Ya no hay lugar para las protestas porque el objetivo se ha
conseguido», ha dicho el diputado del PP Francisco Bernabé. Qué ocasión
para permanecer callado. Porque han sido precisamente las protestas las
que han facilitado que se consiga (aunque, de momento, solo de palabra)
el objetivo.
El día que se inaugure el Ave en una soterrada estación del
Carmen, los murcianos no tendrán absolutamente nada que agradecer a
Bernabé ni a sus otros compañeros de partido en los escaños del
Congreso, esos que votan allí lo contrario de lo que sus colegas
autonómicos votan aquí (véase la supresión de los aforamientos). Todo se
lo deberán a la lucha incesante, razonada, con alternativas
practicables y pacífica de esa aldea de galos de la zona sur de la
capital agrupados en torno a la Plataforma Prosoterramiento. Los que
cobran un sueldo público por defender las demandas de los vecinos no se
han merecido las nóminas, ya que los vecinos han tenido que hacer su
trabajo por ellos y, más escandalosamente, contra ellos.
¿Qué se
ha conseguido? Un compromiso verbal del actual ministro de Fomento, que
movió el culo la semana pasada para venir a Murcia, al inicio de las
obras en superficie (lo único constatable, de momento) para tratar de
desmovilizar a una Plataforma que ya ha sido ninguneada reiteradamente
por promesas similares de los antecesores de De la Serna, de consejeros
de Obras Públicas o Fomento (entre ellos, el propio Bernabé en su día) o
de los que fueron todopoderosos dirigentes del PP, Valcárcel y Cámara.
En más de treinta años de lucha por el soterramiento (diez con Gobiernos
regionales del PSOE, y veintipico con el PP en el poder) esa Plataforma
ha escuchado todo tipo de compromisos, promesas presupuestarias para la
realización del soterramiento (antes incluso de que se inventaran los
Ave) y anuncios de plazos nunca cumplidos, eso sí, con espectaculares
vídeos de realidad virtual para consumo de ingenuos. ¿Por qué tendrían
los plataformos que mostrar ahora una nueva fe si lo que hay
presupuestado y en ejecución es tan sólo ´el Ave por arriba´?
Los
compromisos verbales del ministro, hechos a calzón quitado (así se
planifican las obras públicas en España: sobre la marcha, e improvisando
por tramos), alcanzan a los presupuestos de 2018, que nadie puede
garantizar que se aprueben ni aun sobornando al PNV y al diputado
socialista canario, a la vista de los reducidos apoyos con que cuenta el
Gobierno popular en el Congreso que, además, verá previsiblemente
reducida su capacidad presupuestaria después de que Cataluña vuelva a
chupar nuevos planes especiales de inversión en las negociaciones que se
iniciarán tras el 1-O.
Y una vez el Ave en el Carmen en superficie ¿no
aparecerán nuevos argumentos, incluso razonables, acerca de que lo
prioritario es avanzar las conexiones con Cartagena y Lorca antes que
insistir en el soterramiento, pues al fin y al cabo el tren ya está en
Murcia y tal y tal?
Hay algo evidente: el Ave va a llegar en
superficie, justo contra lo que viene luchando la Plataforma, que se
constituyó para soterrar las vías. Por tanto, es una burla pretender que
se callen y esperen pacientemente a un futuro soterramiento en un ya te
veré ministerial, otro más. Resulta sorprendente que cuando, en el
trazado de una autopista o una línea de tren, los ingenieros se
tropiezan con una montaña o una cordillera no duden en taladrarla en
costosísimos túneles, en vez de escalarla, pero si encuentran a su paso
barrios poblados de gente opten por demediar el espacio público, tirar
por el camino de enmedio y arrinconar a las personas. Y, encima, lo
hacen apelando al bien general de la mayoría de la población no
afectada, como si pudiera obtenerse un bien a costa de causar un mal.
Pero
en el argumentario de los agiprop del Gobierno constan algunas
tonterías más que no merecerían reseña si no fuera porque hacen daño a
la inteligencia. Por ejemplo, que si se hiciera una estación provisional
en Beniel a la espera del soterramiento habría que desplazarse en coche
hasta esa localidad. ¿Acaso los usuarios de Bullas, por ejemplo, o de
cualquier otro lugar de la Región podrían prescindir del coche para
tomar el tren en el Carmen? ¿Y por qué si Renfe traslada a los pasajeros
en autobús desde Granada a Antequera para el viaje en Ave hasta Sevilla
mientras concluyen las eternas obras entre las dos primeras ciudades no
podría dar igual servicio entre el Carmen y Beniel? Molestias para los
viajeros sí, pero ¿por qué es preferible sustituirlas por las molestias a
los vecinos?
Otro mantra es que las movilizaciones de la
Plataforma despiertan la actividad de los grupúsculos violentos en sus
márgenes. Si tomáramos esto en consideración nadie podría convocar jamás
protestas contra el Gobierno, que tal vez es lo que se pretenda. Ese
esquema nos llevaría a suprimir la romería de la Fuensanta, pues entre
los peregrinos se dan abundantes casos de bebedores compulsivos e
incontinentes practicantes de la cópula matutina, actos contrarios al
buen y pacífico fin del transporte de la imagen.
El auténtico
objetivo conseguido, según lo firmado y contratado al día de hoy, y de
lo que no habla Bernabé, es el de convocar las próximas elecciones
autonómicas con la foto de la inauguración del Ave en el Carmen. Quieren
hacer un tenderete electoralista por la vía de urgencia. Y para esto
están empezando a montar una costosísima, y según el Gobierno, efímera,
infraestructura que constituye un gasto tan prescindible como absurdo.
(*) Columnista
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