El fundador del partido de la gente, de los pobres, tendrá el lunes su Audi oficial, porque Pedro le nombrará ministro como estaba acordado desde el pasado mes. Ya está integrado totalmente en la “casta” con casoplón, como dice Inda, con piscina, con coche oficial...
A partir de ahora, desde su despacho del ministerio deberá colocar a todos sus peones porque que las próximas elecciones generales, que se celebrarán antes de junio del 2020, les va a desalojar y ya se sabe que una vez que un político pisa moqueta su futuro siempre irá unido a recuperar el puesto que perdió.
Y si coloca a sus comisarios en puestos claves, Televisión, Servicio Secreto, secretarías mediáticas, siempre será más fácil poder conspirar para debilitar al gobierno de Ciudadanos que seguro alcanzará el poder en la próxima legislatura.
Se lo decía proféticametente Carlos Herrera desde los micrófonos de la COPE. A Pablo sólo le falta el Audi para ser un completo miembro de la “casta”. No creo que el periodista supiera qué cerca estaba de que en pocas semanas fuera una realidad su vaticinio. Pero dió en el clavo. La pregunta es cómo las bases de Podemos digerirán que su líder, el látigo de la derecha, de la “casta”, se haya pasado al grupo de españoles, a ese 4 por ciento que vive como los ricos, que viaja en Audi como los ricos, y que además presume de ello.
Pablo Iglesias, con chalé, con piscina, con Audi, será el bastón donde se apoyará un Pedro Sánchez en minoría para sacar sus leyes. Pablo será quien tendrá las conversaciones con los políticos de ETA, con los republicanos, con los corruptos catalanes, con todos esos antisistema que amansará y convencerá de apoyar a un Pedro Sánchez que tiene zancadillas hasta en su propio partido, que seguro no verán con buenos ojos esa deriva secesionista que seguro deberá comerse con patatas fritas porque gracias a ellos pisa Moncloa un político que ni siquiera era parlamentario.
Y el PSOE también tiene un techo de cristal porque la corrupción de los partidos políticos llegó a España de la mano del gobierno de Felipe Gonález, que se tuvo que marchar rodeado de casos de corrupción que fueron el escándalo en los años ochenta y noventa. Y aún se verán altos cargos socialistas declarando en los juzgados.
Durante dos años, como máximo, esto va a ser un circo. Va a ser divertido y cómico, aunque una tragedia para los que en Cataluña están sufriendo la persecución de los envalentonados republicanos que practican una guerrilla urbana que puede incendiarse cuando menos se espere.
Se lo decía proféticametente Carlos Herrera desde los micrófonos de la COPE. A Pablo sólo le falta el Audi para ser un completo miembro de la “casta”. No creo que el periodista supiera qué cerca estaba de que en pocas semanas fuera una realidad su vaticinio. Pero dió en el clavo. La pregunta es cómo las bases de Podemos digerirán que su líder, el látigo de la derecha, de la “casta”, se haya pasado al grupo de españoles, a ese 4 por ciento que vive como los ricos, que viaja en Audi como los ricos, y que además presume de ello.
Pablo Iglesias, con chalé, con piscina, con Audi, será el bastón donde se apoyará un Pedro Sánchez en minoría para sacar sus leyes. Pablo será quien tendrá las conversaciones con los políticos de ETA, con los republicanos, con los corruptos catalanes, con todos esos antisistema que amansará y convencerá de apoyar a un Pedro Sánchez que tiene zancadillas hasta en su propio partido, que seguro no verán con buenos ojos esa deriva secesionista que seguro deberá comerse con patatas fritas porque gracias a ellos pisa Moncloa un político que ni siquiera era parlamentario.
Y el PSOE también tiene un techo de cristal porque la corrupción de los partidos políticos llegó a España de la mano del gobierno de Felipe Gonález, que se tuvo que marchar rodeado de casos de corrupción que fueron el escándalo en los años ochenta y noventa. Y aún se verán altos cargos socialistas declarando en los juzgados.
Durante dos años, como máximo, esto va a ser un circo. Va a ser divertido y cómico, aunque una tragedia para los que en Cataluña están sufriendo la persecución de los envalentonados republicanos que practican una guerrilla urbana que puede incendiarse cuando menos se espere.
(*) Columnista
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