CARTAGENA.-
MC Cartagena solicitará la adhesión del resto de grupos políticos del
Ayuntamiento de Cartagena para requerir a la Dirección General de
Bienes Culturales de la Comunidad Autónoma la incoación del expediente
que finalice con la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) para
la Casa Maestre. Esta petición continuaría la ya tramitada sobre la Casa del Niño, también por el partido liderado por José López.
Así, el primer teniente de alcalde y concejal del área de Cultura y Patrimonio, Ricardo Segado, expondrá en el próximo pleno las razones que avalan la demanda de la formación cartagenerista.
De
materializarse esta iniciativa, los vecinos del municipio y visitantes
tendrían la oportunidad de profundizar en el conocimiento de uno de los
edificios más significativos del auge del modernismo de Cartagena, pues
una de las consecuencias directas es la obligación del propietario de facilitar la visita determinados días al mes, normalmente cuatro.
Este deber queda reflejado en el art. 8.1.c de la Ley 4/2007, de 16 de marzo, de Patrimonio Cultural de la CARM,
evitando la citada necesidad de acceso que el cierre constante del
edificio le haga sufrir patologías propias de la situación, e incluso
que pueda instalarse mobiliario urbano de diversa índole frente a él.
Según MC Cartagena, la Casa Maestre (1906) cuenta en la actualidad con un régimen de protección contemplado en el Plan Especial de Ordenación y Protección del Casco Histórico (PEOPCH),
si bien el mismo se ha manifestado como insuficiente, al carecer de
protección, inexplicablemente, la fachada que mira a la antigua calle
del Pocico.
El inmueble, de titularidad privada, conserva la escalera original.
En este punto, cabe reseñar que su propietario anterior, una
institución bancaria, vació su interior. Sin embargo, existe noticia de
que conserva en perfecto estado una sala del primer piso y, posiblemente, alguno de los pisos del edificio.
La Casa Maestre, al igual que ocurrió con la totalidad de las construcciones civiles de la época, tuvo su origen en el auge de las empresas de la minería, cuyos propietarios aglutinaban el poder político y económico.
Se ubicó en una de las nuevas plazas ajardinadas de la ciudad, la de Valarino Togores (actual Plaza San Francisco), que constituía junto a la Plaza de la Merced una de las zonas preferidas por la burguesía de la ciudad.
En 1906 la poderosa familia Maestre encargó al arquitecto catalán, Marcelino Coquillat Llofriú, los planos de su nueva residencia. El proyecto fue dirigido por Victor Beltrí, no apartándose en ningún momento del diseñado por Coquillat.
Resultó la obra que destapa una etapa más rococó en Beltrí. La fachada de piedra contiene una profusa decoración vegetal con espectaculares hojas de acanto, abundando en un diseño floral en el que se hace un mayor uso del latiguillo.
Se ubicó en una de las nuevas plazas ajardinadas de la ciudad, la de Valarino Togores (actual Plaza San Francisco), que constituía junto a la Plaza de la Merced una de las zonas preferidas por la burguesía de la ciudad.
En 1906 la poderosa familia Maestre encargó al arquitecto catalán, Marcelino Coquillat Llofriú, los planos de su nueva residencia. El proyecto fue dirigido por Victor Beltrí, no apartándose en ningún momento del diseñado por Coquillat.
Resultó la obra que destapa una etapa más rococó en Beltrí. La fachada de piedra contiene una profusa decoración vegetal con espectaculares hojas de acanto, abundando en un diseño floral en el que se hace un mayor uso del latiguillo.
Asimismo, el mirador curvilíneo de piedra en la parte
central es uno de los puntos donde el diseño cobra mayor fuerza y
originalidad. Todos los detalles del edificio son de un buen acabado,
destacando la carpintería de la puerta principal, cuyos llamadores y
tiradores son auténticas filigranas de la orfebrería modernista.
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