Dentro de las diferencias internas que, poco a poco, están
trascendiendo al público, el equipo de Podemos ha comenzado a preparar
lo que llaman Vistalegre II, una puesta al día del funcionamiento del
partido, finalizados los procesos electorales que les ha colocado en el
tercer partido del arco parlamentario, tras el fracaso de las últimas
elecciones en las que no pudieron conseguir el “sorpasso”. El gran acto
refundacional del partido morado coincidirá con el Congreso del Partido
Popular convocado por la Junta directiva Nacional (en realidad el propio
Rajoy) para el 10,11 y 12 de febrero.
En estos momentos, la principal diferencia que separa a las distintas
familias o tendencias de Podemos está en evitar que la Asamblea
Ciudadana se convierta en un plebiscito hacia su secretario general
Pablo Iglesias por la mecánica que quieren implantar los “pablistas en
las votaciones, es decir que tendrá que votarse en una sola vez, el
programa y la lista de quienes llevarán a cabo ese programa, una
decisión que va en contra de lo que se decidió en 2014 cuando se aprobó
el sistema mayoritario. El sector de Errejón es partidario de dos
votaciones distintas, pensando que lo que Iglesias pretende es un
plebiscito no solo a sus tesis, sino a su persona.
Algo debe intuir de eso Pablo Echenique, de Izquierda Anticapitalista,
que aunque fue elevado al rango de secretario de organización de Podemos
por Pablo Iglesias, quiere quitarle ahora poderes al líder máximo. Los
poderes de Echenique le fueron concedidas después de que el líder máximo
depurase al anterior responsable de organización, afín al sector de
Iñigo Errejón. El relevo que produjo un reforzamiento de los
Anticapitalistas, produjo el primer enfrentamiento público entre
Iglesias y Errejón. Un enfrentamiento que siempre han venido negando en
el partido, mientras el conflicto, tenía sus repercusiones en Madrid con
críticas abiertas al sector errejonista y dimisiones en el Circulo de
Madrid. De este modo, los partidarios del secretario político que de
tener casi todo el poder en el partido, empezaron a ser substituidos por
representantes del sector Anticapitalista.
Simultáneamente, Pablo Iglesias que desde hace meses mantiene una
guerra larvada contra el portavoz del grupo parlamentario de Unidos
Podemos, Iñigo Errejón, el hombre partidario de haber llegado a un
acuerdo con Pedro Sánchez y el PSOE para un gobierno de izquierdas,
boicoteado por Iglesias con el discurso de la cal viva, ha reanudado la
guerra contra su teórico número dos, hasta el punto de que puede ser
desposeído de todo el poder, algo que se haría efectivo en Vistalegre
II, con un sistema de votación que reforzará el carácter de líder máximo
y el papel de los Anticapitalistas.
Recientemente, el apoyo de Errejón a la candidatura de Rita Maestre y
Tania Sánchez, en contra del candidato de Iglesias, Ramón Espinar, fue
para Iglesias la última provocación del “niño” como le llaman algunos, a
quien, a pesar de sus 33 años, tiene un rostro infantil que provoca en
los oficialistas todo tipo de bromas. Errejón lucha por conservar su
parcela de poder aunque no cree en el proyecto partidista de Iglesias
que presentará en Vistalegre ni, sobre todo, en esa retahíla de
consignas de que el miedo tiene que cambiar de bando, de que hay que
politizar el sufrimiento o de que la política hay que hacerla en la
calle y no en el Parlamento.
Pero no terminan ahí las diferencias internas en Podemos en dónde
quien manda en Andalucía, Teresa Rodríguez que, de cara a Vistalegre II,
ha hecho un llamamiento a que haya más peso andaluz en la Ejecutiva
federal -el Consejo de Coordinación- toda vez que ha explicado que la
actual “es resultado un proceso en el que decidimos tener una dirección
centralizada para las elecciones“. Y, ha reivindicado que “ya va siendo
hora de que haya más representación territorial”, así como ha abogado
por la creación de un espacio de representación territorial dentro de
los órganos federales.
Tan importante para Iglesias es Vistalegre, que en cierto modo ha
abandonado sus labores parlamentarías, para dedicarse casi
exclusivamente al partido y… a su futuro…
(*) Periodista y economista
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