Lo ha dicho Maíllo, la nueva autoridad del PP que suplanta sutilmente
a Cospedal: «Eran lentejas». Respondía así, supongo, a la pregunta:
¿Por qué no están dispuestos a cumplir en su literalidad el pacto que
firmaron con Ciudadanos? Tal vez las nuevas generaciones del siglo XXI
sufran algún desconcierto ante esa respuesta. Pertenece a la sociología
de la remota posguerra española, cuando las madres, apuradas por la
escasez de las despensas, insistían en ofrecer como plato único a sus
hijos ese menú barato, y ante las protestas al modo de Mafalda frente a
la sopa, exponían a sus retoños la dura realidad: «Son lentejas; si
quieres las tomas y si no, las dejas». Cada vez que pido lentejas en
algún restaurante y disfruto de su extraordinario sabor pienso, porque
aprendí ese recitado de mi madre después de que ella lo aprendiera de la
suya, que hay dos mundos: uno, en el que te está permitido pedir
lentejas en el menú, y otro, en el que las lentejas te vienen dadas
porque no hay otra cosa y te toca tomarlas cada día.
Maíllo ha
recitado el viejo lema, adaptado a la situación de hambre de poder en
que se vio su partido tras el 26J: eran los más votados, pero no tenían
algo que echarse a la boca. Y ahí apareció Ciudadanos, perdidos en una
esquina del Parlamento, dispuestos a tomar la iniciativa, adelantándose a
que la izquierda (Podemos/PSOE) suspendiera su relación de celos y les
diera por ir a lo práctico. Cuando nadie se movía, en pleno verano,
salió Rivera y pronunció un decálogo de ´medidas previas´ anticorrupción
para proponer al PP: si éste las firmaba, entrarían en una segunda fase
de diálogo para concertar otras iniciativas que ya serían de política
gubernamental. El PP vio el cielo abierto, y firmó. Es verdad que
racaneando y tratando de repelar matices de la decena de enunciados
demasiado taxativos, pero acabó firmando. Uno de aquellos epígrafes,
para que ahora nos hagamos una idea, rezaba que el PP se comprometía a
promover en el Congreso una comisión de investigación sobre su propia
corrupción interna. Firmaron. Con un par.
Ahora, Maíllo nos desvela la
razón de tanto desprendimiento en favor de la política
autorregenerativa: «Eran lentejas». O sea, el único menú que se les
ofrecía, pero con el que aun habiendo ganado las elecciones en minoría,
les permitía tomar aliento para convertir esa insuficiente victoria en
un escalón para acceder al poder. Y mantuvieron el poder, después de que
también el PSOE, tras un ´golpe de estado´ interno, se sumara a lo
irremediable. Sin embargo, una vez reinstalado, el PP le hizo ascos a
las lentejas y empezó a catar las patas de cabrito convenientemente
doradas. A ver quién es capaz ahora de sacarlo de la ´carta abierta´
para devolverlo al monótono menú del día.
En Murcia, lo mismo, y
adelantados y pioneros. El pacto PP/Ciudadanos eran lentejas, y el
primero firmó todo lo que el segundo le puso por delante. Pero tras la
firma, un enviado del PP, el diputado Jódar, dio la clave para
tranquilizar a su clientela. Vino a decir que el primer punto de aquel
pacto de investidura, que obligaba al presidente popular a dimitir en
caso de ser imputado, contenía un matiz en su literalidad: ´imputado por
corrupción política´ y sugería ya entonces que las circunstancias del
caso Auditorio no contenían ese concepto; en todo caso, tal vez
admitirían ´errores administrativos´.
Esto alertó a Ciudadanos, que no
querían verse tratados de primos, y el líder autonómico del partido,
Miguel Sánchez, quien había estampado su firma junto a la de PAS, llamó a
éste y lo conminó a que aclarara públicamente que ´una imputación sería
una imputación´, sin mayores matices; le advirtió, además, sobre que,
si no precisaba esta cuestión, Ciudadanos retiraría la firma recién
dispuesta en el pacto de investidura. Lentejas. Por tanto, PAS lo
tranquilizó y le aseguró que en el próximo acto público al que asistiera
expondría negro sobre blanco que una simple imputación bastaría para
que presentara su renuncia. Y así lo hizo. En un acto en la sede de
CROEM pronunció las palabras que esperaba escuchar Ciudadanos, y el
vídeo que las registra es el que ahora se reproduce en programas de
televisión y redes sociales. Es el vídeo de las lentejas.
Hoy
mismo, Ciudadanos se entrevista con PAS para reclamarle el tributo de su
cabeza. Pero aquella firma eran lentejas, les dirá el propietario de
esa cabeza en plena comunión con Maíllo. ¿Y qué hará Ciudadanos? Ya se
ve lo que ha hecho Rivera cuando el PP ha matizado de manera sustantiva
los epígrafes de aquel pacto original para la gobernabilidad tras el
29J: ha aceptado crear una comisión o similar para estudiar a partir de
cuándo cuenta la limitación de mandatos, si los aforamientos han de
persistir aun cuando los políticos no sean acusados de delitos comunes o
si la investigación sobre la corrupción no debe limitarse sólo a la que
afecta al PP... Van a entrar en matices. Si esto es lo que hacen en
Madrid ¿qué les obliga a ser más radicales en Murcia cuando la única
salida efectiva de Ciudadanos sería concertar una indeseada para ellos
moción de censura que entregue la presidencia de la Comunidad al PSOE?
Esto son lentejas, pero lentejas para todos.
(*) Columnista
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