La anécdota es conocida. En un acto del
colegio de abogados de Barcelona en la festividad de St. Ramon de
Penyafort, que yo creía que era un mes antes, al referirse Roger Torrent
a los presos políticos, algunos magistrados, abogados y cargos
abandonaron ostentosamente la sala.
El ministro de Justicia, Catalá, que
presidía, permaneció en su sillón pero recriminó luego en privado a
Torrent por lo extemporáneo de su referencia y la decana del Ilustre
colegio lo reprendió como si fuera un niño, razón por la que algunos
piden su dimisión.
Este
lamentable episodio suscita dos consideraciones, una general y otra
específica. La general es obvia: ¿qué se esperaban los/as ofendidas/os,
tanto quienes se ausentaron como quienes permanecieron? Esta no es más
que la primera muestra de la larga serie de desencuentros, conflictos,
choques en que va a moverse la política catalana en un futuro previsible
mientras siga en vigor el 155 y después de él aunque quizá menos
bruscos.
Obligar a que una sociedad desarrollada viva en un marco
jurídico y político contrario a la voluntad de su mayoría parlamentaria
absoluta y relativa social es algo absurdo. Empeñarse en que, además, no
haya fricciones, conflictos es sencillamente quimérico, porque no
podrán evitarse y cada vez desgastarán más la convivencia. Las manillas
de los relojes catalán y español giran en sentidos contrario.
La específica se refiere a la expresión presos políticos en
sí, tan furibundamente resentida por los habitualmente moderadas gentes
de leyes. Es la eterna cuestión de los universales siempre de honda
raíz por estos pagos. Claro que existen los presos políticos, dicen los
nominalistas, pero estos no lo son; estos son, dicen, "políticos
presos". Desde luego que existen los presos políticos, dicen los
realistas y son estos: los Jordis, Junqueras y Forn y, a más inri,
también están los exiliados políticos, Puigdemont, Ponsatí, Borrás y
Comín.
No,
no hay presos políticos, insiste el B155, en España no hay delitos
políticos. Solo hay delitos de derecho común y esos políticos son presos
de derecho común. Este dictamen ha de recibirse con respeto porque, en
punto a políticos presos, el PP ha hecho varios másters. Tiene un
montón de políticos en el trullo, a punto de entrar en el trullo, en
libertad provisional. En fin, sabe de lo que habla. Cuando lo hace de
políticos presos, pero no cuando de presos políticos. De eso, de presos
de conciencia o por ideas, no sabe nada porque ambos conceptos,
conciencia e ideas, le son ajenos.
Claro
que los presos políticos catalanes son presos políticos. Es más, son
rehenes de una política represiva española profundamente errónea pues
alimenta el fuego que quiere extinguir. Eso da una idea de la que tiene
esta gente sobre sus propias convicciones pues, siendo cristianos,
debieran recordar que su religión se extendió universalmente gracias,
entre otras cosas, a la manía de algunos emperadores de perseguirla.
Claro que son presos políticos. Basta escuchar al juez Llarena en una rueda de prensa en Oviedo
explicar trabajosa e inútilmente por qué el proceso que está
instruyendo no es un proceso político para darse cuenta de que es un
proceso político. El mismo juez que no pide la extradición de Gabriel
porque, según afirma, allí no se concede la extradición mas que a cambio
de pruebas, no de sospechas, pero sí dicta orden de detención en
España. Esta es especialmente injusta porque equivale a una prohición de
entrada.
Claro
que son presos políticos y es imperativo que los organismos
internacionales se movilicen para que se les reconozca esta condición a
los efectos también de que reciban un tratamiento digno y no estén
sometidos a las posibles arbitrariedades y abusos de las autoridades
penitenciarias, para que se les reconozcan derechos injustamente
arrebatados y se castigue a aquellos funcionarios de correos o de
prisiones que abusan de su poder devolviendo el correo de los reclusos a
los remitentes con comentarios ofensivos.
