sábado, 26 de agosto de 2017

Muere el torero albaceteño Dámaso González a los 68 años

ALBACETE.- El matador de toros Dámaso González ha fallecido a primera hora de esta mañana, en Madrid, a los 68 años víctima de una fulminante enfermedad que se lo ha llevado en menos de un mes desde que se la diagnosticaron, han informado fuentes allegadas al veterano espada albaceteño. Dámaso González Carrasco nació en Albacete el 11 de septiembre de 1948 y está muy vinculado por fuertes lazos de amistad a la familia murciana Bernal-Barnuevo.

Fue un virtuoso del temple, una capacidad que dominó más que nadie para imponerse a todo tipo de toros, domeñarlos y llevarlos siempre cosidos a la muleta, la cual era prácticamente intocable, y lo que le hizo erigirse en una de las grandes figuras del toreo de los 70 y 80 junto a Manzanares, Paquirri y El Niño de la Capea.
Aún se desconoce donde serán velados sus restos, aunque, según las mismas fuentes, será en Albacete, donde era muy querido y considerado uno de sus hijos predilectos por sus innumerables triunfos y, sobre todo, por la calidad humana que siempre demostró. Proveniente de una familia humilde de ganaderos, Dámaso trabajó en su juventud como repartidor de leche, de ahí su apodo de "El Lechero" en las capeas.
Se vistió de luces por primera vez el 27 de agosto de 1966 en un festejo menor de Albacete. El 10 de agosto del año siguiente toma parte de una becerrada en Alcalá del Júcar (Albacete). Comenzó su carrera de novillero en 1967 bajo el sobrenombre de Curro de Alba. El 19 de marzo de 1969 se presenta en Barcelona y obtuvo un gran éxito de cuatro orejas y un rabo, lo que propició que pocos meses más tarde, debutara en Madrid.
Se despidió del escalafón menor cortando siete orejas y un rabo en Valencia, para tomar la alternativa el 24 de un junio de 1969 en Alicante de manos de Miguelín y en de Paquirri, con toros de Flores Cubero. Confirmó doctorado el 14 de mayo de 1970 con toros de Francisco Galache, teniendo a El Viti como padrino y a Miguel Hernández como testigo.
En 1970 sumó 45 actuaciones en España y otras tantas en América, confirmando alternativa en La México el 20 de diciembre. Su éxito comenzó a descender en 1973 como consecuencia de una cogida en Almansa. A pesar de todo, realizó un total de 65 corridas. El receso de su carrera profesional fue todavía mayor a raíz de unos Sanfermines desafortunados y a un toro devuelto al corral en Barcelona, el 18 de julio de 1975.
Volvió a salir a flote en la Feria de Valencia y terminó el año de nuevo en vanguardia, con 63 corridas toreadas. En 1980, los críticos de Radio Nacional de España le otorgaron por mayoría absoluta el trofeo "Oreja de Oro", al triunfador de esta temporada. Desde 1970, Dámaso González toreó en todas las Ferias de Madrid, menos en las de 1972 y 1985. Obtuvo una oreja en 1970 y otra en 1978 y, finalmente, el 25 de mayo de 1979, logró cortar dos orejas a un ejemplar de La Laguna y salió por la puerta grande.
Una cornada el día de la alternativa y cuatro más en sus años de matador en León, Barcelona, Lima y Almansa, le dejaron como huella una cicatriz en la cara. Fue un matador que tuvo buenos años durante las dos temporadas en las que fue apoderado por los hermanos Martín Berrocal (1986 y 1987), su declive comenzó en 1988, ese año intervino en la última de la Feria de San Isidro, de Madrid.
Aparcó el traje de luces en enero de 1989, dedicándose desde entonces a intervenir en algún que otro festival taurino, en su mayoría benéficos. Intervino en los carteles de la corrida a beneficio de Asprona, de Albacete, entre 1983 y 1988, en marzo de 1989 fue nombrado socio de honor de esta asociación dedicada a la protección y educación de niños deficientes.
En enero de 1990 anunció su vuelta a los ruedos para el año 1991, vistiéndose de luces el 20 de septiembre para intervenir, en Nimes, en la alternativa de su paisano y discípulo Manuel Caballero. Esa tarde cortó tres orejas y un rabo. Prosiguió con su carrera de luces hasta que el 16 de septiembre de 1994 tuvo lugar su última corrida en Albacete, en la que sus compañeros, José María Manzanares y Espartaco le sacaron a hombros.
En octubre de 1994, Dámaso González fue elegido "Manchego del año", por la casa de Castilla-La Mancha de Barcelona, por haber paseado el nombre de Albacete por todo el mundo y por sus cualidades humanas y taurinas. En mayo de 1998, el diestro, aún en retiro, cortó dos orejas en un festival taurino celebrado en Albacete, a beneficio de la institución "Sagrado Corazón" (Cotolengo)
Su última corrida en activo fue en la Feria de Valencia de 2003, a los 55 años. Desde entonces se ha dedicado a su ganadería, que llevaba el nombre de su hija, Sonia González. También su hijo, del mismo nombre que él, llegó a ser novillero

La misa funeral será este domingo en la Catedral de Albacete


VALENCIA.- Los restos mortales del maestro manchego Dámaso González serán trasladados a lo largo del día a su tierra natal, donde este domingo por la mañana será instalada la capilla ardiente en la Plaza de toros de Albacete desde primera hora del día. A partir de las 13:15 horas será cuando se celebre una misa funeral en la Catedral de San Juan, de Albacete, para posteriormente darle cristiana sepultura, según avanza la revista taurina Aplausos.

Dámaso González ha fallecido en la madrugada de este sábado tras una grave enfermedad contra la que estaba luchando durante los últimos meses, aunque no haya trascendido, nacido el 11 de septiembre de 1948, pasará a la historia como uno de los grandes toreros de su época, entre los años 70 y 80, destacando su proverbial temple.
El torero albaceteño se formó como novillero en las capeas de los pueblos. Tomó la alternativa en Alicante el día de San Juan de 1969, con Miguelín de padrino y Paquirri de testigo y toros de Flores Cubero. Confirmó en Madrid en 1970 con El Viti y Miguel Máquez ante toros de Francisco Galache. Se retiró en 1988 y, tras un regreso en 1992, dejó los ruedos en 1994, toreando posteriormente alguna corrida esporádica.
Nunca dejó de estar relacionado con el mundo del toro, fue ganadero de bravo e incluso su hijo intentó seguir sus pasos. Hombre afable, siempre estará en el recuerdo de aficionados y mundo del toro.

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