El mismo día en que el país se entera de
que el gobierno ha vuelto a darle un tiento a la hucha de las pensiones
y ha arramblado con 9.500 millones de euros para sus francachelas (esa parada del AVE en un pueblo perdido de Zamora, creo, es una francachela) y que el paro sube una barbaridad por cuarto mes consecutivo aparecen
estos señores del gobierno, como Jorgito, Jaimito y Juanito con
corbatas en armonía de rojos a hacer reír a la concurrencia con una
ocurrencia: a finales de 2019, el paro estará por debajo de un modesto 13%. Tomen buena nota. Son los mismos que en 2010 prometían reducir a la mitad la tasa de paro si ganaban las elecciones de 2011.
Ganaron las elecciones y la tasa de paro sigue siendo la misma. Pero
ahora la reducción se aplaza a finales de 2019. Ese toque de precisión
temporal da mucha verosimilitud a lo que asegura este triunvirato de
prestidigitadores. Cumplen su función de eludir toda responsabilidad por
los datos reales, que son pésimos, sin perspectiva de mejora, señalando
un nebuloso futuro de prosperidad que se cifra en el 13% del paro como
podía cifrarse en el 18% o el 20% o el 5% y para finales o mediados de
2018 o de 2022.
Realmente no tienen ni idea ni, aunque la tuvieran,
tienen idea de cómo llegar a ella. Están superados por los
acontecimientos y los datos les bailan. Andan calculando en público
cuánto van a sacar a los fumadores y bebedores y las bebidas azucaradas,
al parecer para fastidiar a la Hacienda de la Generalitat. Suman el
pellizco que van a pillar a las empresas, le añaden los 9.500 millones
que han birlado del fondo de pensiones y así va haciéndose un calcetín
hasta el momento en que haya que negociar qué más se recorta.
O sea, no tienen ni idea de lo que va a pasar pero vaticinan un 13% de paro para finales de 2019. Más o menos, tres años, que es cuando calculan que convocarán elecciones.
Un día grande
Grande, grande. De esos que los políticos llaman "históricos", pero de verdad. El Grupo de Trabajo sobre Detenciones Arbitrarias
del Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas ha rechazado el
último recurso del gobierno del Reino Unido en contra de un decisión
suya anterior que, por tanto, pasa a tener pleno efecto.
Esa decisión
fue requerir al gobierno del Reino Unido que ponga ipso facto en libertad a don Julian Assange,
a quien mantiene ilegalmente detenido en la embajada del Ecuador desde
hace seis años. Igualmente le ordena, así como al de Suecia que depongan
su actitud de persecución del fundador de WikiLeaks y lo restablezcan en el pleno uso de todos sus derechos.
Histórico,
verdaderamente histórico. Va a resultar que la ONU tiene una fuerza
moral mayor de la que los llamados "realistas" le conceden. A ver cómo
se zafa el RU de esta. Es miembro del Consejo de Seguridad y,
obviamente, no puede desobedecer un requerimiento de un órgano de la
Asamblea General. La excusa de poner en cuestión la fuerza de obligar de
una decisión de un órgano de este tipo, queda desactivada dsde el
momento en que RU aceptó el procedimiento e hizo uso de su derecho de
recurso, aceptando con ello el resultado.
No
hay sino poner en libertad a Assange. Mucha gente aduce que este asunto
no es jurídico, sino político. Cierto, el asunto es puramente político
disfrazado de judicial. Véase: Assange está practicamente secuestrado
por el gobierno de su graciosa majestad en cumplimiento de un
requerimiento de un órgano judicial sueco que quiere a Assange a
declarar en un asunto de abusos sexuales. Pero: a) no formula cargos
concretos, sino que lo requiere para indagaciones, y b) no se compromete
a no extraditarlo a los EEUU si los norteamricanos lo solicitan. Y
¿para qué lo quieren los yanquies? Para averiguar algunas cuestiones
secretas de WikiLeaks. Secretas porque no se especifican.
Es
un caso político, obvio. Pero los políticos son los que se disfrazan de
jueces. El otro es un perseguido. Un perseguido al que hasta ahora se
ha respetado el derecho medieval de Santuario. Lo interesante es
si pasamos de la Edad Media a la Moderna y reconocemos a los seres
humanos como titulares de derechos. Todos los seres humanos. Siempre.
Assange también. El hombre había aceptado ser interrogado por una
comisión judicial sueca en la embajada del Ecuador y Suecia tardó cinco
años en enviarla.
Esto
es algo atroz. Piénsese en seis años en el espacio que pueda ser la
parte que le hayan asignado de la embajada del Ecuador, que no es la
Arabia Saudí. Cierto, peor hubieran sido las mazmorras del Conde de
Montecristo o los ergástulos de la antigua Roma. Pero aun así, es
inaudito que se pueda estar seis años encerrado, sin acusación concreta,
como sucedía con los presos que iban a la Bastilla.
Está
por ver qué hace el RU. Los tiempos no parecen acompañar a la idea de
un cumplimiento de las normas del derecho internacional. La reciente
elección de Donald Trump induce a pensar que se pondrá a soltar
exabruptos si se le informa de que Assange es puesto en libertad.
Por
eso es un día grande. Cuando se va a ver si todo cuanto enseñamos en
las universidades, declamamos en el Parlamento, debatimos en los foros
públicos, escribimos en los periódicos, alabamos y predicamos por el
mundo es cierto o no. Cuando se va a ver si el respeto a los derechos
del individuo se impone frente a la arbitrariedad del Estado.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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