Claro
que son presos políticos, como hay exiliados políticos, a quienes el
B155 no llama "políticos exiliados" porque también sería verdad y solo
se refieren a ellos como "los prófugos".
También
han perdido esta batalla. El B155 está quedando guapo para la historia.
Claro que son presos políticos y exiliados políticos, con la última
incorporación de Anna Gabriel.
Ya está España como suele.
El gran robo del siglo
Excelente resumen del saqueo de España
organizado por una banda de delincuentes que ha tenido el acierto de
decir que es un "partido político" y ha encontrado millones de gentes
crédulas que los vota con los ojos cerrados. Cerrados para no ver que se
trata de una cuadrilla que ha sabido aunar perfectamente el vicio
privado de robar a manos llenas (para sí mismos, sus cónyuges,
parientes, amigos y compinches) con la virtud pública de las medidas
neoliberales, lo que responde siempre al mismo nombre, privatización.
Cuando se roba para el bolsillo propio, como cuando se hace como medida de política económica, se llama privatización.
Negocio redondo. Total impunidad. Saqueo seguro. País arruinado.
Trabajadores con sueldos de hambre, jóvenes en la emigración, parados
sin cobertura, dependientes sin ayudas, jubilados sin pensiones.
Los
principales responsables de este atraco de país son los diputados de
una oposición sumisa que no presentan una moción de censura por dos
razones: 1ª porque no se atreven. 2ª porque ellos han asegurado sus
sueldos estratosféricos, sus privilegios y sus pensiones de cine. Con lo
cual, no tienen prisa en atajar el latrocinio y prefieren que estos
bandidos terminen de rapiñar lo que queda y acaben cómodamente la
legislatura
Ese
es el problema, que tan corrupto es el gobierno y su partido como los
de la oposición y el resto de las instituciones, medios, judicatura,
iglesia, patronal y sindicatos.
¿Que quién paga? Los de siempre, hombre.
La República Catalana, 5ª edición
Anunciar la 5ª edición de La República Catalana
"me llena de orgullo y satisfacción". Me siento como el Rey anterior
cuando anunciaba los muchos bienes que su democrática magnanimidad nos
regalaba anualmente; aunque él no ha publicado libro alguno. Falta de
olfato empresarial de los editores. Recopilando los discursos de padre e
hijo, saldría un tomito muy apañado con vocación de éxito de ventas en
los supermercados.
Verdad es que todos los capítulos serían el mismo,
pues los discursos reales son siempre idénticos. Hasta los heredan, como
el trono. La corona ciñe la misma cabeza pues, como quiere la tradición
inglesa, decana en estas quisicosas, King never dies ("el Rey no
muere nunca"). Misma cabeza, mismas ideas, mismo discurso. Así, los
lectores podrían aprendérselo de memoria. Como el himno de Marta
Sánchez. Todo por la patria.
Espero
que estas observaciones no se consideren injurias a la Corona y acabe
Palinuro haciendo compañía a Valtonyc. Tiempo tendrán los jueces para
mandar al trullo a los barceloneses que mañana, domingo, reciban a
Felipe VI con la cacerolada más grande que se haya hecho jamás. El instructor encontrará fácilmente las pruebas: todo aquel que tenga una cacerola o sartén o pava (pues hay muchas argentinas por allí) abolladas en la cocina, al talego.
Editado en 2016 por Ara Llibres,
hace menos de dos años, esta quinta edición evidencia cierto interés
del público que el autor agradece, pues no pertenece a ese círculo de
excelsos espíritus que solo escriben para sí mismos. Está en castellano,
lengua tan importante en Catalunya como en España. Sus lectores son
casi todos catalanes, esa gente maligna que lee en castellano y catalán
indistintamente solo para fastidiar, tratando de igualar o superar la
facilidad con que el público castellano del resto del Estado lee en
catalán y castellano.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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