Aunque estemos a sólo tres días de saber si la fantasmada separatista
catalana se concreta en holograma, avatar, piscofonía o cara de
cocomocho, el asunto político que trae de cabeza a todos los partidos
políticos no es qué hará el fantasmón de Bruselas sino cómo digerir el encuestazo de El País, que probablemente este domingo corroborará el ABC, y que coloca a Ciudadanos como primera fuerza si ahora hubiera elecciones generales, con cuatro puntos de ventaja sobre el PP, cinco sobre el PSOE y doce sobre Podemos.
Por
supuesto, una encuesta es la temperatura de un estado de opinión
pública en un momento determinado, y puede decirse que ya otras veces ha
sido más favorecido en las encuestas que en las urnas el partido de Rivera y Arrimadas.
Y cabe hablar ya de los dos líderes de Ciudadanos porque ha sido la
excelente campaña de Arrimadas, contra toda clase de canalladas, la que
ha marcado el despegue espectacular de su partido. Rivera es el líder,
pero a la que llaman "mala puta" es a Inés. Démosle el mérito que tiene.
Lo nuevo en las encuestas
Lo malo
del encuestazo del viernes es que corrobora la tendencia de todas las
encuestas desde hace dos meses. Cataluña ha supuesto el cambio del "voto útil" de centro-derecha del PP a Ciudadanos, y eso no es un hecho aislado sino la pieza más llamativa de un cambio de tendencia más profundo, marcado por el desafío separatista.
Todos se han puesto a hacer cábalas sobre la capacidad que tendría
Ciudadanos para elegir socio de gobierno -o gobernar en solitario con
independientes de izquierda y derecha, que, a mi juicio, es lo que
convendría- pero casi nadie se ha fijado en que lo que marca el
encuestazo, anunciado por El Español y corroborado por ABC, es un clarísimo giro a la derecha del electorado.
La
clave es la crisis nacional, por la que ha salido la gente a la calle
con sus banderas y dando vivas al Rey. Y ante esa crisis que ni el PSOE
-pese al certero análisis de Guerra sobre el fenómeno de las banderas- ni, por supuesto, Podemos, contemplan siquiera como problema, salvo para agravarla, el único partido que ofrece esperanza es Ciudadanos. Porque, y esto es lo nuevo, el PP no tiene credibilidad como obstáculo al separatismo.
La izquierda no tiene remedio, al menos mientras en el PSOE siga con
la murga del federalismo y la plurinacionalidad, que apenas esconde su
plan, que es el del PSC, de desmantelar la soberanía nacional española
con los separatistas catalanes y vascos. Lo de Podemos es peor, porque
se le ve como una fuerza separatista más, con un liderazgo central cada
vez más débil y una dependencia, a la larga insostenible, de grupos
separatistas. La vuelta de Iglesias tras hibernar estas Navidades
ha confirmado que no es capaz de reconocer lo que le pasa: que nadie lo
ve como un líder nacional. Es la única noticia buena para un PSOE
condenado a morir de federalismo, cuando lo que la opinión pública pide,
cada vez con más fuerza, es unidad.
La crisis del PP es, sin embargo, la más honda y más desconcertante.
Por supuesto, Rajoy no ha dejado de bajar en los últimos cuatro años,
pero le pasa como a Iglesias, que se niega a reconocer lo que le pasa:
que no lo quiere la gente y que gobierna con la respiración asistida de
Ciudadanos. Hace dos años que lo anunció Aznar,
y lo echaron con cajas destempladas de politburó rajoyano: el PP no es
propietario de los votos de la derecha y si sigue actuando como si lo
fuera, acabará perdiendo su clásica y sólida hegemonía. Esa opinión
consta en la hemeroteca. Ahora, en las encuestas.
No hay peor ciego que el que no quiere ver
Pero
si la reacción ante el palizón de Cataluña fue nula, ante el encuestazo
ha sido patética. El portavoz del Gobierno se refirió al socio que le
permite a él infatuarse y piafar bellacamente cada viernes como "el partido Ce Ese", recordando a Urdaci y su "Cecé Oó" y, sobre todo al hoy desahuciado Floriano, que les llamó en catalufo bellotero "Chutatans". Hace falta ser oceánicamente tonto, con síntomas de falta de riego cerebral, para decir eso el mismo día en que Rafael Hernando, el que bailoteaba con Irene Montero para divertir a Wyoming, se queja de que "el partido Ce Ese" no les presta algún diputado para formar grupo parlamentario en Cataluña. ¿Una orden mendicante se muestra despectiva? ¿Habrá majadería mayor?
