Barcelona,
listas electorales: Junts Per Catalunya, 85 apellidos catalanes,
dos Sánchez y un árabe en el puesto 19 y, sorpresa, en el 77 un
Castiñeira i Fernández, apellidos gallegos y asturianos hermanados
por una i latina. En la lista de Ciudadanos hay pocos catalanes de
primer apellido, pero eso sí hay de todo, castellanos, vascos y
también un árabe en el puesto 55. Las listas del PSC tienen mucha más
mezcla, así como las de Los Comunes y algo menos transversalidad en
la de ERC.
Curiosidades
y ejercicio de modestia en las listas de en Comù-Podem y la CUP. En
efecto, el último puesto de la candidatura de Barcelona es para Ada
Colau Ballano; apellido este último que corresponde a un toponímico con
origen en La Ballana, un despoblado dependiente del municipio de Almazán
(Soria). Colau es un apellido abundante en la Polinesia francesa.
El otro ejercicio de humildad le corresponde a Anna Gabriel Sabaté.
Gabriel viene ni más ni menos que de los asirios y se popularizó en
nuestras tierras en el Reino de Aragón, heráldica y escudos de armas.
Sabaté tendría como referencia una noble familia que en siglos pasados
acompañó a Don Luis de Requesens en los hechos de Flandes. Linajes
ilustres.
En resumen: concentración de apellidos catalanes en Convergencia y
más españoles de todos los orígenes en Ciudadanos. La mezcla es más
abundante en el PSC y en los Comunes y algo menos en ERC. Una última
duda sobre el por qué la señora Gabriel Sabaté se ha catalanizado el
Anna con dos enes.
Me comentaba un viejo amigo levantino que la conversión de nombres no
catalanes a catalanes quizá se remonte a los descartes de la Exposición
Universal de 1929. En aquellas fechas llegaron muchos inmigrantes,
artesanos de diversas comarcas españolas, murcianos en buen número.
Al terminar la Exposición se quedaron en Cataluña. Unas fechas,
aquellas, del calendario que desgraciadamente vendrían a coincidir con
la gran depresión de los EEUU y sus secuelas en la propia Cataluña.
Sobraba gente y los auténticos catalanes empezaron a rechazar a
aquellos charnegos que competían con sus puestos de trabajo. Pasaron los
años. Guerra Civil, posguerra, la SEAT, desarrollismo franquista,
transición democrática y restauración de la Generalitat, así como la
Olimpiada de 1992 y la integración de España en la UE.
Las diferencias entre más y menos catalanes prácticamente
desapareció hasta la Gran Recesión de 2008-2010. Recortes
presupuestarios y aumento del paro. Un terreno bien abonado para
reavivar el discurso excluyente en tanto que crecía la clientela de
funcionarios y políticos amparados por la Generalitat que superaría al
número de catalanes emprendedores y contribuyentes al famoso 3%. Los
mensajes son contundentes: “España nos roba”; “Los franquistas nos
encarcelan”.
Para quienes ya somos viejos en esta España y Cataluña no podemos
olvidar el populoso y entusiasta recibimiento con que se acogió al
General Franco en su visita a Barcelona. Ahí están las imágenes del
No-Do que desafían a las de los desafortunados desalojos del 1 de octubre
pasado.
¿Quién ha dicho que no hubo catalanes nacionalistas que colaboraron
con el gobierno de Franco?. Es el caso de Manuel Ortínez i Mur.
Interesante paradigma. El señor Ortínez mantuvo desde 1955 una estrecha
relación con Josep Tarradellas, y llegó a ser secretario personal del
President en 1978-1979, también fue un hábil mediador entre Tarradellas y
Suárez. Previamente había sido Director General del IEME, años
1965-1971; el poderoso organismo encargado de custodiar y distribuir las
divisas en la España de la autarquía.
En una entrevista de La Vanguardia del 7/10/1977, Ortínez explica el
significado de la presidencia de Tarradellas: “La derecha catalana, que
dispone de una tradición liberal como la de Cambó, apenas existe hoy
políticamente. Se trata de recuperar las instituciones de nuestro pueblo
en un clima de confianza y comprensión con el gobierno central… Las
medidas económicas, por bien intencionadas que estén, serán
gramáticamente ineficaces si Tarradellas no pudiese lograr, mediante la
creación de un gobierno de unión nacional que vaya desde la UCD de
Cataluña (¿Ciudadanos?) hasta el PSUC (PSC), el clima necesario para que
el mundo económico catalán se sacuda de encima el actual derrotismo”.
Conocí al señor Ortínez en 1962-1963. Me lo presentó mi director
general en el Ministerio de Comercio con estas palabras: “A partir de
ahora vas a estar a la orden de este señor (Director del Servicio
Comercial de la Industria Textil) para defender los intereses de España y
Cataluña frente al Acuerdo sobre Textiles de Algodón (luego Acuerdo
Multifibras), que había establecido los EEUU”. La defensa salió bastante
bien. Los norteamericanos aceptaron nuestros planteamientos y las
empresas textiles catalanas adscritas al SECEA no tuvieron ninguna
queja.
El derrotismo del que hablaba el señor Ortínez ha vuelto. Las
empresas se van, la seguridad jurídica está en tela de juicio mientras
los independentistas-carlistas prevalecen sobre la tradición
empresarial-liberal de que lo venía siendo Cataluña.
(*) Economista del Estado
No hay comentarios:
Publicar un comentario