La primera ministra británica Theresa May ha regalado a Donald Trump un
discurso de Winston Churchill no sabemos bien si para apaciguarlo o para
excitarlo más de lo que está. Pero no acierta May recodando la figura
de Churchill porque, salvando los tiempos y la gravedad de aquellos años
previos a la II Guerra Mundial no comparables a los actuales, si
podemos decir que con su Brexit radical y su pasión por Trump la
‘premier’ May está más cerca de lo que significó para Europa Chamberlain
que Churchill, porque Donald Trump y su aliado Vladimir Putin están muy
lejos de los ideales democráticos, derechos civiles y las libertades
que Churchill defendió.
Trump ya está aquí acompañado de fanfarrias y excentricidades y con
su discurso rupturista de lo que en Occidente había de sólido en los
principios democráticos, derechos humanos y libertades. Y también en las
alianzas estratégicas y el comercio internacional, ámbitos donde Trump
ha entrado como el ‘elefante republicano’ que es en una cacharrería
antes incluso de asumir la presidencia de los EE.UU. Lo que hoy mismo
hará en medio de vítores y protestas de un país profundamente dividido
al que se observa desde todo el mundo con la mayor preocupación.
Y allá los posibilitas que consideran que las instituciones
americanas y el establishment de Washington le pondrán el cascabel al
elefante y lograrán apaciguar sus ímpetus irracionales e improvisados,
porque su trayectoria y su populismo radical y ultramontano no auguran
nada bueno. Más que a los analistas y optimistas ciegos del momento
habría que escuchar al psiquiatra de Trump si es que alguno de ellos ha
conseguido tumbarlo en un diván.
Sobre todo a la vista de lo ocurrido en los dos últimos meses y medio
en los que Trump actuó como ‘presidente electo’ y en los que se ha
enfrentado con la mitad de su país en lugar de esforzarse en conseguir
la unidad, con buena parte de su Partido Republicano, con la prensa y
los servicios de inteligencia (dos serios enemigos para Trump), y con
China, la UE, la OTAN, México y Australia, etcétera, al tiempo que
anuncia una alianza con la Rusia de Putin que acaba de espiar y de
entrometerse en las elecciones americanas.
Se va Barack Obama, un gran presidente, y entra en la Casa Blanca una
pesadilla que ya veremos lo que nos depara. A Europa y España incluida
nada bueno porque como la ‘premier’ May este presidente quiere destruir
la UE y lo pregona sin recato y preso de su insensatez. Pero se equivoca
con Europa que seguirá siendo la referencia democrática de Occidente,
un lugar que durante muchos años, precisamente desde Churchill y
Roosevelt hasta nuestros días, compartimos con la gran nación
norteamericana que Donald Trump quiere llevar por derroteros procelosos a
lo largo de su mandato de cuatro años que ya veremos si los logra
terminar.
(*) Periodista
http://www.republica.com/el-manantial/2017/01/19/el-peligro-trump-ya-esta-aqui/
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