MADRID.- El exjefe de la Policía Local de la localidad madrileña de Coslada,
el murciano Ginés Jiménez, negó haber coaccionado a dueños de bares y haber
consumido gratis en diferentes locales. La Audiencia Provincial de
Madrid celebró ayer la tercera sesión del juicio contra Jiménez,
popularmente conocido como el 'sheriff de Coslada' y natural de
Alcantarilla, su mujer y su hijo, seis agentes locales y tres ciudadanos
rumanos vinculados con la prostitución, en el marco de la 'Operación
Bloque' por la que en 2008 fueron detenidos 26 agentes locales.
La
Fiscalía pide para ellos entre ocho meses y 26 años de prisión por
extorsión, amenazas, cohecho, tenencia ilícita de armas y blanqueo, así
como una multa de 2.160 euros para cinco de los agentes por cohecho
impropio.
El fiscal y la acusación particular que ejerce el
Ayuntamiento de Coslada preguntaron por las supuestas coacciones y
amenazas, una a punta de pistola, a dueños de varios locales. El acusado
negó todo, explicando que él y sus agentes cumplían con su «labor de
vigilar el cumplimiento de la normativa».
En cuanto al posible
delito de blanqueo de capitales al que se enfrenta, el exmando policial
relató que «por filosofía de vida» siempre ha guardado la mayor parte de
su dinero en casa, y en el banco solo tenía lo necesario para los
gastos de su vivienda.
De hecho, Jiménez llegó a tener hasta 110.000
euros en efectivo en su vivienda. Cuando fue arrestado, tenía en su
domicilio 23.000 euros «para comprar un Renault Megane» a su hija, y sus
inversiones han sido «siempre legales», según su relato en la Audiencia
Provincial de Madrid.
Al insistirle el tribunal en si tampoco
recibió regalos de hosteleros tras coaccionarles, como declararon
algunos de los que eran sus policías, Jiménez aseguró que sus compañeros
podrían haber declarado «hasta que maté a Manolete», pero solo por
«presión policial» de los agentes de la Policía Nacional que
desarrollaron la 'Operación Bloque', pertenecientes a la Udyco.
«Si
habláis mal de Ginés, podréis salir en libertad», aseguró que le dijeron
estos agentes a los ahora procesados, que según dijo también pudieron
sentir esa presión al declarar en el juzgado, por esa esperanza de ser
liberados.
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