Ha fallecido a los 92 años de edad el expresidente de Portugal Mário
Soares, un destacado político de la izquierda portuguesa y europea que
sufrió cárcel y exilio bajo la dictadura de Salazar y protagonizó los
acontecimientos más relevantes del cambio democrático lusitano, tras la
revolución de los claveles del 25 de abril. Soares fundó el Partido
Socialista Portugués con el que granó varias veces las elecciones
alcanzando el cargo de primer ministro, negoció el ingreso de Portugal
en la UE y posteriormente llegó a la presidencia de la República
lusitana.
Como en estos momentos nos lo recuerda el embajador Raúl Morodo, que
representó a España en Lisboa y fue amigo personal de Mario Soares, el
político portugués ahora fallecido fue un buen amigo de España y persona
entrañable y culta, gran lector y escritor y un político de gran
dinamismo y capacidad de trabajo, siempre comprometido con la izquierda –
hasta en sus últimos días de lucidez- y dotado de un decidido
pragmatismo que utilizó en la pacífica transición y modernización de
Portugal.
Un proceso romántico y apasionante en el que no creyeron muchos de
los dirigentes políticos de aquellos años como Henry Kissinger que pensó
-como nos lo cuenta Morodo- que Portugal se convertiría en un país
comunista. Lo que Mario Soares -que fue comunista en su juventud- le
negó a Kissinger y acertó como mas tarde se lo reconoció el ex
secretario de Estado USA. De la misma manera que Soares, en la plena
revolución de los claveles, tranquilizó al Conde de Barcelona don Juan
de Borbón que residía en Estoril diciéndole que en Portugal no habría
episodios de violencia, como así ocurrió.
A diferencia de su coetáneo español Felipe González, hoy mas liberal
que socialista y marcado por graves episodios como los GAL, Soares
siempre fue un político de la izquierda moderada europea tras la senda
de Willy Brandt y Olof Palme como al inicio de la transición española lo
fueron Enrique Tierno Galván y el propio Morodo con quien el portugués
mantuvo una estrecha relación de fraternal amistad.
Siempre se dijo que Soares era un político ‘iberista’ y amigo de España,
porque en España y Francia estaban buena parte de su formación
política. Pero ni siquiera Soares pudo romper ese intangible muro de
cristal que aún separa a los dos países ibéricos que siguen teniendo
pendiente un mayor encuentro y acercamiento político y social. Soares
dio algunos pasos en ese sentido pero queda mucho por hacer y se hará
reconociendo España, como lo hace ahora, la figura y trayectoria de
Mário Soares a quien en estas horas se llora en Portugal.
(*) Periodista
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