martes, 4 de abril de 2017

La dimisión que viene / Ángel Montiel *

¿Dimitirá PAS? Probablemente. Si está decidido a hacerlo, el momento más adecuado sería mañana, una vez haya expuesto su réplica en sede parlamentaria a Rafael González Tovar, autor de la moción de censura contra él. Sería un discurso testamentario, y se ahorraría otra tortuosa sesión en que las tortas le vendrían de todos los lados, innecesaria si el final es el adiós. 

El hecho de que haya adelantado a hoy la reunión de la junta directiva del partido, que tenía inicialmente calculado convocar para la tarde del miércoles, es un dato que acrecienta la expectativa de que podría dimitir antes incluso de la celebración del debate, que ya no tendría lugar. La mayoría de los indicios conducen, en cualquier caso, a que dimitirá.

Pero otras apariencias reducen esa posibilidad. Génova permanece imperturbable incluso ante la nueva munición que se acumula contra el presidente murciano, y justo en el peor tramo para sus intereses políticos. Los ´jóvenes leones´ que venían a darle un barniz a Rajoy ya no se distinguen de él en absoluto tras ser empleados en la portavocía de la resistencia, como fue ayer el caso de Pablo Casado, quien volvió a insuflar oxígeno a PAS incluso después de que el TSJ de Murcia registrara el informe del juez instructor del caso Púnica.

Pero todavía es más llamativo que Miguel Sánchez, portavoz de Ciudadanos en Murcia, compareciera también ante la prensa para subir los decibelios de su indignación sin que de ello se derivara un cambio de actitud en su fórmula para cerrar la crisis, incompatible con la que promueven los socialistas con el apoyo de Podemos y, por tanto, inválidas ambas a efectos resolutivos de mayoría parlamentaria. Copio y pego: C´s quiere elecciones en seis meses, y PSOE y Podemos quieren Gobierno alternativo al del PP hasta concluir la legislatura. Si ambas posturas permanecieran inflexibles, como se desprende tanto de las declaraciones del líder de C´s como de la resolución del comité regional del PSOE, PAS lo tendría fácil: salvaría la presidencia tras la conclusión del pleno de la censura.

Pero la prudencia desaconseja a los populares jugarse el poder a cara o cruz. Y no sólo la prudencia. Está también La Voz de los Supercicutas, fuentes alternativas del interior de Ciudadanos, en Murcia y en Madrid, que les advierten sobre que, en efecto, este partido no está dispuesto a hacer presidente a un socialista, pero puestas las cabezas de Tovar y de PAS en una misma balanza, se cobrarían la última aunque fuera a costa del enaltecimiento de la primera. Al parecer, Albert Rivera ha proclamado, al modo Peckinpah: «Traedme la cabeza de Pedro Antonio Sánchez». 

Y si éste se empeña en exponerla junto a la corona de las siglas que lo avalan, se llevarán por delante la cabeza y las siglas. Esto no lo proclaman todavía, y seguirán sin hacerlo, pero podrían practicarlo en el último instante, llegada la votación de la tarde del jueves. De ahí que el PP siga sin tenerlas todas consigo. Cuanto Miguel Sánchez más habla de elecciones anticipadas, más se convencen en el PP de que ejerce un papel engañoso, y esto a pesar de que el portavoz de Ciudadanos no parece a primera vista un actor sofisticado. Si PAS dimite, como parece, nunca sabremos lo que en realidad habría hecho Ciudadanos en el instante decisivo.

¿Mantendrían los riveristas hasta el final su posición oficial, la que viene cantando hasta ahora, de manera que no coincida con el bloque PSOE-Podemos y salvara a PAS a pesar de todo? Hay una lógica que conduce a esto, pues es obvio que nadie en la Región quiere unas elecciones anticipadas, que la historieta del ´Gobierno técnico´ de seis meses es infumable, pues ¿quién que no fuera político querría ser consejero durante seis meses tan sólo para abrir cajones mientras la Región exige soluciones a sus problemas acumulados en todos los frentes? 

Este invento retórico no hay quien lo compre, salvo que se decidiera llevarlo a cabo para liquidar a PAS y al PP y después se busquen pretextos para que los seis meses se prolonguen a dos años. Pero si Ciudadanos, tras ser ninguneado por el PP lo fuera también por el PSOE, no tendría otro remedio que apoyar otra futura moción de censura del PP contra Tovar. 

