¿Dimitirá PAS? Probablemente. Si está decidido a hacerlo, el momento
más adecuado sería mañana, una vez haya expuesto su réplica en sede
parlamentaria a Rafael González Tovar, autor de la moción de censura
contra él. Sería un discurso testamentario, y se ahorraría otra tortuosa
sesión en que las tortas le vendrían de todos los lados, innecesaria si
el final es el adiós.
El hecho de que haya adelantado a hoy la reunión
de la junta directiva del partido, que tenía inicialmente calculado
convocar para la tarde del miércoles, es un dato que acrecienta la
expectativa de que podría dimitir antes incluso de la celebración del
debate, que ya no tendría lugar. La mayoría de los indicios conducen, en
cualquier caso, a que dimitirá.
Pero otras apariencias reducen
esa posibilidad. Génova permanece imperturbable incluso ante la nueva
munición que se acumula contra el presidente murciano, y justo en el
peor tramo para sus intereses políticos. Los ´jóvenes leones´ que venían
a darle un barniz a Rajoy ya no se distinguen de él en absoluto tras
ser empleados en la portavocía de la resistencia, como fue ayer el caso
de Pablo Casado, quien volvió a insuflar oxígeno a PAS incluso después
de que el TSJ de Murcia registrara el informe del juez instructor del
caso Púnica.
Pero todavía es más llamativo que Miguel Sánchez, portavoz
de Ciudadanos en Murcia, compareciera también ante la prensa para subir
los decibelios de su indignación sin que de ello se derivara un cambio
de actitud en su fórmula para cerrar la crisis, incompatible con la que
promueven los socialistas con el apoyo de Podemos y, por tanto,
inválidas ambas a efectos resolutivos de mayoría parlamentaria. Copio y
pego: C´s quiere elecciones en seis meses, y PSOE y Podemos quieren
Gobierno alternativo al del PP hasta concluir la legislatura. Si ambas
posturas permanecieran inflexibles, como se desprende tanto de las
declaraciones del líder de C´s como de la resolución del comité regional
del PSOE, PAS lo tendría fácil: salvaría la presidencia tras la
conclusión del pleno de la censura.
Pero la prudencia desaconseja
a los populares jugarse el poder a cara o cruz. Y no sólo la prudencia.
Está también La Voz de los Supercicutas, fuentes alternativas del
interior de Ciudadanos, en Murcia y en Madrid, que les advierten sobre
que, en efecto, este partido no está dispuesto a hacer presidente a un
socialista, pero puestas las cabezas de Tovar y de PAS en una misma
balanza, se cobrarían la última aunque fuera a costa del enaltecimiento
de la primera. Al parecer, Albert Rivera ha proclamado, al modo
Peckinpah: «Traedme la cabeza de Pedro Antonio Sánchez».
Y si éste se
empeña en exponerla junto a la corona de las siglas que lo avalan, se
llevarán por delante la cabeza y las siglas. Esto no lo proclaman
todavía, y seguirán sin hacerlo, pero podrían practicarlo en el último
instante, llegada la votación de la tarde del jueves. De ahí que el PP
siga sin tenerlas todas consigo. Cuanto Miguel Sánchez más habla de
elecciones anticipadas, más se convencen en el PP de que ejerce un papel
engañoso, y esto a pesar de que el portavoz de Ciudadanos no parece a
primera vista un actor sofisticado. Si PAS dimite, como parece, nunca
sabremos lo que en realidad habría hecho Ciudadanos en el instante
decisivo.
¿Mantendrían los riveristas hasta el final su posición
oficial, la que viene cantando hasta ahora, de manera que no coincida
con el bloque PSOE-Podemos y salvara a PAS a pesar de todo? Hay una
lógica que conduce a esto, pues es obvio que nadie en la Región quiere
unas elecciones anticipadas, que la historieta del ´Gobierno técnico´ de
seis meses es infumable, pues ¿quién que no fuera político querría ser
consejero durante seis meses tan sólo para abrir cajones mientras la
Región exige soluciones a sus problemas acumulados en todos los frentes?
Este invento retórico no hay quien lo compre, salvo que se decidiera
llevarlo a cabo para liquidar a PAS y al PP y después se busquen
pretextos para que los seis meses se prolonguen a dos años. Pero si
Ciudadanos, tras ser ninguneado por el PP lo fuera también por el PSOE,
no tendría otro remedio que apoyar otra futura moción de censura del PP
contra Tovar.
Sin avanzar tanto, digamos en tiempo presente y a efectos
de estrategia política, que el Gobierno semestral es un ingenio de
Ciudadanos para frenar las ansias tovaristas y dar, mientras tanto, una
oportunidad al PP para que se deshaga de PAS y les ofrezca la
oportunidad de validar a otro presidente popular.
