Iberdrola, Endesa y Gas Natural no podrán optar al mayor concurso eléctrico de España dentro del ámbito municipal, el de Madrid, licitado en 82 millones de euros. ¿El motivo? Que no son capaces de aportar el suministro eléctrico a partir de fuentes renovables,
a pesar de que ello es posible. Dicho de otro modo, al fin, su mirada
cortoplacista que está acabando con el Planeta les ha pasado factura a
su cuenta de resultados. Es un día para brindar con el deseo de que la medida adoptada por el Ayuntamiento de Madrid sea contagiosa.
Madrid no es el primer Consistorio que se planta ante las eléctricas,
pero sí el que más pupa ha hecho. Recuerdo que hace tres años escribí
el artículo Las represalias de las eléctricas con los ahorradores, en el que describía la ‘guerra sucia’ de estas compañías con Ayuntamientos como el de Rubí (unos 75.000 habitantes) por haber apostado por las renovables.
En el caso de Madrid, las eléctricas han acudido hasta los tribunales
porque son tan cortos de miras que no ven normal la imperiosa necesidad
de apostar por la energía limpia. Cuentan más los accionistas y sus dividendos que reducir el ritmo de destrucción del Planeta.
La Justicia no se ha puesto de su lado en esta ocasión, porque no
olvidemos que, incluso cuando se sanciona por alguna infracción, las cantidades son tan ridículas respecto a lo que han ganado con tal infracción que siempre compensa.
Es importante que los pliegos del concurso eléctrico de Madrid corran como la pólvora, como ya sucedió con los de Rubí, para facilitar el trabajo a los Ayuntamientos más modestos, para que con un simple corta y pega, se aseste el golpe a las eléctricas:
o apuestan de veras por la energía limpia o que se olviden de seguir
haciendo negocio exprimiendo al medio ambiente como ya exprimen a las
personas en el consumo residencial… Todo ello sin que la pobreza
energética salte todavía las mismas alarmas que conecta la sequía, a
pesar de tratarse de suministros básicos en la vida moderna.
El hecho de que las eléctricas se hayan revuelto contra el Ayuntamiento de Madrid debería hacernos despreciarlas
porque, al hacerlo, también se han revuelto contra nuestra propia
salud. Es preciso dar un paso para atrás y no caer en los errores más
frecuentes, esos que cuando se peatonaliza una arteria en la ciudad nos
lleva a alzar la voz en lugar de aplaudir, pues se trata de medidas que
nos favorecen. No caigan en la misma visión cortoplacista de las
eléctricas porque, tarde o temprano, les pasará factura de algún modo,
como les ha pasado a ellas.
Para mí, ‘lobby’ es el eufemismo de ‘mafia’; forma parte de ese neolenguaje que usan l@s neoliberales para camuflar las tropelías que comenten, los atropellos a que nos someten con una pátina de legalidad mientras el dinero corre bajo la mesa en las más diversas formas. Por este motivo, el varapalo recibido por las eléctricas en la capital es un acto de repulsa a todo lo que representa ese lobby. Ojalá la revolución contra las eléctricas se extienda por todo el país, empresa complicada por la cantidad de puertas giratorias y demás intereses cruzados que hay, pero no imposible.
(*) Periodista
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