuenta de que nuestro querido plan Bolonia, este marco idílico en el que nos movemos los estudiantes, tiene como un pilar básico que la oferta formativa de grados se ajuste más y mejor a las necesidades de la sociedad, de las empresas y de otras instituciones públicas y privadas. ¿Cómo se explica entonces que salgamos de aquí y estemos perdidos en cualquiera de las tareas que nos encomienden, hasta las más elementales de nuestra formación?
Hay que repensar el modelo formativo, que pretende meter todas las especialidades existentes en la cabeza de los estudiantes, en vez de aquellos conceptos y herramientas clave que cualquier administrador o director debiera conocer.
Por otro lado, tenemos que aguantar egos según los cuales para cada profesor su asignatura es la más importante y es una vergüenza que no se le dé más importancia que a las demás, así que ¿por qué no estudiar teorías claramente anticuadas que sólo han utilizado unas pocas personas en su negocio en todo el mundo?
(Considero que las especialidades tendrían que servir para eso).
Pero hay más problemas con los egos: no me presento a clase y no te aviso, lo cual por suerte o por desgracia ocurre más bien en primer curso, creando buena sensación desde el principio, nótese la ironía; no me da la gana corregir exámenes hasta el día antes de que cierren las actas, y en muchos casos presentadas fuera de fecha; no tengo por qué coger estudiantes aunque trabaje en un centro UNIVERSITARIO.
Por supuesto, y a pesar de vivir en un mundo marcado por normas plasmadas en papel, donde todo está medido y entre comillas controlado, como podrán imaginar, ninguna de estas acciones tienen consecuencias para el que las lleva a cabo, y por lo tanto, la vida sigue igual.
Todo esto que parecen chorradas del día a día, generan estrés.
Por no hablar de las épocas de exámenes. Horas y horas sentados en una silla pasando hojas y más hojas, con el ibuprofeno y el termo de café o el Red Bull acompañando los apuntes. ¿Dónde queda la inspiración y el aprendizaje? Vomitamos conocimiento en los exámenes que según salimos del examen perdemos, pero por increíble que parezca eso es lo que nos ha llevado a estar hoy aquí puestos con nuestros trajes y vestidos.
Supongo que a muchos os sonará el nombre de, Lorenzo Bernini, para los que no, este hombre es el creador de las más bonitas y fotografiadas fuentes de la ciudad de Roma y creador también de la impresionante plaza del Vaticano.
Pues bien, Bernini, a falta de una única faceta tenía tres: escultor, pintor y arquitecto e hizo una de sus obras cumbre en 1622, con 23 años. Creedme cuando digo que hoy lo tendríamos todavía pensándose el tema para su trabajo fin de grado.
De verdad que la economía y la ciencia de la administración y dirección de empresas en sí es preciosa. No es que nos hayamos equivocado de carrera no, es que creemos que la carrera se ha equivocado de objetivos. He disfrutado aprendiendo cuando de verdad lo he hecho, no para los exámenes claro, sino hablando con empresarios, porque eso sí, buenas ponencias si organiza esta facultad. También he aprendido teniendo explicaciones de experiencias personales en conferencias y explicaciones del mundo real, que no es para nada lo que contienen nuestros apuntes. Insisto, no es que la carrera y su potencial no me gusten.
Todo esto compañeros, y a pesar de lo incrédulos que podáis ser con vuestros representantes, ha sido dicho y hablado con los profesores, con nuestro equipo decanal, con nuestro recién elegido rector y su equipo cuando se interesó por las inquietudes de los estudiantes en sus reuniones de campaña y hasta con nuestro consejero de universidades tuvimos la oportunidad de hablarlo.
Desde aquí quiero dar las gracias y la enhorabuena a los anteriores delegados y subdelegados de esta facultad que son los que han defendido todo lo que he expuesto anteriormente, y muchas cosas más, en nombre de todos los alumnos y alumnas. En especial me gustaría reconocer a Pedro Manuel Abellán por su buen hacer y, desde un punto de vista más personal, al señor Javier Ager Solano por darme la oportunidad hace ahora casi dos años de ser también partícipe junto a él en la representación de los estudiantes de esta facultad. Gracias Javi, has demostrado y te mereces llegar tan lejos como te propongas. Y no me olvido, por supuesto, de los actuales delegados de este centro, Luís Dura y Miguel Ángel García que han llevado con buena trayectoria y resultado los temas del alumnado en este curso.
Además me gustaría hacer una mención y tener un especial reconocimiento para esos delegados de clase, que desarrollan un trabajo desinteresado, por sus compañeros y que solo ellos saben del tiempo que requiere y que no siempre está reconocido como merece. Gracias a Miriam, Esther, Sofía, Ainara, Lola, Jose Juan, Andrea, Josefa, Iryna y Andrea y Jessica por vuestra contribución para que cosas como este acto del que hoy disfrutamos sea posible.