Cualquier partido grande tiene rachas buenas y malas, lo que no se
puede permitir es la costumbre de negarse a ver lo que está a la vista. Y
desde el maldito día en que Rajoy quiso que se votara en Cataluña antes
de juzgar a los golpistas, lo que ve cualquiera es una ola de opinión a favor de Ciudadanos.
Y la mejor forma de convivir con ella no es combatirla, sino
acompañarla. Claro que Rajoy es el que se burló de Rivera después de que
éste le hiciera Presidente diciendo que un líder del PP "no se le
encuentra en las cafeterías". A este paso, se le va a encontrar en la
cola del INEM.
Vuelve la Virreineta del diálogo
Y
en vez de amigarse con Ciudadanos, la Moncloa prefiere volver a
amancebarse con Godó y el famoso "catalanismo moderado", el de Millo y
compañía. Unos días después de las elecciones catalanas, tras cosechar
el peor resultado de cualquier partido nacional en unas elecciones
regionales o nacionales, el Gobierno del PP habilitó la entrega de nueve
millones de euros a la red de medios de comunicación en catalán que
conforman la estructura básica del golpe de Estado separatista: 7
millones para el grupo Godó y otras empresas de menor envergadura en
prensa escrita, radio y televisión, y 2 millones para los medios de internet, que han sido y son la avanzadilla más violentamente antiespañola del golpismo separatista.
La
excusa de Moncloa para derramar una lluvia de oro sobre unos medios
incapaces de valerse por sí mismos y concebidos para la ruptura con
España desde tiempos de Artur Mas,
es que si ayudaban a Godó y no a los digitales "podrían acusarlos de
prevaricación en los tribunales". Que es donde están los jefes políticos
de esa barahúnda de medios adoctrinadores y manipuladores cuyo único
fin es destruir el Orden Constitucional. Moncloa prefiere que le acusen de ayuda a la rebelión que ser criticada por Juliana.
Cospedal ha asegurado a su entorno que cuando en la Pascual Militar denunció la campaña de noticias falsas
y manipulaciones putinescas contra España a cuenta del desafío
separatista no sabía que estaba haciendo el más espantoso de los
ridículos porque su íntima enemiga Soraya había decidido seguir
financiando la mayor máquina de mentir de Europa, creada por la
Generalidad y alimentada con dinero de todos los españoles para insultar
a España, burlarse de la Constitución, ciscarse en la Ley y ser una de
las pocas empresas que no tienen que salir de Cataluña para sobrevivir.
El 'partido Pe Pe' asegura su solvencia financiera. Ninguno de los
medios de papel o internet en España recibimos esa ayuda (ni la
pedimos), pero de ser en catalán y separatistas ganaríamos mucho dinero,
directamente extraído de los bolsillos de los ciudadanos, y , como
diría Guerra, ¡Tó p’ar Gorpe!
Otra: pocos días después de tener que devolver las tallas de Sijena, el consejero de Cultura de la Generalidad Méndez de Vigo recurrió ante la Justicia el cumplimiento de la orden judicial por el ministro de Cultura… Méndez de Vigo.
El argumento es sorayino... "Si no lo hacemos, podrían acusarnos de
prevaricación", los que podrían acusarles son los acusados de delitos
tan graves como los de rebelión, sedición y malversación de fondos, por
urdir y perpetrar el Golpe de Estado desde la Generalidad y con fondos
del FLA (tres millones halló la policía) pero a los miembros y las
'miembras' del Gobierno y la 'Gobierna' del 'Pe Pe' y de la 'Pa Pa', les
preocupa más qué dirá Juliana que Llarena "Marisoraya quiere dialogar" -se reirá Godó- "Y yo le sigo y le cobro la corriente…" Hasta que se los lleve a todos la riada.
(*) Columnista
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