miércoles, 27 de septiembre de 2017

Angustia en Madrid / Enric Juliana *

Medio minuto de vídeo puede desmoralizar un país. “¡A por ellos!”, gritaban el lunes unas cuantas decenas de personas congregadas en Huelva para despedir a unidades de la Guardia Civil destinadas a Catalunya. 

Una escena similar se vivió en Cór­doba. Los policías eran saludados como si formasen parte de un cuerpo expedicionario rumbo a un peligroso país extranjero. Centenares de miles de personas han visto ese vídeo en las agitadas redes sociales. Y muchas han quedado sobrecogidas. Esa no es la España en la que quieren vivir. 

La preocupación, el temor y la angustia eran perceptibles ayer en muchas conversaciones en Madrid. “¿Qué pasará?”.

La escena de Huelva no es representativa del sentimiento de la gran mayoría de los españoles, incluidos los andaluces, muchos de los cuales viven los actuales acontecimientos con una especial tensión y amargura, que hay que intentar comprender. Andalucía-Catalunya, una dialéctica compleja que va más allá de los límites de la política y se adentra en el terreno del psicoanálisis.

Es muy delicada esta cuestión. Tan delicada que cuesta escribir sobre ella con pincel fino. El Sur tiene miedo a quedar desprote­gido por las nuevas convulsiones sociales, después de haber ganado una de las batallas morales de los años setenta. La cuestión meridional: reconocimiento y protección bajo la bandera de la so­lidaridad. El Sur está inquieto. En España, en Italia, en Portugal.

En noviembre del año pasado, Milán, capital económica de Italia, ciudad europea a toda vela, mientras Roma se hunde en el mal gobierno, votó a favor de la controvertida reforma de la Cons­titución de 1948, en aquel desgraciado referéndum que el egocéntrico Matteo Renzi quiso convertir en plebiscito personal. 

Pese al mal humor contra el primer ministro, el 60% de los mi­laneses dijeron sí a las nuevas reglas: más poder para el Ejecutivo, menos poder para el Parlamento, más agilidad, más cambios. Nápoles y Palermo y todas las demás ciudades del Mezzogiorno di­jeron no, con tremenda contundencia. “¡Esos cambios serán usados en nuestra contra!”. 

Los jóvenes del Sur votaron no en masa. En Portugal, la izquierda con­siguió la mayoría en las últimas elecciones con un notable apoyo del voto meridional. El Sur español teme que la intensa protesta catalana comporte un cambio de reglas. Su inquietud es legítima, pero lo peor que puede hacer es escoger malas metáforas, como la del Frente Único Antijaponés, o alentar la represión.

El vídeo de Huelva es un terrible spot para el inmovilismo de Mariano Rajoy, sometido anoche a los deslizantes juegos de palabras de Donald Trump en la Casa Blanca. Los vídeos de Huelva y Córdoba contienen tanta carga negativa que han puesto en alerta a mucha gente en toda España.

En estas horas se echa en falta una voz serena y arbitral.


(*) Periodista


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