Sorpresa enfado y hasta indignación cuando este domingo se enfrentaron con el titular de un editorial del periódico británico Financial Times,
un periódico de referencia en todo el mundo, que venía a decir lo que
mayoritariamente vienen diciendo todos los medios de comunicación de
España y de Europa: “el Referéndum de Cataluña no tiene fundamento
jurídico para la independencia”.
Los que han roto ya de hecho, con la legalidad española, entre ellos
el vicepresidente de la Generalitat Oriol Junqueras, el propio
presidente de la Generalitat Carles Puigdemont y el que viene ejerciendo
de ministro de Asuntos Exteriores en la sombra, Raul Romeva, estaban
convencidos de que, después de muchas giras internacionales, sin ser
recibidos por nadie, ni conseguir apoyos para la causa durante las
últimas semanas la prensa internacional se había vuelto a su favor, a
raíz de un artículo en The New York Times que se manifestaba partidario del Referéndum, aunque no de la independencia.
Posteriormente informaciones del periódico británico The Guardian y dos crónicas de dos periodistas distintos del Financial Times,
una del hasta ahora corresponsable en Madrid Tobias Buck trasladado a
Berlín y otra del corresponsal europeo David Gardmer , junto con un
suplemento económico en el que se vendía que Cataluña era el mejor lugar
de Europa para invertir, le hicieron creer a muchos independentistas
que la opinión pública internacional había cambiado de repente de signo y
que contaban con apoyos mas allá que los de la televisión pública
catalana.
Pero el domingo, no en ninguna crónica, sino en un editorial,
quedaron sorprendidos al ver como el periódico que creían haber ganado
para la causa afirmaba que era ilegal todo lo que habían hecho durante
las últimas semanas en el Parlamento catalán, recordando además, que en
las elecciones regionales celebradas en septiembre de 2015, las fuerzas
pro independencia, que iban desde los nacionalistas de centro derecha a
los radicales de izquierdas, consiguieron una mayoría reducida de
escaños, pero no lograron una mayoría de todos los votos emitidos.
“Esto no era un fundamento para acelerar el programa secesionista”. Sin
embargo, sigue diciendo “FT”, el gobierno regional y legislativo ha
seguido adelante, de todas formas, y de una manera que se salta
alegremente las normas democráticas apropiadas para un tema de tanta
importancia.
“La ley de referéndum de Cataluña, aprobada el 6 de septiembre, no
fija un umbral mínimo de votos para que el resultado sea válido”. En
teoría, una pequeña minoría del electorado de la región podría
desencadenar una declaración de independencia. En tales circunstancias,
y teniendo en mente la apasionada recurrida legalidad del voto,
cualquier proclamación de una Cataluña independiente sería despojada
de legitimidad política.
“El periódico sostiene que se celebre o no el
Referéndum, el paso esencial para ambas partes es abrir negociaciones
serias (no hay que olvidar que la célebre carta a Rajoy y al Teya
firmada por Puigdemont, Colau, Oriol Junqueras y Forcadell) sobre una
versión actualizada de la autonomía de Cataluña. El estatuto de 2006,
aprobado por las legislaturas española y catalana y por los votantes
de Cataluña en un referéndum, pero anulado imprudentemente en 2010 por
el Tribunal Constitucional español, podría ser un buen punto de
partida.
Por cierto que en la educación de este lunes del Financial, y
en una crónica de la polémica, la de David Gardner, David Cameron
profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Yale mantiene la
tesis de que el tiempo se agota para evitar una crisis constitucional “y
con el Referéndum el presidente catalán Puigdemont y, acompañado por
Mariano Rajoy, se precipitará hacia una crisis constitucional”.
(*) Periodista y economista
No hay comentarios:
Publicar un comentario