BRUSELAS.- ¿ Se 'fuma' el eurodiputado Ramón Luis Valcárcel sesiones del Palamento Europeo?¿Estaba hoy presente el murciano cuando la bronca a una cámara prácticamente vacía por parte del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker? Son preguntas que no puede dejar sin respuesta después de lo que nos cuesta él (12.000 euros al mes + gastos y retiro de por vida) y todo su equipo secreto a los contribuyentes europeos.
Porque el presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker,
estalló este martes en la Eurocámara al encontrarse con que solo una
treintena de los 751 eurodiputados estaban presentes en el pleno.
"El Parlamento Europeo es ridículo, muy ridículo. Que haya solo una treintena de diputados en la sala demuestra que la Eurocámara no es seria", dijo contundente Juncker al tomar la palabra en el debate.
La Eurocámara debía hacer balance de los logros de la presidencia maltesa de turno de la Unión Europea, en una sesión en la que también intervenía el primer ministro de Malta, Joseph Muscat.
"Si en vez del señor Muscat estuviera aquí la canciller alemana, Angela Merkel, o el presidente francés, Emmanuel Macron, tendríamos un hemiciclo lleno", añadió.
El presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, afeó la crítica de Juncker a la institución y le recordó que "es el Parlamento Europeo el que debe controlar a la Comisión Europea, y no al revés".
Las palabras de Tajani no callaron, sin embargo, al presidente de la Comisión, que dijo que no volvería a acudir a un encuentro de ese tipo, y que la "Eurocámara debería respetar más a las presidencias, incluso de los países más pequeños", en referencia a Malta.
Juncker mostraba así su empatía con Muscat, habida cuenta de que él mismo fue durante 19 años primer ministro de otro pequeño país: Luxemburgo.
"El Parlamento Europeo es ridículo, muy ridículo. Que haya solo una treintena de diputados en la sala demuestra que la Eurocámara no es seria", dijo contundente Juncker al tomar la palabra en el debate.
La Eurocámara debía hacer balance de los logros de la presidencia maltesa de turno de la Unión Europea, en una sesión en la que también intervenía el primer ministro de Malta, Joseph Muscat.
"Si en vez del señor Muscat estuviera aquí la canciller alemana, Angela Merkel, o el presidente francés, Emmanuel Macron, tendríamos un hemiciclo lleno", añadió.
El presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, afeó la crítica de Juncker a la institución y le recordó que "es el Parlamento Europeo el que debe controlar a la Comisión Europea, y no al revés".
Las palabras de Tajani no callaron, sin embargo, al presidente de la Comisión, que dijo que no volvería a acudir a un encuentro de ese tipo, y que la "Eurocámara debería respetar más a las presidencias, incluso de los países más pequeños", en referencia a Malta.
Juncker mostraba así su empatía con Muscat, habida cuenta de que él mismo fue durante 19 años primer ministro de otro pequeño país: Luxemburgo.
El portavoz de la Eurocámara, Jaume Duch,
confirmó a través de su cuenta de Twitter que posteriormente Tajani y
Juncker habían mantenido una reunión en la que el presidente de la
Comisión había "lamentado los términos utilizados", y subrayó que el presidente de la Eurocámara daba el tema "por zanjado".
Desde los grupos parlamentarios, el presidente del PPE, Manfred Weber,
declaró en actitud mediadora que antes de comentar nada se reuniría con
ambos (Juncker y Tajani) para escuchar lo que tenían que decir.
Por su parte, el presidente de la Alianza de Socialistas y Democráticos (S&D), Gianni Pittella, excusó su ausencia en la sala ya que se encontraba reunido con el comisario de Sanidad y Seguridad Alimentaria, Vytenis Andriukaitis, y reconoció la necesidad de "cumplir con nuestro mandato participando en las sesiones del Parlamento Europeo".
Sin embargo, el líder de los socialistas expresó que el enfado de Juncker también debería ir dirigido al "sin número" de reuniones del Consejo de la UE "en las que no se toman decisiones, como todas las de inmigración".
El eurodiputado de Los Verdes Sven Giegold también rechazó las palabras de Juncker, y le instó a disculparse con el Parlamento ya que "boicotearlo no hace bien a la democracia europea".