Volviendo al hilo del discurso quiero resaltar, de nuevo, que no es un problema interno de ésta facultad, sino de cómo está montado el modelo formativo para todos los estudiantes de la rama de ciencias económicas y empresariales del país, aunque está situación pueda extrapolarse a otros grados que se ofertan en las universidades donde existen problemas no muy distintos.
Me gustaría aprovechar en nombre de mis compañeros, para decir que si hay algún empresario en este salón y quiere alumnos sobresalientes no dude en contar con uno de nosotros, solo requerimos de un poco de paciencia extra. No digo que no seamos capaces de llegar a ser muy buenos con lo que sabemos, lo somos. Pero aún no somos todo lo válidos que deberíamos.
Como dijo el responsable de RRHH de Cajamar cuando vino a nuestra facultad: "hay cosas que solo se aprenden haciendo" y aunque la autoridad competente en materia de diseño de planes estudios, responsables de que los universitarios salgan mejor preparados, no haya sido quien se haya propuesto que aprendamos en muchos casos, os aseguro, compañeros, que nadie se arrepentirá de contar con uno de nosotros.
Todo lo dicho hasta ahora recoge el sentir de cientos de estudiantes, aunque la cifra real es mucho más elevada. Pero sólo es eso, SOLO el sentir de los estudiantes, veremos si sirve de algo que se transmitan estas ideas.
Sé que mis palabras han podido sonar como un ataque y sé que muchos podréis estar sorprendidos. Simplemente hay que tomarlo como una crítica real, porque así es como se avanza, viendo que es lo que falla. Muchos de los profesores pueden suscribir estas palabras, y digo más, afortunadamente los propios equipos que nos dirigen estoy seguro de que están trabajando en ello para paliar muchos de problemas comentados.
Por eso debo romper una lanza en su favor. Parece que, de unos años a esta parte estamos evolucionando, con nuevos equipos al frente de los estudiantes y de las facultades, equipos rectorales y equipos decanales, equipos con buenas ideas, pero les toca confirmarlas, porque palabras de buena intención siempre son fáciles de pronunciar. Señor Vicerrector, y le trasmite estas palabras a nuestro rector magnífico, también señor decano. Os deseo toda la suerte en vuestros proyectos, y en vuestras legislaturas en general, que apenas acaban de comenzar.
Pero no todo son penas ¡COMPAÑEROS!
Durante todos estos años hemos acumulado experiencias, momentos y recuerdos en cada lugar de nuestra facultad, en sus clases, en alguna de sus aulas de informática, en los pasillos, en la cafetería, o en una de sus múltiples escaleras, y la verdad que todos ellos nos acompañarán para siempre. ¿Quién no recordará, por ejemplo, el primer día de clase?
Cada uno de nosotros ha dejado su propia marca, ya sea por una presentación en una clase, por una respuesta que dio a una pregunta de un profesor, por esa nota que saco en una asignatura, o lo más importante, la huella que nos hemos dejado los unos a los otros, simplemente por el hecho de habernos conocido.
De aquí a unos días, esta etapa finalizará por completo, y comenzará otra, en la que hemos visto inmersos a nuestros mayores desde que nacimos, la etapa de construir TODO, porque lo tenemos TODO aún por hacer. Así que compañeros, ¿Cómo usareis los dones que tenéis? ¿Qué elecciones tomareis? ¿Os dejareis llevar o seguiréis vuestras pasiones? ¿Seguiréis el camino marcado o seréis originales? ¿Os debilitareis ante la crítica o seguiréis vuestras convicciones? Ante la dificultad amigos, ¿abandonareis o seréis perseverantes?
Pensad en una cosa. Seguro que si nos dieran la oportunidad de hacernos con el 10% de uno de nuestros compañeros o compañeras no llevaríamos a cabo la elección por el que mejor nota tiene, ni por un test de inteligencia, ni siquiera por ser el más guapo o guapa. Llevaríamos a cabo la elección teniendo en cuenta su forma de ser, las cualidades de esa persona, una persona con dotes de liderazgo, honesta y generosa. Tomemos por tanto buena nota de ello y apliquémoslo en nosotros mismos.
Como predica una frase cargada de ambición de un famoso ponente llamado Víctor Kuppers: es importante que lo más importante sea lo más importante. Escuchamos a mucha gente quejarse de su falta de éxito, pero no vemos a nadie quejarse de su falta de compromiso para alcanzarlo. Todos partimos con las mismas condiciones, pero usadas de forma diferente al resto es como conseguiremos los propósitos.
A partir de ahora, a nadie le importará lo que casi hagáis ni los riesgos que no toméis, así que toca luchar y soñar. Soñar con el futuro que muchas veces hemos imaginado y luchar para construirlo, soñar con nuestra profesión y soñar con nuevos viajes y proyectos.
BUENO, llega el momento de despedirse, de decir adiós a la facultad y a la vida universitaria, llega el momento de empezar una nueva etapa, y llega el momento de mirar e ir hacia adelante. Tal vez no estamos donde queremos estar, pero a partir de hoy estamos cada vez más cerca.
¡Enhorabuena a todos y todas, os lo merecéis! Muchas gracias por su paciencia y buenas tardes.
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