Al comienzo de la peripecia de Podemos
se me ocurrió detectar cierta tendencia a vender la piel del oso antes
de cazarlo. No les gustó nada. Desde luego, las metáforas tienen su
tiempo. A veces se perpetúan. Ya no se cazan osos para vender su piel,
es de suponer, pero sigue habiendo gente que toca el cielo con la mano,
aunque no levante un palmo del suelo.
El ánimo que rodea hoy a Podemos es el de decepción. A veces se formula con refinada y devastadora gracia,
pero decepción es, al fin y al cabo. Las encendidas promesas del
principio, las expresiones como venablos ("casta", "régimen"), la
crítica radical se han convertido en un parloteo confuso como de corrala
medio ideológica/medio personal que no interesa a nadie y produce
auténtica irritación.
Un
partido en buena medida alzado por los medios gracias al uso
inteligente de estos que supo hacer, aparece ahora zarandeado y hasta
maltratado por esos mismos medios. La razón es obvia: los medios
queman. Mantener durante dos años una omnipresencia mediática solo puede
hacerse renovando imágenes y contenidos. Si las primeras se quedan y
los segundos se acaban es el propio partido el que se convierte en
noticia a base de sus líos internos.
Algo tan nefasto como cuando la
noticia de un medio es él mismo, cosa que normalmente no interesa a
nadie más. Lo mismo con Podemos: las imágenes, los rostros, se
mantienen; los contenidos se han esfumado. Nunca fueron gran cosa pero
ahora se han convertido en meras glosas de los acontecimientos políticos
cuya iniciativa reside en otra parte. Esa falta de contenidos no puede
sustituirse con consignas o jaculatorias del tipo de "mantendremos la
unidad conciliando nuestras diferencias" cuando todo el mundo ve que no
es cierto.
Lo
sabían desde el principio, lo habían teorízado: la acción política de
la izquierda tiene que hacerse ver en los medios, tiene que proyectar
una imagen ganadora. Son seguidores de la doctrina del giro pictórico,
de William J. T. Mitchell. Las imágenes han desplazado a las palabras
como medios de construcción/interpretación de la realidad. Ahí estaba el
oso. Pero no lo cazaron.
¿Qué
imagen proyecta ahora Podemos? Pésima. Un batiburrillo de narcisistas y
ególatras enzarzados en cuestiones reglamentistas, orgánicas que a
nadie interesan pero que están cargadas de consecuencias para la
adopción posterior de líneas de acción y doctrinas sobre las que, sin
embargo, nada se debate. Detras de los debates ideológicos hay siempre
ideólogos de carne y hueso con sus proyectos personales.
Una imagen de pendencia interna en todo similar a las que aquejaban a la antigua IU, antes de su imprecisa adscripción actual a Unidos Podemos. Las mismas quejas en foro público sobre la inconveniencia de salir al foro público. Similares dimes y diretes normalmente fastidiosos. A la agitación se añade la tendencia anticapitalista que no va por libre enteramente pero tampoco está integrada en el bloque y monta su propia presentación con recurso al mundo del espectáculo. Y, además de ello, el factor territorial que todavía fragmenta más la inicial y unitaria voluntad de conseguir por fin el ansiado sorpasso y consiguiente aniquilación del PSOE.
Una imagen de pendencia interna en todo similar a las que aquejaban a la antigua IU, antes de su imprecisa adscripción actual a Unidos Podemos. Las mismas quejas en foro público sobre la inconveniencia de salir al foro público. Similares dimes y diretes normalmente fastidiosos. A la agitación se añade la tendencia anticapitalista que no va por libre enteramente pero tampoco está integrada en el bloque y monta su propia presentación con recurso al mundo del espectáculo. Y, además de ello, el factor territorial que todavía fragmenta más la inicial y unitaria voluntad de conseguir por fin el ansiado sorpasso y consiguiente aniquilación del PSOE.
A
lo mejor es cierto que, como explicaban sus teóricos entonces, Podemos
aprovechó la "ventana de oportunidad" que abrió la crisis y la
espontánea movilización social del 15M. Pero también parece serlo que la
ventana se ha cerrado. Y Podemos todavía no ha definido cómo se
organizará ni qué línea general o estratégica seguirá. El congreso no va
a reabrir la ventana.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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