miércoles, 25 de octubre de 2017

Peligro de propagación del conflicto en España y alarma en Europa / Antonio Sánchez-Gijón *

La in­mi­nente apli­ca­ción del art. 155 de la Constitución que man­tendrá el au­to­go­bierno de Cataluña bajo la tu­tela del go­bierno de Madrid hasta que haya nuevas elec­ciones au­to­nó­mi­cas, está po­la­ri­zando las fuerzas po­lí­ticas es­pañolas in­tere­sadas en de­bi­li­tar, des­acre­ditar o sim­ple­mente de­rribar el ré­gimen cons­ti­tu­cional vi­gente. 

Esas fuerzas han em­pe­zado ya a mo­vi­li­zarse y or­ga­ni­zarse. Esos mo­vi­mien­tos, a su vez, en­cuen­tran eco en otras partes de España donde existe un fuerte mo­vi­miento na­cio­na­lista: el País Vasco y Navarra. 
La percepción sobre los riesgos para la paz que pueden resultar de la resistencia de los independentistas a la suspensión del ‘govern’ y de su presidente, empieza a alarmar a Europa. 

En síntesis, y por orden de mención, se han producido los siguientes hechos:
La Associació de Municipis per la Independencia (AMI) y la Associació Catalana de Municipis (ACM), que entre las dos agrupan a 700 municipios, con una mayoría de ellos muy pequeños, hicieron a primera hora de la tarde del domingo día 22 un llamamiento a mostrar “el rechazo total a la aplicación del art. 155 de la Constitución Española” y pedir la celebración de plenos extraordinarios, desde el próximo lunes al miércoles, para denunciar que su aplicación “liquida, de facto, la autonomía catalana a través de un fuerte ataque a los derechos de los catalanes y catalanas”.

Además, culpabiliza al gobierno por ”la incapacidad de diálogo del Estado español”. El comunicado escoge palabras potencialmente aptas para suscitar una fuerte reacción popular: el gobierno, dice, ha optado “por la vía de la represión”, usando de “la brutal violencia policial contra la población pacífica del 1 de octubre”.

La mayor parte de los municipios reunidos en esas asociaciones participaron en el despliegue de colegios electorales informales el pasado 1-O y ayudaron a las votaciones y al recuento de votos, a pesar de la prohibición expresa de hacerlo por parte del Tribunal Constitucional. Puede presumirse, entonces, que se van a mostrar igualmente activos en cualquier intento organizado de obstaculizar el despliegue de las fuerzas del orden comandadas desde el ministerio de Interior.

La expectación creada por los acontecimientos de Cataluña tiene eco en el País Vasco, con consecuencias difíciles aún de discernir. La portavoz de la independentista EH Bildu, Maddalen Iriarte, aseguró que “Euskalherría también será estado independiente en breve”. Iriarte confirmaba con esa frase la sospecha suscitada por el presidente del partido popular vasco, Alfonso Alonso, en el sentido de que en Euskadi ya están dados los ‘ingredientes’ para reproducir una situación similar a aquella por la que pasa Cataluña.

En las próximas horas o días será preciso prestar atención a los ecos que lo de Cataluña tendrá entre las fuerzas pro-catalanistas de la Comunidad Valenciana y las islas Baleares.

La precipitación de los acontecimientos de Cataluña ha producido una primera reacción de alarma en una cancillería europea. Jean-Ives Le Drian, ministro francés de Exteriores, describió la actual situación del conflicto catalán como la contraposición entre “un estado de derecho que hay que respetar”, y “el riesgo de una dislocación peligrosa”.

La aplicación del art. 155 CE llevará consigo la necesidad de hacer frente a movilizaciones populares, como las registradas el 1-O y en la semana que acaba de terminar, en que han participado cientos de miles de partidarios de la independencia.

Según sus organizadores, fueron 2.300.000 para la ‘consulta’ y 450.000 para apoyar a los dos líderes populares del movimiento independentista, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, detenidos por su colaboración en poner cerco durante toda una noche a la Guardia Civil, mientras realizaba una diligencia judicial.

Por otra parte, ya se han producido ataques cibernéticos contra instituciones del estado, que en algún caso han durado unas horas. El ministerio del Interior intentó este domingo convencer a la opinión de su total confianza en los Mossos, a pesar de las investigaciones judiciales sobre algunos de ellos por su pasividad o complicidad en la votación ilegal.

La lealtad de ese cuerpo policial (17.000 agentes) al gobierno es crucial para que se pueda aplicar el 155 con toda su eficacia. De otro modo, todo el peso de su ejecución descansaría en los 8.000 agentes de la guardia civil y la policía nacional actualmente desplegados en Cataluña.

El ministerio del Interior debe asegurar el control y tranquilidad de centenares, si no millares, de puntos en riesgo de ser asediados o sobrepasados por militantes independentistas, tales como juzgados (unos 800 jueces en territorio catalán), fiscalías, la delegación del gobierno en Barcelona y otras capitales, centros de comunicaciones de todo tipo, acuartelamientos, sedes de partidos políticos opuestos a la secesión, nudos de carreteras principales, aeropuertos y puertos.


(*) Periodista


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