En este contexto de la
´salida electoral´ lo más lógico sería, en todo caso, que el PSOE se
plegara a la propuesta de Ciudadanos si fuera verdad que sus
autoencuestas prevén un crecimiento electoral del gran líder Tovar. Es
curioso que éste no quiera elecciones cuando sus consultores
demoscópicos le dan cuartelillo ante las urnas. Tal vez es que no se fía
de ellos y cree que son susanistas que le gastan una broma pesada.
En
todo este recurrente marco de suposiciones y simulaciones, crece la
impresión de que PAS renunciará. Rajoy lo sigue apoyando, ayer mismo a
través de Casado incluso tras el traslado judicial a Murcia de la Púnica
con el propósito de que el TSJ lo reimpute, pero a la vez el diario La
Razón, al que pocos negarán su calidad de portavoz del rajoyismo, dejaba
caer que PAS tiene toda la confianza de Génova porque «él sabe lo que
debe hacer».
Un mensaje de estilo florentino y, como tal, clarísimo en
su sutiliza. El director de ese periódico afirmaba después que la
dimisión se producirá esta mañana. Recuérdese que hasta Artur Mas,
indiscutido líder de Convergencia, cedió el poder a uno de sus alcaldes
por la presión de las CUP, decididas a no dar la presidencia del
Gobierno a aquel partido si Mas insistía en sentarse en la Generalidad.
No hay ejemplos de sacrificio del poder por salvar a quien lo
representa.
Y ahora hagamos prospectiva. Supongamos que PAS dimite hoy o lo hace mañana tras la primera sesión del debate de la moción de censura, a pesar de todas estas señales de apoyo, tanto de Génova como de su propio aparato regional. La consecuencia es que se desharía el nudo que ahoga políticamente a la Región de Murcia en este tránsito. Habría otro candidato del PP dispuesto para la inmediata investidura, pero, aunque esto es lo que exige Ciudadanos ¿votaría este partido a quien propusiera PAS sin exigirle que renovara con su firma el pacto de la investidura inicial de la legislatura?
Y ahora hagamos prospectiva. Supongamos que PAS dimite hoy o lo hace mañana tras la primera sesión del debate de la moción de censura, a pesar de todas estas señales de apoyo, tanto de Génova como de su propio aparato regional. La consecuencia es que se desharía el nudo que ahoga políticamente a la Región de Murcia en este tránsito. Habría otro candidato del PP dispuesto para la inmediata investidura, pero, aunque esto es lo que exige Ciudadanos ¿votaría este partido a quien propusiera PAS sin exigirle que renovara con su firma el pacto de la investidura inicial de la legislatura?
Sería raro que
Ciudadanos apoyara a ciegas a otro presidenciable popular sin reclamarle
la asunción previa de compromisos. Pongamos que tales compromisos se
limitaran al mismo documento que en su día firmó PAS. Pues bien, el
punto primero de aquel acuerdo exigía la dimisión de los políticos
imputados en casos de corrupción tanto de cargos institucionales como
orgánicos. La dimisión de Miguel Ángel Cámara, entonces ya solo
secretario general del PP, obedeció a esa exigencia.
Pues bien ¿consentiría ahora Ciudadanos que PAS siguiera siendo diputado regional (cargo institucional) y presidente regional del PP (el más importante cargo orgánico de ese partido?). Si lo consiente estaría rebajando la letra y el espíritu del pacto por el que exige la cabeza del presidente de la Comunidad. Si no lo consiente, la salida de la crisis no habría concluido con la dimisión de PAS. ¿Firmaría este punto el nuevo aspirante a la presidencia? Y si se saltan este primer epígrafe ¿quién garantiza que se cumplirían los demás? ¿O, para evitar esta contradicción, Ciudadanos votará graciosamente un Gobierno popular que no deberá dar cuentas a quienes han contribuido a instaurarlo?
Pues bien ¿consentiría ahora Ciudadanos que PAS siguiera siendo diputado regional (cargo institucional) y presidente regional del PP (el más importante cargo orgánico de ese partido?). Si lo consiente estaría rebajando la letra y el espíritu del pacto por el que exige la cabeza del presidente de la Comunidad. Si no lo consiente, la salida de la crisis no habría concluido con la dimisión de PAS. ¿Firmaría este punto el nuevo aspirante a la presidencia? Y si se saltan este primer epígrafe ¿quién garantiza que se cumplirían los demás? ¿O, para evitar esta contradicción, Ciudadanos votará graciosamente un Gobierno popular que no deberá dar cuentas a quienes han contribuido a instaurarlo?
Ayer,
por primera vez, la portavoz del Gobierno, Noelia Arroyo, admitía ante
los micrófonos de COPE la posibilidad de la dimisión de PAS, que se
justificará en evitar el riesgo de ´un Gobierno del tripartito´. Y
algunas personas del entorno más cercano del presidente han sido
consultadas por éste sobre su impresión acerca de quién podría ser el
sucesor, un asunto que era tabú hasta ahora a pesar de las quinielas que
se han venido prodigando.
PAS dimitirá, y el PP seguirá gobernando. Es lo que hay.
(*) Columnista
http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2017/04/04/dimision-viene/819221.html
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