Pedro Antonio Sánchez abandona la
política acorralado por dos casos judiciales (Púnica y Auditorio) que
pueden llevarle a pisar la cárcel. Nadie sabe si con ello se ha quitado
un duro pesar, lo que sí es seguro es que se acabó el impás de zozobra y
desazón en el que ha sumido a su partido en la Región de Murcia por su
insensata resistencia a soltar el fino hilo con el que se seguía
agarrando a la política activa. Quienes realmente se han quitado un duro
pesar son los militantes de su partido al que tanto dice amar y al que
ha dañado gravemente.
La petición de nueve años de cárcel por
parte de la acusación popular en el caso Púnica, la fundada sospecha de
que la fiscalía también podría pedir cárcel y encuestas internas que
otorgan al PP entre 14 y 15 escaños, han sido el mazazo definitivo que
ha impulsado a Pedro Antonio Sánchez a arrojar la toalla que dijo que se
tragaría antes de rendirse. Génova se lo venía sugiriendo y hasta
pidiendo desde hace tiempo.
Ya no era bienvenido en los actos nacionales
de partido protagonizados por Rajoy. No acudió a la Interparlamentaria
de principios de septiembre celebrada en Valencia pese a ser el
presidente del Grupo Parlamentario Popular en la Asamblea mientras se
dedicaba a colgar en Twitter fotografías del atardecer en La Manga; y
tampoco acudió la semana pasada a la Interprovincial celebrada en Palma
de Mallorca a donde mandó al diputado Francisco Bernabé.
Pero se ha marchado dando coces
impropias de un político al que algunos llegaron a comparar con
Churchill, porque lo ha hecho con unas declaraciones que dirigentes de
su propio partido han calificado de ´auténtico despropósito´; y no
porque haya descrito a Miguel Sánchez, González Tovar y Urralburu como
los malos, malísimos de la película, sino porque ha admitido con toda
naturalidad, casi como algo habitual, que siendo alcalde pudo haberse
hinchado a dinero cobrando comisiones, porque algunas le ofrecieron, y
no las denunció como era su obligación según el artículo 262 de la Ley
de Enjuiciamiento Criminal, que dice claramente: «Los que por razón de
sus cargos, profesiones u oficios tuvieran noticia de algún delito
público, estarán obligados a denunciarlo inmediatamente al ministerio
fiscal, al tribunal competente, al juez de instrucción y, en su defecto,
al municipal o al funcionario de policía más próximo al sitio si se
tratare de un delito flagrante».
Intentar sobornar a un alcalde para
obtener cualquier tipo de favor o ventaja es un delito. La fiscalía está
sopesando si abre diligencias y le llama para preguntarle quién le
ofreció esas comisiones con las que se podría haber hinchado y a cambio
de qué prebendas. También puede ser que Pedro Antonio Sánchez, que no da
puntada sin hilo, esté lanzando un velado mensaje a quienes sí las
aceptaron y a quienes las ofrecieron.
Aquel por el que repicaron
las campanas de la iglesia de su pueblo el día que fue investido
presidente de la Comunidad Autónoma hace poco más de dos años, se marcha
viendo fantasmas fruto de la tensión a la que se ha visto sometido (no
se entiende que sepas que te han pinchado el teléfono y no lo denuncies a
la Guardia Civil) y dejando regalos envenenados a Fernando López Miras
al decir «conmigo de candidato en 2019, el PP ganaría por mayoría
absoluta pese a la reforma de la ley electoral», dando por hecho que sin
él, eso no será posible y olvidando que en 2015 no lo logró y tenía la
ley de su parte.
Ahora solo falta conocer qué destino le depara el
futuro y si es cierto el rumor de que ha negociado con Génova un puesto
en algún organismo internacional del Estado en el extranjero. De ser
cierto, es de esperar que se trate de un país con tratado de extradición
con España.
Pedro Antonio Sánchez ha seguido el camino marcado
por Valcárcel, que como Saturno sigue devorando a sus hijos: devoró a
Juan Carlos Ruiz, devoró a Alberto Garre y ahora ha devorado a su joven
delfín. Misión cumplida, ha dicho a Génova con la mirada puesta en las
elecciones al Parlamento Europeo de 2019 donde repetirá para seguir
gozando de las mieles y los chocolates bruselenses porque ha hecho
buenas migas con Antonio Tajani pese a ser el responsable directo de la
mayor crisis política e institucional que ha vivido la Región de Murcia,
porque solo él tomó la decisión de designar a Pedro Antonio Sánchez con
una querella de la fiscalía en su contra.
No basta con el paripé.
A los populares murcianos les queda ahora Fernando López Miras, que necesita algo más que los aplausos de una Junta Directiva que dócilmente lo aplaude todo desde hace años, que acaba de permitir que se incumplan los estatutos del partido que dicen claramente que el presidente debe salir de un congreso. Es que además López Miras necesita la legitimidad que da la liturgia política de los congresos si quiere ganarse el respeto de sus propios militantes y simpatizantes que empiezan a estar hartos de escuchar «este chico tiene potencial», que es lo que los maestros dicen a los padres de un alumno zote para no herir sensibilidades.