Sin avanzar tanto, digamos en tiempo presente y a efectos de estrategia política, que el Gobierno semestral es un ingenio de Ciudadanos para frenar las ansias tovaristas y dar, mientras tanto, una oportunidad al PP para que se deshaga de PAS y les ofrezca la oportunidad de validar a otro presidente popular. 

En este contexto de la ´salida electoral´ lo más lógico sería, en todo caso, que el PSOE se plegara a la propuesta de Ciudadanos si fuera verdad que sus autoencuestas prevén un crecimiento electoral del gran líder Tovar. Es curioso que éste no quiera elecciones cuando sus consultores demoscópicos le dan cuartelillo ante las urnas. Tal vez es que no se fía de ellos y cree que son susanistas que le gastan una broma pesada.

En todo este recurrente marco de suposiciones y simulaciones, crece la impresión de que PAS renunciará. Rajoy lo sigue apoyando, ayer mismo a través de Casado incluso tras el traslado judicial a Murcia de la Púnica con el propósito de que el TSJ lo reimpute, pero a la vez el diario La Razón, al que pocos negarán su calidad de portavoz del rajoyismo, dejaba caer que PAS tiene toda la confianza de Génova porque «él sabe lo que debe hacer». 

Un mensaje de estilo florentino y, como tal, clarísimo en su sutiliza. El director de ese periódico afirmaba después que la dimisión se producirá esta mañana. Recuérdese que hasta Artur Mas, indiscutido líder de Convergencia, cedió el poder a uno de sus alcaldes por la presión de las CUP, decididas a no dar la presidencia del Gobierno a aquel partido si Mas insistía en sentarse en la Generalidad. No hay ejemplos de sacrificio del poder por salvar a quien lo representa.

Y ahora hagamos prospectiva. Supongamos que PAS dimite hoy o lo hace mañana tras la primera sesión del debate de la moción de censura, a pesar de todas estas señales de apoyo, tanto de Génova como de su propio aparato regional. La consecuencia es que se desharía el nudo que ahoga políticamente a la Región de Murcia en este tránsito. Habría otro candidato del PP dispuesto para la inmediata investidura, pero, aunque esto es lo que exige Ciudadanos ¿votaría este partido a quien propusiera PAS sin exigirle que renovara con su firma el pacto de la investidura inicial de la legislatura? 

Sería raro que Ciudadanos apoyara a ciegas a otro presidenciable popular sin reclamarle la asunción previa de compromisos. Pongamos que tales compromisos se limitaran al mismo documento que en su día firmó PAS. Pues bien, el punto primero de aquel acuerdo exigía la dimisión de los políticos imputados en casos de corrupción tanto de cargos institucionales como orgánicos. La dimisión de Miguel Ángel Cámara, entonces ya solo secretario general del PP, obedeció a esa exigencia.

Pues bien ¿consentiría ahora Ciudadanos que PAS siguiera siendo diputado regional (cargo institucional) y presidente regional del PP (el más importante cargo orgánico de ese partido?). Si lo consiente estaría rebajando la letra y el espíritu del pacto por el que exige la cabeza del presidente de la Comunidad. Si no lo consiente, la salida de la crisis no habría concluido con la dimisión de PAS. ¿Firmaría este punto el nuevo aspirante a la presidencia? Y si se saltan este primer epígrafe ¿quién garantiza que se cumplirían los demás? ¿O, para evitar esta contradicción, Ciudadanos votará graciosamente un Gobierno popular que no deberá dar cuentas a quienes han contribuido a instaurarlo? 

Ayer, por primera vez, la portavoz del Gobierno, Noelia Arroyo, admitía ante los micrófonos de COPE la posibilidad de la dimisión de PAS, que se justificará en evitar el riesgo de ´un Gobierno del tripartito´. Y algunas personas del entorno más cercano del presidente han sido consultadas por éste sobre su impresión acerca de quién podría ser el sucesor, un asunto que era tabú hasta ahora a pesar de las quinielas que se han venido prodigando. 


PAS dimitirá, y el PP seguirá gobernando. Es lo que hay.
 


(*) Columnista


http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2017/04/04/dimision-viene/819221.html 

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