miércoles, 25 de octubre de 2017

¿Por qué no te callas? / Adrián Ángel Viudes *

En noviembre de 2007 se celebraba en Santiago de Chile la cumbre iberoamericana de jefes de Estado. Estaba en el uso de la palabra el presidente de España señor Zapatero. Chaves, presidente de Venezuela, le interrumpía constantemente; en su ultima perturbación, refiriéndose al presidente Aznar, rebuznó: “Una serpiente es más humana que un fascista”. 

Zapatero, hombre de no muchas luces, quedó mudo ante el improperio, y el Rey Juan Carlos, sentado unos sillones más a babor, disparó al sátrapa de Chaves: ¿”Por qué no te callas”?. Esa  espontánea respuesta dio la vuelta al mundo, con grandes aplausos para el Borbón, y morisquetas para el dictador Chaves.

Más que una reconvención, la frase acuña una recomendación.
Nuestra literatura está llena de recomendaciones dichas por afamados pensadores y dirigidas a aquellos  políticos boquirrotos que nos intentan embaucar con su fallido verbo.

A veces más vale callar y pasar por tonto que abrir la boca y demostrarlo

Obrar y callar son las dos base de un gobierno verdaderamente fuerte.

Es mejor tener la boca callada y parecer estúpido que abrirla y que se note.

En boca callada no entran moscas
De lo que no puedo hablar tengo la obligación de callarme.

Sabios consejos, que, a mi parecer, no son ni aceptados, ni aplicados por los políticos que actualmente nos gobiernan o nos oponen.

Digo todo lo anterior como exordio para comentar la idea que, recién, expuso en la Asamblea Regional nuestro presidente  el señor López Miras acerca de su ocurrencia para regenerar el agónico Mar Menor. “Que se deje entrar más agua del Mediterráneo”.

Cuando Tomás Maestre, sobrino, proyectó el gran puerto deportivo de La Manga, consideró imprescindible, como aliciente para los propietarios de puestos de atraque, facilitarles la posibilidad de navegar por el Mar Menor. 

En una de las reuniones que propició para conseguir el apoyo de las cofradías de pescadores y de los Ayuntamientos ribereños, prometió que si se demostraba que el canal era perjudicial para la pesca y la salubridad del pequeño mar, de inmediato lo repondría a su forma original. 

El tiempo ha confirmado, inequívocamente, que la entrada continuada de agua del Mar Mayor a través del canal, ha  sido nociva, en grado sumo, para el Menor. El descenso de la salinidad, la salida de especies propias de este mar, la entrada de otras especies, como las medusas, la proliferación de algas que están tapizando los fondos impidiendo el sustento de los afamados mújoles, debido a lo cual han desaparecido. Son hechos contrastados que no admiten discusión, y demuestran el enorme perjuicio que la apertura del canal ha ocasionado al Mar Menor.

 Apuntemos pues hacia otra solución: Que por quien corresponda se construyan unas compuertas a fondo a las entradas de ambos mares y que dichas compuertas funcionen como un sistema de esclusas: Abrir una, paso de todas las embarcaciones, cierre,  apertura de la otra. De esta manera se impediría la entrada de agua del Mayor al Menor y se detendría el irreversible proceso de mediterranización del Mar Menor que le está llevando a su desaparición”.

Este párrafo ilustrativo, formó parte de un artículo mío publicado hace más de veinticinco años: “SALVEMOS EL MAR MENOR”.

Presidente López Miras, con todo respeto le digo que usted de esto de la Mar entiende muy poco. Sus proclamas de este verano sobre que el  Mar Menor  ha recobrado las condiciones que tenía hace diez años fueron, cuando menos, inoportunas e intempestivas.

Tengo la impresión que el cargo se le ha subido un  “pelín” a la cabeza, y ello, a mi entender, se debe a que está cayendo en la trampa de escuchar las continuas alabanzas de los lisonjeros, de los pelotas, de los que, en privado, dicen que a usted le falta un hervor, pero le bailan el agua para seguir medrando. Aproveche, con humildad, perspicacia y discreción, la suerte que le ha caído de poder presidir, sin ser elegido, nuestra querida Región. Siga utilizando el tirón de los medios para ocupar portadas, pero limite sus declaraciones a lo más imprescindible. Escuche, medite y continúe formándose. 

A ningún “penene” se le ha dado la oportunidad que usted ha tenido de llegar a tan alta magistratura. Nosotros, los resignados murcianos, seguiremos soportando, no nos queda otro remedio, su falta de experiencia; pero si, olvidando su suerte, y supervalorando su capacidad, se empeña en pontificar, en darnos lecciones, en aparecer como el maestro “Ciruela”: “Que no sabía leer y puso escuela”, le aseguro que, antes de lo que usted piensa, se podría encontrar con un estridente “A ver si te callas”, que podría ser el preámbulo para devolver a su excelencia al aulario del que todavía no debió salir.

Quedo a su disposición.


(*) Ex presidente de la Autoridad Portuaria de Cartagena 


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