MURCIA.- La Universidad de Murcia, a través del Departamento de Zoología y
Antropología Física de la Facultad de Biología, ha colaborado en el
proyecto LIFE+ Segura Riverlink. Franqueo fluvial, que trata de resolver
una problemática ambiental con los peces nativos de la Cuenca del Segura.
La iniciativa ha sido coordinada por la Confederación Hidrográfica del
Segura y también han participado la Subdirección General de Medio
Natural de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, el Instituto
Tecnológico Agrario y Agroalimentario (ITAGRA) y la Asociación de
Naturalistas del Sureste (ANSE).
El Programa LIFE es el único instrumento financiero de la Unión Europea
dedicado, de forma exclusiva al medio ambiente. Su objetivo general para
el período 2004-2020 es contribuir al desarrollo sostenible y al logro
de los objetivos y metas de la "Estrategia Europa 2020" y de las
estrategias y planes pertinentes de la Unión en materia de medio
ambiente y clima.
LIFE+ Segura Riverlinke unproyecto demostrativo que se ha llevado a
cabo en la Región de Murcia, en tramos de los ríos Segura y Moratalla y
ha incluido algunas áreas de la "Red Natura 2000". El proyecto
buscaba mejorar y fortalecer la conectividad entre los ecosistemas
naturales mediante una serie de actuaciones encaminadas a acercar el río a
su estado natural.
El río Segura es protagonista de muchos parajes naturales de la
Región de Murcia. Además de la indudable belleza de algunos puntos de su
recorrido, el Segura ha sido importante para la explotación agrícola o
energética de la región. Esto, junto con los grandes contrastes
climáticos que posee la cuenca, han hecho de este río uno de los cauces
más regulados de Europa debido a la gran cantidad de obstáculos
fluviales construidos en él.
"Es una de las cuencas más impactadas a
nivel de regulación. Hay muchas presas. Los regímenes de caudales no
siguen criterios ambientales, sino más bien criterios de demanda
agrícola y eso tiene unas consecuencias sobre la fauna acuática",
comenta Francisco José Oliva, investigador del proyecto y profesor de la
UMU.
Estos obstáculos, como presas y azudes, interrumpen el flujo natural
de agua y sedimentos, y constituyen barreras físicas para los movimientos
naturales de migración, dispersión y colonización de los peces entre los
tramos altos y bajos del río, dando origen a problemas ambientales y
empeorando el estado ecológico del río.
El equipo de la Universidad de Murcia se ha centrado mayormente en su
especialidad: "Hemos estado más involucrados en el seguimiento
ambiental de las comunidades de peces", cuenta el profesor Oliva. La
cuenca está muy cambiada, fundamentalmente debido a la invasión de
especies que no son autóctonas. Muchas han venido por el trasvase
Tajo-Segura. Otras ni siquiera se sabe realmente cómo han llegado hasta
aquí. Se seleccionaron varias especies para monitorizar y estudiar,
aunque la especie centinela elegida fue el barbo, que sí es nativo del
río Segura.
Una de las principales actuaciones del proyecto era construir escalas
de peces, es decir, nuevos pasos que ayuden a las especies nativas a
remontar el río y poder comer o reproducirse debidamente. También se ha
demolido algún azud viejo.
Se han construido diferentes escalas para los peces. En este caso,
cuatro tipologías: dos tipos de pasos de artesas (estructuras de cemento
por las que el pez va "escalando"), las llamadas "rampas de roca" (se
utiliza como pequeña ayuda para el salto en azudes que no son difíciles
de franquear) y ríos artificiales: "Es un pequeño riachuelo que se crea
desde la parte de arriba del azud, de forma paralela", explica Francisco
José Oliva.
En este punto se contó con la Universidad de Palencia, que
posee grandes expertos en el diseño de pasos para peces. Aunque, sin duda, el aspecto innovador del proyecto está en el componente social del mismo.
Implicando a la sociedad
El cauce del río pasa por una gran cantidad de territorios privados.
El proyecto ha introducido una medida para que los dueños de las tierras
adyacentes (y que en muchos casos explotan el río para labores agrícolas o
de otro tipo) se comprometan en la conservación del Segura. Lo han
llamado "Custodia del Territorio".
Este acuerdo con los propietarios,
unida a la participación de las asociaciones de la zona, puede llevarnos
a un mejor trato del entorno, más allá del Dominio Público Hidráulico.
"En una cuenca como esta es esencial que se involucren los
propietarios limítrofes de esas zonas de actuación, pero también por
ejemplo que se involucren los concesionarios de los azudes, de esas
presas.", señala el investigador.
De hecho, la participación e implicación ciudadana han sido unos de
los ejes del proyecto. El plan incluyó un extenso programa de
voluntariado ambiental para que los ciudadanos, de diversas edades y
perfiles, participaran directamente en el desarrollo, ejecución y
seguimiento del LIFE+ Segura Riverlink.
Este programa de voluntariado se
elaboró con la participación de las diferentes asociaciones presentes en
la zona, recogiendo sus sugerencias y propuestas. También se realizaron
actividades de sensibilización mediante una campaña de educación
ambiental en colaboración con los centros educativos de las zonas de
actuación. Todo fue coordinado por ANSE.
Continuidad y aplicación
El problema de algunos de estos proyectos es que, cuando se descubren
herramientas que mejoran la gestión del entorno, no se aplican los
resultados o las investigaciones posteriores se centran en otras cosasy
todo el trabajo queda un poco en el aire.
"Es frustrante a veces ver
cómo no se aplica todo el trabajo que hemos realizado, pero nosotros
tenemos que seguir aportando ideas y sugerencias. Si se aplica el 100%,
genial; si es el 50%, también; y si es nada, pues continuamos
trabajando", admite el profesor Oliva.
"Desde las universidades debemos realizar investigaciones que aporten
algo a la sociedad y más desde las nuestras, que son públicas. La gente
está tomando cada vez más consciencia de este tipo de problemas y
nosotros debemos seguir aportando", afirma Francisco José Oliva.
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