sábado, 24 de diciembre de 2016

El gran susto de Pablo Iglesias, y su triunfo por la mínima / José Oneto *

Dice la socorrida Wikipedia que la telenovela es un género televisivo, producido originalmente en varios países de América Latina (especialmente, ¡qué casualidad!, en Venezuela) que cuenta una historia, no necesariamente realista y generalmente de argumento melodramático, a lo largo de varios capítulos y que normalmente tiene un final feliz para los protagonistas. Durante el trayecto de la misma, los personajes principales tienen que luchar contra uno o varios villanos, que se oponen a su relación. Los protagonistas cuentan asimismo con la ayuda de diversas personas que apoyan su unión (otros parientes, amigos, etc.) y terminan encontrando la felicidad en el capítulo final, hasta el cual se sucede toda clase de peripecias.

Saco a relucir la definición de Wikipedia porque es la que más se parece a la cita que, en la lucha por el poder en Podemos, hizo en su momento, antes de besarse públicamente en la boca con Pablo Iglesias, Iñigo Errejon, su número dos, secretario político del partido morado que ayudó a fundar, portavoz Parlamentario en el Congreso de los Diputados, y, sin duda, uno de los más brillantes miembros de la dirección del partido que nació al calor del 15-M, y que poco a poco ha ido perdiendo la frescura y las peticiones de aquellas movilización en el Puerta del Sol de Madrid y que tuvo su replica en varios países del mundo, entre ellos, en Estados Unidos.

Dijo Errejón en aquella sesión de fraternidad en la que los dos se besaron apasionadamente en la boca, que no quería que los debates sobre el futuro de Podemos, y a qué cambios hay que ir próximamente en el Congreso de Febrero en Vistalegre, se convirtiera en una telenovela. Y así ha sido, porque el debate sobre ese futuro del partido, y la forma de votar, se ha convertido en un debate sobre amor y desamor, acompañado por una lucha por el poder, en el que tiene que ganar, en teoría, pase lo que pase, Pablo Iglesias, algo a lo que está acostumbrado. Lo contrario, le desconcierta.

Hace dos semanas este cronista, adelantaba lo que iban a ser las jornadas preparatorias del Congreso de Vistalegre II, cuyas votaciones después de más cuarenta horas, se han hecho públicas este jueves. De esta forma, pasadas las cuatro de la tarde y después de varios fallos técnicos que han retrasado la publicación de los resultados, el plebiscito que se esperaba y que, sobre todo, esperaba Iglesias no se ha producido. Algo que para Pablo Iglesias y los “pablistas” incondicionales, es insólito.

La propuesta organizativa del secretario general para el congreso de Vistalegre II y que se celebrará en Madrid del 10 al 12 de febrero, ganaba por la mínima y con un escaso margen: 40.380 votos (el 41,57% del total) frente a los 38.419 del modelo defendido por el sector de Errejón secretario político del (39,12%) y los 10.313 del sector anticapitalista de Miguel Urban (10,5%). Es decir que casi el 60% de los militantes que han votado, 99.612 militantes, un 22,7% del total de las bases (436.452), no han respaldado la propuestas de quien, a última hora planteó públicamente que si no ganaba su propuesta, estaba dispuesto a presentar su dimisión como secretario general del partido. Un autentico susto para quien cree que cuenta con el apoyo total e incondicional de toda la militancia, en un partido que se plantea, en estos momentos, si lo mas importante es pelear dentro de las Instituciones o, por el contrario, hay que recuperar la calle y el espíritu reivindicativo del 15-M.

La principal diferencia que ha separado a las distintas familias o tendencias de Podemos, está en evitar que la Asamblea Ciudadana se convirtiese en un plebiscito hacia su secretario general por la mecánica que querían implantar los “pablistas” en las votaciones. Es decir, que tendrá que votarse en una sola vez, el programa y la lista de quienes llevarán a cabo ese programa, una decisión que va en contra de lo que se decidió en 2014 cuando se aprobó el sistema mayoritario. El sector de Errejón es partidario de dos votaciones distintas, pensando que lo que Iglesias pretende es un plebiscito no sólo a sus tesis, sino a su persona. Con un sistema además, de lista única y bloqueada, en la que van todos los suyos.

Los resultados deben llevar a una profunda reflexión a Pablo Iglesias, porque no todo el partido está con él , con lo que no podrá llevar a cabo la purga que tenía previsto realizar con el cese de su número dos y su sustitución como responsable del grupo parlamentario, por Carolina Bescansa. En la rueda de prensa de este jueves, un Iglesias, que nada tenía que ver con el Iglesias de hace unos días, seguro y desafiante, hacia una llamada a la unidad y aparcaba sus ultimátums, para insistir una y otra vez en la unidad y el acuerdo. Toda una cura de humildad que pone de manifiesto que no todas las telenovelas terminan felizmente, aunque tanto Errejón como Iglesias hayan insistido en el entendimiento y el acuerdo, sin que, por el momento, el numero dos quiera competir por el puesto del numero uno, aunque todavía no se sabe con seguridad porque depende de los acontecimientos O lo que es lo mismo, que el cielo nunca se toma por asalto, sino que, antes hay que pedir la llave.


(*) Periodista y economista


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