sábado, 1 de julio de 2017

El PP va de culo / Ángel Montiel *

Hubo un tiempo cercano en que hasta en los mítines del PP y por los prohombres que aspiraban a gobernar en su nombre se hacía chanza de los homosexuales, sin complejo alguno, como si lo de Miguel de Molina o lo de García Lorca, en el horizonte de la Historia democrática que se recuperaba, hubiera obedecido a gamberradas de exaltados que no hubieran entendido bien la ironía de los líderes morales que azuzaban implícitamente la represión desde las tribunas.

En 1995 fui testigo de cómo Ramón Luis Valcárcel se mofaba de Josep Borrell en un acto público electoral celebrado en el Royal Place, curiosamente porque el entonces ministro socialista proponía un plan hidrológico con múltiples trasvases, entre ellos el del Ebro, justo en el tiempo en que el aspirante a presidir la Comunidad de Murcia apostaba por la desalación; esto antes de que se cambiaran las tornas y todo fuera justamente al revés. 

Pero en aquel acto del Royal Place, la burla de Valcárcel a Borrell se expresaba incluso con gestos como el de ponerse el dedo índice en el mentón, bailar los ojos y afinar la voz. Un guiño más o menos sutil, refrendado con grandes carcajadas desde la audiencia fiel, que apelaba a las noticias de cierta prensa que sugerían una relación homosexual entre el entonces ministro y el torero Ortega Cano. 

El macho alfa que era Valcárcel para el PP podía permitirse el lujo de amagar con expresiones amariconadas porque se entendía que eran paródicas, aunque hay que admitir que teatralizaba con mucha convicción. En la crónica de aquel acto le di para el pelo, pero esto no impidió que en otro posterior hiciera una parecida representación, esta vez aludiendo a un alcalde socialista al que tituló de marica, porque entonces los del PP entendían que esta condición afectaba a todo aquel que tuviera amigos o colaboradores que se identificaran como tales, aunque es curioso que pasado el tiempo el staff popular no tuvo reparos en hacer negocios con quien ya era exalcalde, sin reparar en prejuicios. También en ese caso denuncié la homofobia del aspirante a presidente de la Comunidad, por supuesto sin consecuencias prácticas, pues fue elegido por mayoría.

Muchos años después, en un almuerzo a solas en el restaurante Pan Ocho, Valcárcel me agradecería aquellos reproches, dando a entender que le habían sido útiles para contener sus impulsos. Todo esto antes de que el PP de Rajoy recurriera ante el Tribunal Constitucional la Ley de Matrimonio Homosexual y de que poco después el presidente del Gobierno asistiera a la boda de su vicesecretario general de Acción Sectorial del Partido Popular, Maroto, con un señor con bigote.

No es que sean ridículos, que también, sino que en la cosa del Orgullo van de culo.
 

(*) Columnista



http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2017/06/30/pp-culo/841669.html 

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