viernes, 30 de diciembre de 2016

Corvera aletea / Ángel Montiel *

Éxito político. Un diez, si se confirma definitivamente. A cada uno lo suyo. Si se cierra el aeropuerto de San Javier, la apertura de Corvera será cosa de niños. No hay nada como cambiar de presidente y de ministro. Los nuevos son capaces de afrontar los problemas sin los condicionantes del pasado. Mera capacidad de resolución, sin ataduras. Perfecto, pero... Aquí hay una contradicción.

Y es que al final, para abrir Corvera se van a tener que cumplir, una tras otra, las condiciones que exigía la concesionaria, Aeromur, es decir, Sacyr, cuando añadió a sus iniciales compromisos contractuales otra serie de solicitudes, por las cuales le fue rescindida la concesión. Si la nueva convocatoria para encontrar un operador incluye, de un modo u otro, todas las demandas que Sacyr planteaba una vez que la crisis desmanteló el proyecto de negocio que se le ofreció cuando obtuvo la licencia, los abogados de esta empresa podrían deducir que el rechazo a sus nuevas exigencias resultaría arbitrario si son las mismas que se ofrecen como reclamo en un nuevo concurso público a otros posibles operadores que vendría a sustituir al original. No sé si me explico. Yo también he tenido que releer el párrafo anterior para ver si quedaba claro, y creo que sí.

Recordemos que lo primero que pedía Sacyr para abrir Corvera una vez finalizada la obra del aeropuerto era el cierre de San Javier, condición que no estaba en el contrato que firmó con la Comunidad y ésta, por tanto, ni consideró tal posibilidad, entre otras cosas porque entonces no estaba políticamente a su mano. Sin embargo, ahora, se va a publicar un concurso de nueva adjudicación en el que constarán las condiciones de Sacyr tras clausurar la concesión a ésta por haberlas exigido.

Aceptemos las variables. Sacyr pretendía que el coste del cierre de San Javier corriera a cargo de la Comunidad mientras el nuevo concurso, si es como señalan las fuentes oficiales, plantea que sean los ofertantes a la gestión del aeropuerto quienes carguen con ese gasto añadido. Pero sabemos por experiencia que a la Administración se le ha de pegar algo, y lo que sea aparecerá en algún epígrafe. Si Sacyr no consideró viable la gestión de Corvera ¿por qué otras empresas habrían de ver ahora el negocio sin que la Comunidad les haga un descargo?

El aeropuerto de Corvera iba a ser un chollo con la perspectiva de la urbanización de Marina de Cope y el auge de los resorts, un señuelo sustituido después por el improvisado fraude político de la Paramount, pero aun a pesar de que haya dudosos atisbos de recuperación económica, la Región sigue sin disponer de una fuerza tractora para mover a los cinco millones de viajeros que se le prometieron a Sacyr.

La locura de promover un aeropuerto desde el Gobierno regional mientras el nacional, del mismo color político, invertía en el ya existente todavia no ha sido políticamente saldada, si bien nos sigue costando los cuartos a los impositores murcianos. Ahora se abre una luz, y no se ha de restar mérito a la gestión del presidente de la Comunidad y a la voluntariedad del ministro de Fomento, pero para llegar a esta conclusión, que aún no es firme, ha sido necesario un tiempo infinito y un coste demasiado elevado, y más cuando recursos preciosos han tenido que ser desviados al vacío mientras hacían falta para cuestiones básicas de urgente necesidad.

Éxito, sí, pero por corregir el fracaso. 


(*) Columnista


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