A los populares murcianos les queda ahora Fernando López Miras, que necesita algo más que los aplausos de una Junta Directiva que dócilmente lo aplaude todo desde hace años, que acaba de permitir que se incumplan los estatutos del partido que dicen claramente que el presidente debe salir de un congreso. Es que además López Miras necesita la legitimidad que da la liturgia política de los congresos si quiere ganarse el respeto de sus propios militantes y simpatizantes que empiezan a estar hartos de escuchar «este chico tiene potencial», que es lo que los maestros dicen a los padres de un alumno zote para no herir sensibilidades.
No basta con el paripé de una Junta Directiva amaestrada
en un partido que no ha tenido un congreso político realmente serio y
depurativo desde aquel en el que Valcárcel se impuso a Juan Ramón
Calero. No descarten que Génova haya decidido dar carrete a López Miras
para ver si cuaja mientras busca un candidato de más enjundia para 2019
en el caso de que no termine de echar la mata y sea necesario recurrir a
alguien de más peso que contrarreste a los de Alberto Garre, quien está
midiendo los tiempos y vienen pisando fuerte.
Y hoy, las primarias socialistas.
Se acabó el impás en el PP y esta noche terminará el impás en el PSRM-PSOE, que hoy celebra la segunda vuelta de unas primarias socialistas en la Región de Murcia que han mostrado que el partido está completamente dividido; que hay muchos militantes que votan al dictado de los jefes de agrupación desvirtuando el eslogan «un militante, un voto», como en Cartagena Sur, y que viejas glorias del socialismo murciano como Ramón Ortiz y Alfonso Navarro se resisten a morir políticamente y siguen moviendo hilos en las sombras.
Se acabó el impás en el PP y esta noche terminará el impás en el PSRM-PSOE, que hoy celebra la segunda vuelta de unas primarias socialistas en la Región de Murcia que han mostrado que el partido está completamente dividido; que hay muchos militantes que votan al dictado de los jefes de agrupación desvirtuando el eslogan «un militante, un voto», como en Cartagena Sur, y que viejas glorias del socialismo murciano como Ramón Ortiz y Alfonso Navarro se resisten a morir políticamente y siguen moviendo hilos en las sombras.
La segunda
vuelta de las primarias socialistas ha permitido certificar que la
candidata María González Veracruz, por su dilatada experiencia política,
sabe moverse como pez en el agua en el aparato orgánico del partido.
Todo lo contrario que Diego Conesa, que con cierta vergüenza y bastante
indignación ha descubierto de qué son capaces algunos viejos carcamales
socialistas y porque es tan importante acabar con oscuras prácticas y
cambiar caras dentro del PSOE.
La segunda vuelta de las primarias
socialistas ha permitido que los candidatos echen el resto y hablen sin
tapujos. Diego Conesa ha llegado a decir que no quiere ganar
arrodillado por haber tenido que prometer cargos a cambios de votos y
María González ha llegado a jurar por su hijos que no ha dado cargos a
nadie: ni a Ana Belén Castejón, de Cartagena ni a Roberto García, que
ahora la apoya tras haber soltado sapos y culebras por su boca del clan
Tovar.
Los militantes socialistas de la Región de Murcia acuden
hoy a las urnas divididos para decidir entre Diego Conesa y María
González en un momento clave de la política murciana en el que el
alhameño ha conseguido el respaldo del deseado Francisco Lucas que
finalmente ha decidido apostar por las bases del cambio para que el
PSRM-PSOE recupere el gen ganador y ha pedido a los 544 militantes que
le apoyaron el pasado domingo que hoy voten con el corazón y pensando en
el futuro del partido, de sus hijos y de la Región de Murcia.
Los
batacazos electorales que el viejo socialismo se está dando en
diferentes países de Europa obliga a una reflexión profunda con un
Podemos al acecho en España y en la Región de Murcia dispuesto a ocupar
el menguado espacio electoral que aún le queda al PSOE.
Los
socialistas murcianos no terminan de entender que para vencer al PP en
la Región de Murcia no basta con que este partido atraviese momentos de
debilidad como los actuales, es fundamental que recuperen la confianza
de la sociedad murciana y de que ésta los perciba como una alternativa
seria de gobierno, algo que el PSRM-PSOE no ha conseguido y por eso
lleva más de veinte años vagando en la oposición como vaca sin cencerro.
(*) Periodista
http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2017/09/30/acabo-im-pas/863637.html
1 comentario:
Asi es, Sra Roda,Valcarcel es el principal responsable de la mayor crisis politica e institucional que ha padecido la Region de Murcia y debe asumir su responsabilidad.
La puerta de salida señalada a PAS es la misma que el debe tomar. em lugar de mirar para otro lado.
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