MADRID.- No corren
buenos tiempos para Indra, la tecnológica que preside Fernando Abril
Martorell. Más de un tercio de sus ingresos dependen de las
administraciones públicas, por lo que la posible paralización
de los presupuestos generales del Estado por culpa de la crisis
institucional podría pasar una notable factura a sus
resultados. Unas cuenta que ya de por sí han sido muy
decepcionantes en el primer trimestre del ejercicio, según Capital Madrid.
El
beneficio neto del grupo tecnológico español se ha desplomado un 49%
entre enero y marzo al quedar en 11 millones de euros frente a los 21
millones obtenidos en igual período del pasado ejercicio. Pero
especialmente malo ha sido su resultado operativo Ebit, muy inferior al
previsto por el consenso del mercado pese a la incorporación de
Tecnocom.
Los costes por la reestructuración acometida en Tecnocom, el impacto de
la nueva normativa contable y los efectos de la Semana Santa han pesado
han supuesto un mayor lastre de lo previsto en sus cuentas.
A ello se han sumado además el desfavorable tipo de cambio del real
brasileño y el peso mexicano frente al euro, así como los gastos de
integración de sus filiales. Por si eso fuera poco, la menor capacidad
para generar recursos se ha saldado con el aumento de su deuda neta
hasta los 602 millones de euros.
Pero no todo son aspectos negativos. La cartera de pedidos
experimentó un avance del 15%, gracias a la fuerte producción en el
segmento de Tecnologías de la Información, pese a los menores márgenes y
la mayor competencia que el de sus otras actividades de negocio.
Eso ha llevado al equipo gestor a mantener los objetivos fijados en
el plan estratégico presentado en diciembre de 2017.
Entre ellos destaca
incrementar el valor añadido a los clientes e impulsar las actividades
digitales. Aunque de momento, señalan los expertos, la compañía no ha
logrado trasladar en los últimos meses este giro estratégico a su
negocio.
Los contratos más significativos conseguidos en los últimos meses
provienen de las áreas de negocio tradicionales para Indra y en las que
tiene alguna ventaja frente a sus competidores tales como en control
aéreo (Arabia Saudí) y servicios de “ticketing” en el transporte
(Ámsterdam).
Así las cosas, la gran mayoría de analistas optan por mantener
neutral su recomendación sobre Indra. Su PER de 16 veces es además
realmente ajustado teniendo en cuenta su actual capacidad de crecimiento
y de generación de caja. Esta compleja situación general explica que
las acciones del grupo se muevan ligeramente por debajo de los precios
de principio de año tras unos meses de tediosa tendencia lateral.
Un proceso que no parece vaya a cambiar en el corto plazo. No
obstante, los expertos técnicos aconsejan vigilar estrechamente al valor
ante la posibilidad de que ponga en riesgo el soporte que encuentra
sobre los 10,6 euros por acción. La pérdida de este nivel abriría un
hueco importante a la baja.
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