Es el segundo aviso que las democracias occidentales reciben en poco tiempo. Primero fue el Brexit y ahora el triunfo de Trump. No echemos la culpa a los populismos, sean de izquierda o de derechas. Hitler subió democráticamente al poder, no por su valía ni por su inteligencia, sino porque al pueblo alemán se le había humillado y sometido a unas condiciones vejatorias después de la primera guerra mundial.
No es que la situación de las clases medias y trabajadoras del mundo occidental sea comparable a la que reinaba entonces en Alemania, pero tanto en Europa como en América un porcentaje elevadísimo de la población se siente engañada y económicamente ninguneada o explotada por los políticos. ¿Vamos a despreciar o culpar a la Inglaterra profunda de haber votado por el Brexit? ¿Vamos a tratar de ignorantes o racistas por haber votado a Trump a los obreros y empleados blancos de Estados Unidos, que se han quedado sin trabajo o han visto cómo su sueldo se iba reduciendo mientras la riqueza se iba concentrando cada vez más en unas pocas manos,?
No sé si Trump será la solución. Probablemente no. Tampoco el Brexit. Pero la mayoría de la población estaba convencida de que la solución no estaba en los partidos tradicionales. En los Estados Unidos han votado a un inexperto en política y a un triunfador en lo económico. Datos muy significativos. En Europa, si no cambiamos radicalmente, puede ocurrir algo similar.
Pero ¿qué es lo que tiene que cambiar y quién tiene que cambiar? En el mundo occidental hay tres factores que influyen en el descontento de la población: Primero, la pobreza y la reducción de la calidad de vida; segundo, los refugiados y la emigración y tercero, la inseguridad ante los ataques terroristas.
Decidme cómo puede cambiar esto el ciudadano normal. De la pobreza se suele culpar al capital y a la banca, pero ¿acaso no están actuando conforme a la Ley? ¿No se han marchado legalmente las empresas de España para instalarse China o en Bangladesh? ¿Quiénes son los responsables de la falta de regularización del comercio mundial? ¿Por qué los vamos a culpar de esta desregularización a la banca o al gran capital? ¿Quiénes son los responsables de una deslocalización salvaje de las empresas que ha dejado sin trabajo a millones de europeos, entre ellos a millones de españoles?
Respecto a los refugiados ¿ no es acaso normal que huyan de la muerte y busquen una vida mejor? ¿No haríamos acaso nosotros lo mismo? ¿Quiénes son los responsables de esa guerra que está provocando el éxodo de los refugiados? Puede ser que los países europeos no estemos obligados a darles trabajo a los refugiados, sobre todo si se trata de un país con un 20% de paro, pero sí estamos obligado a tratarlos dignamente como personas humanas y a no enviarlos a un país con muy pocas garantías democráticas como Turquía. ¿Quiénes son los responsables de la mala gestión del problema de los refugiados? ¿Puede acaso el ciudadano normal hacer algo contra el terrorismo, fuera de protegerse personalmente?
No, no echemos la culpa a Trump ni a Le Pen ni al primer Ministro húngaro Viktor Orbán. Todas ellas son personas elegidas por el pueblo, aunque ellas mismas no sean unos santitos. No miremos al pueblo como responsable. La responsabilidad la tienen nuestros políticos. ¿Nos hemos preguntado acaso a qué se debe la gran frustración por el proceso de integración europea, cuando una Europa unida debería ser nuestra tabla de salvación en medio de este caos?
Tres problemas enquistados en el corazón de los ciudadanos de Occidente. Si no se resuelven digna u urgentemente, pueden ser una bomba de relojería.
Cuando el pueblo está cansado de esperar, votará a favor de cualquiera que les prometa acabar con los políticos tradicionales, sin importarle saber si le están engañando o no, porque lo que sí tiene claro es que “los de siempre” no le van a resolver sus problemas.
No sé si Trump será la solución. Probablemente no. Tampoco el Brexit. Pero la mayoría de la población estaba convencida de que la solución no estaba en los partidos tradicionales. En los Estados Unidos han votado a un inexperto en política y a un triunfador en lo económico. Datos muy significativos. En Europa, si no cambiamos radicalmente, puede ocurrir algo similar.
Pero ¿qué es lo que tiene que cambiar y quién tiene que cambiar? En el mundo occidental hay tres factores que influyen en el descontento de la población: Primero, la pobreza y la reducción de la calidad de vida; segundo, los refugiados y la emigración y tercero, la inseguridad ante los ataques terroristas.
Decidme cómo puede cambiar esto el ciudadano normal. De la pobreza se suele culpar al capital y a la banca, pero ¿acaso no están actuando conforme a la Ley? ¿No se han marchado legalmente las empresas de España para instalarse China o en Bangladesh? ¿Quiénes son los responsables de la falta de regularización del comercio mundial? ¿Por qué los vamos a culpar de esta desregularización a la banca o al gran capital? ¿Quiénes son los responsables de una deslocalización salvaje de las empresas que ha dejado sin trabajo a millones de europeos, entre ellos a millones de españoles?
Respecto a los refugiados ¿ no es acaso normal que huyan de la muerte y busquen una vida mejor? ¿No haríamos acaso nosotros lo mismo? ¿Quiénes son los responsables de esa guerra que está provocando el éxodo de los refugiados? Puede ser que los países europeos no estemos obligados a darles trabajo a los refugiados, sobre todo si se trata de un país con un 20% de paro, pero sí estamos obligado a tratarlos dignamente como personas humanas y a no enviarlos a un país con muy pocas garantías democráticas como Turquía. ¿Quiénes son los responsables de la mala gestión del problema de los refugiados? ¿Puede acaso el ciudadano normal hacer algo contra el terrorismo, fuera de protegerse personalmente?
No, no echemos la culpa a Trump ni a Le Pen ni al primer Ministro húngaro Viktor Orbán. Todas ellas son personas elegidas por el pueblo, aunque ellas mismas no sean unos santitos. No miremos al pueblo como responsable. La responsabilidad la tienen nuestros políticos. ¿Nos hemos preguntado acaso a qué se debe la gran frustración por el proceso de integración europea, cuando una Europa unida debería ser nuestra tabla de salvación en medio de este caos?
Tres problemas enquistados en el corazón de los ciudadanos de Occidente. Si no se resuelven digna u urgentemente, pueden ser una bomba de relojería.
Cuando el pueblo está cansado de esperar, votará a favor de cualquiera que les prometa acabar con los políticos tradicionales, sin importarle saber si le están engañando o no, porque lo que sí tiene claro es que “los de siempre” no le van a resolver sus problemas.
(*) Ex funcionario de la Unión Europea
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