El jefe del PSOE se lanza a la piscina. Pero ¿hay agua? Ha anunciado
una moción de censura contra Pedro Antonio Sánchez en el plazo de quince
días, y se supone que es el tiempo en que pretende llenarla. Hace tan
sólo unos días González Tovar pedía paciencia a Podemos cuando desde ese
partido le urgían a iniciar las negociaciones para promover esa
iniciativa, que sólo pueden presentar los socialistas por el
requerimiento del número de diputados que deben firmarla.
Debe ser que
ha llegado el plácet de la Gestora de Ferraz, que es lo que
probablemente justificaba la apelación a la paciencia. Aparte de que
toda negociación del PSOE que empiece por Podemos podría significar una
retracción de Ciudadanos, sin el cual no hay moción posible. Y
Ciudadanos no está por la labor, a pesar de las afiladas declaraciones
de sus dirigentes nacionales, que siguen sin articular esas tres
palabras seguidas: moción de censura.
La iniciativa anunciada por
González Tovar, matizada después sin desmentirse (muy propio de un
líder agotado y superado que aspira a ser presidente por defecto para
salvar una carrera que nunca debió iniciar) pretende, hay que suponer,
colocar precisamente a Ciudadanos frente a sus contradicciones. Les
viene a decir: no lo penséis más, es ahora o nunca. O sea, ya. ´Ya´ son
quince días, un fragmento de tiempo infernal para PAS, pues en su
situación las horas y los minutos se ralentizan y son muchos telediarios
destilando imágenes y demasiadas tertulias alimentando una impresión
desagradable para la Región, más la sensación de parálisis del Gobierno.
A esto se añade una incipiente movilización de la calle, con el riesgo
de que alcance la transversalidad social y política, y un clima, como
poco, de escepticismo sobre los pretextos gubernamentales, tanto por su
simpleza o torpeza como por el hecho de que se producen en un contexto
en que la ciudadanía está bombardeada por ejemplos poco edificantes en
la reacción política y judicial ante casos de corrupción muy evidentes
más las maquinaciones alrededor de las fiscalías. Es la tormenta
perfecta que PAS pretende atravesar a la espera del carpetazo del caso,
que es una hipótesis en absoluto descartable, con alto porcentaje de
probabilidad, frente a quienes dan al presidente por amortizado.
De
manera que la oposición no puede esperar demasiado para aplicar la
solución final, y quince días son incluso muchos, pues la resolución
judicial podría producirse incluso antes de ese plazo. Pero ya se ha
insistido en que la moción de censura, un recurso aparentemente a mano,
es imposible por la dificultad de concertar a tres grupos que se
rechazan entre sí por distintas razones, y ni siquiera la convergencia
casual en el repudio a PAS consigue armonizarlos, menos aún por las
implicaciones de la política nacional.
Sin embargo, hay que recordar que
Podemos y Ciudadanos mantuvieron inicialmente muchas coincidencias
reflejadas en iniciativas que son ya ley o norma en la política regional
(la nueva ley electoral, entre ellas), si bien aquel periodo pudo
justificarse por la convergencia en ´políticas regeneracionistas
estructurales´ tras veinte años de Gobierno del PP a sus anchas. La
´unidad de acción´ frente a los populares se deshizo definitivamente
tras el fiasco de las enmiendas conjuntas a los Presupuestos de 2016 y,
de manera más gráfica, tras el pacto de gobernabilidad Rajoy/Rivera.
La
iniciativa de Tovar, enunciada al estilo ´arrancada de caballo y parada
de burro viejo´, tal vez se pueda contemplar como el intento de
protagonizar la moción de censura desde el principio, evitando que
Ciudadanos pueda sugerir, como al PP, un cambio en la cúpula: otro en
vez de Tovar, con quien no mantienen química alguna.
A esto,
involuntariamente, claro, ayudaba ayer la hija del secretario general,
María González Veracruz, quien en su calidad de diputada por Murcia
apareció en Las Mañanas de Cuatro, en una entrevista extraordinariamente
amable a lo largo de la cual se le preguntó quién sería el candidato
socialista para sustituir a PAS.
Veracruz, para evitar pronunciar el
nombre de su padre, dijo que había que empezar por debatir sobre el
programa, pues esta era la manera de construir la casa por los
cimientos, y ya se vería quién sería el candidato. El razonamiento
podría ser impecable, pero a los efectos reproduce la impresión de que
el PSOE no pone, de entrada, la figura de Tovar como indiscutible para
una posible alternativa a PAS. Eso, al menos, se deduce de las
declaraciones de su propia hija. Con más razón, tal vez Ciudadanos
ponga pegas al candidato socialista, más que nada para marear la perdiz
a la espera de una resolución judicial que se espera muy próxima.
Tovar se quiere tirar a la piscina, pero el agua la pone o no la pone Ciudadanos. Estamos donde estábamos.
(*) Columnista
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