Aunque el comportamiento del presidente de la Comisión fue "totalmente inapropiado", Giegold le dio la razón en que cuando los jefes de Estado de "países más pequeños" hablan en el pleno atraen menos interés que cuando lo hacen Merkel o Macron.
Desde Izquierda Unida consideran que Juncker "tiene derecho a enfadarse", aunque le recuerdan que el Parlamento es la única institución comunitaria elegida por sufragio universal y "se debe a él", afirmó la eurodiputada Paloma López.
"El problema de fondo es que las agendas de Tajani y del propio Juncker no están coordinadas y, además, las sesiones del plenario coinciden con otras actividades de los diputados, como reuniones, comisiones, delegaciones, etc.", añadió.
Entre la treintena de eurodiputados que estuvieron presentes en el inicio de la sesión plenaria se encontraban parlamentarios de todas las formaciones europeas que tenían turno de palabra, incluidas dos españolas: Rosa Estarás (PP) y Maite Pagazaurtundúa (UPyD).
Pagazaurtundúa dijo luego que los grupos parlamentarios "debían haber alertado de la importancia del debate", en el que un primer ministro acudía a cerrar el semestre.
La eurodiputada vasca explicó que, en general, cuando se encuentran fuera del pleno están "trabajando", aunque destacó la importancia de asistir hoy por la presencia de Muscat.
También estuvo al menos presente durante el debate otro eurodiputado español, Jordi Solé (ECR), que dio la razón a Juncker y se hizo eco mediante las redes sociales de la imagen del hemiciclo vacío.
El Parlamento, reunido esta semana en pleno en Estrasburgo, está compuesto por 751 eurodiputados de 28 nacionalidades, 54 de ellos españoles y cuenta con un presupuesto anual de 1.900 millones de euros.
Por su parte, el presidente de la Alianza de Socialistas y Democráticos (S&D), Gianni Pittella, excusó su ausencia en la sala ya que se encontraba reunido con el comisario de Sanidad y Seguridad Alimentaria, Vytenis Andriukaitis, y reconoció la necesidad de "cumplir con nuestro mandato participando en las sesiones del Parlamento Europeo".
Sin embargo, el líder de los socialistas expresó que el enfado de Juncker también debería ir dirigido al "sin número" de reuniones del Consejo de la UE "en las que no se toman decisiones, como todas las de inmigración".
El eurodiputado de Los Verdes Sven Giegold también rechazó las palabras de Juncker, y le instó a disculparse con el Parlamento ya que "boicotearlo no hace bien a la democracia europea".
Aunque el comportamiento del presidente de la Comisión fue "totalmente inapropiado", Giegold le dio la razón en que cuando los jefes de Estado de "países más pequeños" hablan en el pleno atraen menos interés que cuando lo hacen Merkel o Macron.
Desde Izquierda Unida consideran que Juncker "tiene derecho a enfadarse", aunque le recuerdan que el Parlamento es la única institución comunitaria elegida por sufragio universal y "se debe a él", afirmó la eurodiputada Paloma López.
"El problema de fondo es que las agendas de Tajani y del propio Juncker no están coordinadas y, además, las sesiones del plenario coinciden con otras actividades de los diputados, como reuniones, comisiones, delegaciones, etc.", añadió.
Entre la treintena de eurodiputados que estuvieron presentes en el inicio de la sesión plenaria se encontraban parlamentarios de todas las formaciones europeas que tenían turno de palabra, incluidas dos españolas: Rosa Estarás (PP) y Maite Pagazaurtundúa (UPyD).
Pagazaurtundúa dijo luego que los grupos parlamentarios "debían haber alertado de la importancia del debate", en el que un primer ministro acudía a cerrar el semestre.
La eurodiputada vasca explicó que, en general, cuando se encuentran fuera del pleno están "trabajando", aunque destacó la importancia de asistir hoy por la presencia de Muscat.
También estuvo al menos presente durante el debate otro eurodiputado español, Jordi Solé (ECR), que dio la razón a Juncker y se hizo eco mediante las redes sociales de la imagen del hemiciclo vacío.
El Parlamento, reunido esta semana en pleno en Estrasburgo, está compuesto por 751 eurodiputados de 28 nacionalidades, 54 de ellos españoles y cuenta con un presupuesto anual de 1.900 millones de euros.
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