MADRID.- El exministro socialista y expresidente de Catalunya Caixa, Narcís
Serra, y el resto de investigados por el presunto agujero de 720
millones de euros ocasionado en esa entidad, que ya declararon en la
Audiencia Nacional, señalaron al Banco de España como conocedor de las
operaciones «al estar al tanto de todo».
Además del
exvicepresidente del Gobierno comparecieron los antiguos directores
generales de la caja, Adolf Todó y José María Loza, que apuntaron al
Banco de España, cuyos responsables habrían sido conocedores tanto de
las operaciones inmobiliarias entre 2001 y 2007 (caso de 'Hacienda del Álamo', en la Región de Murcia) como del cambio de
modelo de negocio posterior a 2008.
Asimismo aseguraron que el
proceso para aprobar dichas operaciones cumplió en todo momento la
normativa; prueba de ello, añadieron, es que se hicieron, con éxito,
unas 600 o 700.
A su salida de la sede judicial, donde declaró
durante una hora y diez minutos por el perjuicio causado a la entidad
mediante operaciones urbanísticas supuestamente irregulares entre 2000 y
2013, Serra se dirigió a los periodistas y señaló que había entrado
«muy tranquilo» y que salía «aún más tranquilo», convencido de que «todo
acabará bien».
Los tres investigados relataron que nadie podía
esperar el desplome de los mercados y recordaron que incluso en 2008 se
hablaba de brotes verdes. En su opinión, el agujero patrimonial también
obedece al poco valor por el que se vendieron a la Sareb los activos
tóxicos.
Cuatro de estas operaciones inmobiliarias ruinosas las
acometió Catalunya Caixa en la Región de Murcia y acabaron acarreándole unas
pérdidas de 150 millones, primero con el resort Hacienda del
Álamo, para cuya construcción la caja catalana adquirió por 170 millones
una gran extensión de suelo en Fuente Álamo. Las pérdidas ascendieron a
109 millones.
En Lorca, el perjuicio fue de 16 millones.
Y en Molina de
Segura compró un solar industrial para levantar 800 viviendas. Las
pérdidas superaron los 22 millones.
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