TOTANA.- El concejal comunista de Yacimientos Arqueológicos, Juan José
Cánovas, ha anunciado que su departamento va a elevar una moción al
pleno ordinario de mayo en la que solicitará a la Comunidad Autónoma que
las piezas expoliadas en el yacimiento argárico de La Bastida, en el
marco de la operación “Idolillo”, regresen a Totana para su exposición en el futuro museo de la ciudad.
La operación
“Idolillo” llevada a cabo por la Guardia Civil de la Región de Murcia
ha culminado esta semana con la recuperación de cerca de diez mil
piezas de gran valor paleontológico y arqueológico, que ha culminado con
la recuperación de esta importante colección que se encontraba en manos
privadas.
Las piezas comprenden un amplísimo
periodo cronológico, desde la prehistoria hasta la época visigoda, por
lo que puede considerarse la colección privada más relevante incautada
hasta ahora en la región.
La Concejalía de
Yacimientos Arqueológicos pretende que, una vez sean clasificadas por la
Dirección General de Bienes Culturales de la Consejería de Turismo,
Cultura y Medio Ambiente, sean cedidas al Ayuntamiento de Totana para
que sean expuestas en el proyecto del futuro Museo de La Bastida de
Totana, cuya pretensión de este departamento es que se proyecte en el
edificio del antiguo Centro Tecnológico de la Artesanía, en la zona de
Las Ollerías.
El concejal aboga porque la
Comunidad Autónoma pueda depositar las piezas sustraídas del yacimiento
argárico de La Bastida siguiendo el mismo procedimiento que se ha
efectuado con el patrimonio arqueológico de La Almoloya en el Museo
Ciudad de Mula.
Las piezas, que ahora se custodian
en el Archivo Intermedio del Museo Arqueológico de Murcia para su
estudio y catalogación, incluyen objetos de diversa índole, desde hachas
y flechas prehistóricas, hasta vasijas de cerámica, exvotos de bronce,
monedas de bronce, plata y oro, ánforas, collares, objetos rituales o
piezas domésticas, entre otras.
Según las
investigaciones de la Guardia Civil, un coleccionista aficionado a la
arqueología recabó esta interesante colección a lo largo de décadas,
desde los años 60, y estiman que él mismo participaba en excavaciones
arqueológicas e incluso las financiaba, quedándose con parte de sus
hallazgos y trabajando él mismo en su conservación y catalogación.
Esta
persona guardaba todos sus hallazgos en un domicilio privado en una
urbanización de Murcia y, al fallecer, sus pertenencias pasaron a manos
de sus herederos.
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