Uno de los mantras más repetidos en los últimos años ha sido la fragilidad de la economía catalana debido supuestamente a la convulsión política y otro, más recientemente, contar la marcha de sedes sociales de empresas como si fueran realmente empresas que abandonan Catalunya. El problema que tienen las mentiras económicas a diferencia de las políticas es que periódicamente hay datos macroeconómicos que dan o quitan la razón.

Vale la pena prestar atención a la evolución del PIB catalán en el conjunto español y no fijarse solo en el ejercicio de 2017 sino remontarse unos años atrás. Así, se puede observar fácilmente que si en 2013 el PIB catalán era el 18,8% del español, en 2017 ha sido el 19,2%. Y en estos cinco ejercicios no ha dejado de crecer décima a décima todos los años y todo ello en medio de supuestas tensiones políticas que iban a ser letales para la economía catalana, según el discurso oficial español. 

Otro dato: el porcentaje del 19,2% es el más alto desde el año 2000 y ningún otro territorio lo supera o lo iguala en volumen y porcentaje.

Las mentiras sobre la economía no son diferentes a las de la política pero estas, con paciencia, se pueden rebatir. Es cierto que, en un primer momento, la fuerza mediática española tiene las de ganar pero con el tiempo las cosas acaban volviendo a su sitio.

Hemos asistido en las últimas horas a otra fake news sobre la anulación de la cuarta regata World Race que debía celebrarse en Barcelona en los próximos meses. Rápidamente se ha tratado de vincular la tensión política con la anulación y la crisis existente con la estabilidad política. Al cabo de unas horas, la Fundación de Navegación Oceánica de Barcelona ha puesto el dedo en la llaga. 

La no aprobación de los presupuestos generales del Estado ante la falta de apoyos parlamentarios suficientes a Mariano Rajoy ha sido la principal causa ya que eran del todo necesarios para que el evento fuera declarado de excepcional interés y llevarse a cabo la asignación presupuestaria correspondiente. Ahora se trabajará en los años 2022-2023 para su realización.

A ello se ha añadido el desinterés del Ayuntamiento de Barcelona y de su alcaldesa en un momento en que ya había siete equipos inscritos. Pero claro, liderar proyectos de ámbito internacional no ha formado parte de las prioridades del equipo de gobierno de Ada Colau en los tres años que hace que ocupa la casa consistorial.


(*) Periodista y ex director de La Vanguardia