Éxito político. Un diez, si se confirma definitivamente. A cada uno
lo suyo. Si se cierra el aeropuerto de San Javier, la apertura de
Corvera será cosa de niños. No hay nada como cambiar de presidente y de
ministro. Los nuevos son capaces de afrontar los problemas sin los
condicionantes del pasado. Mera capacidad de resolución, sin ataduras.
Perfecto, pero... Aquí hay una contradicción.
Y es que al final,
para abrir Corvera se van a tener que cumplir, una tras otra, las
condiciones que exigía la concesionaria, Aeromur, es decir, Sacyr,
cuando añadió a sus iniciales compromisos contractuales otra serie de
solicitudes, por las cuales le fue rescindida la concesión. Si la nueva
convocatoria para encontrar un operador incluye, de un modo u otro,
todas las demandas que Sacyr planteaba una vez que la crisis desmanteló
el proyecto de negocio que se le ofreció cuando obtuvo la licencia, los
abogados de esta empresa podrían deducir que el rechazo a sus nuevas
exigencias resultaría arbitrario si son las mismas que se ofrecen como
reclamo en un nuevo concurso público a otros posibles operadores que
vendría a sustituir al original. No sé si me explico. Yo también he
tenido que releer el párrafo anterior para ver si quedaba claro, y creo
que sí.
Recordemos que lo primero que pedía Sacyr para abrir
Corvera una vez finalizada la obra del aeropuerto era el cierre de San
Javier, condición que no estaba en el contrato que firmó con la
Comunidad y ésta, por tanto, ni consideró tal posibilidad, entre otras
cosas porque entonces no estaba políticamente a su mano. Sin embargo,
ahora, se va a publicar un concurso de nueva adjudicación en el que
constarán las condiciones de Sacyr tras clausurar la concesión a ésta
por haberlas exigido.
Aceptemos las variables. Sacyr pretendía
que el coste del cierre de San Javier corriera a cargo de la Comunidad
mientras el nuevo concurso, si es como señalan las fuentes oficiales,
plantea que sean los ofertantes a la gestión del aeropuerto quienes
carguen con ese gasto añadido. Pero sabemos por experiencia que a la
Administración se le ha de pegar algo, y lo que sea aparecerá en algún
epígrafe. Si Sacyr no consideró viable la gestión de Corvera ¿por qué
otras empresas habrían de ver ahora el negocio sin que la Comunidad les
haga un descargo?
El aeropuerto de Corvera iba a ser un chollo
con la perspectiva de la urbanización de Marina de Cope y el auge de los
resorts, un señuelo sustituido después por el improvisado fraude
político de la Paramount, pero aun a pesar de que haya dudosos atisbos
de recuperación económica, la Región sigue sin disponer de una fuerza
tractora para mover a los cinco millones de viajeros que se le
prometieron a Sacyr.
La locura de promover un aeropuerto desde el
Gobierno regional mientras el nacional, del mismo color político,
invertía en el ya existente todavia no ha sido políticamente saldada, si
bien nos sigue costando los cuartos a los impositores murcianos. Ahora
se abre una luz, y no se ha de restar mérito a la gestión del presidente
de la Comunidad y a la voluntariedad del ministro de Fomento, pero para
llegar a esta conclusión, que aún no es firme, ha sido necesario un
tiempo infinito y un coste demasiado elevado, y más cuando recursos
preciosos han tenido que ser desviados al vacío mientras hacían falta
para cuestiones básicas de urgente necesidad.
Éxito, sí, pero por corregir el fracaso.
(*) Columnista
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