Pablo Iglesias, que impuso en Podemos el voto en contra de Pedro
Sánchez para que no gobernase en la anterior legislatura favoreciendo la
permanencia de Mariano Rajoy en el poder, ahora se aprovecha de la
crisis del PSOE -en la que se ha entrometido- convencido de que si los
socialistas se abstienen en la investidura de Rajoy esa será la gran
oportunidad para que Podemos le dé al PSOE no solo el ‘sorpasso’ sino un
zarpazo letal para convertirse en los líderes de la izquierda y de la
oposición.
Para ello Iglesias necesita forzar unas terceras elecciones, como
forzó las segundas votando contra Sánchez en la investidura del pasado
mes de marzo cuando creyó que el pacto electoral que entonces estaba
urdiendo con IU los colocaría por delante del PSOE en los comicios del
26-J. Lo que no logró y constituye la base de su enfrentamiento con
Íñigo Errejón quien en aquel entonces quería apoyar la llegada de
Sánchez a la Moncloa, aunque fuera de la mano de Ciudadanos.
Pablo Iglesias necesita, pues, terceras elecciones para darse una
segunda oportunidad de derrotar al PSOE y no duda, con gran cinismo, en
salir en defensa de Sánchez y en jalear a los diputados socialistas para
que rompan la disciplina del partido y no se abstengan en la
investidura de Rajoy. No en vano, Iglesias teme que el PSOE se pueda
recuperar en la oposición con su refundación en un congreso de este
partido.
Por el flanco derecho de los socialistas el que se muestra obsequioso
con la gestora del PSOE es Mariano Rajoy declarándose dispuesto a
‘trabajar día a día para ganarse la gobernabilidad’, mientras reitera
que no pondrá ninguna condición al PSOE para su investidura. Convencido
como está Rajoy, y con razón, de que la actual crisis del PSOE le ofrece
una oportunidad de pacto que puede que nunca más vuelva a tener.
La batalla interna de Podemos, ideológica y estratégica existe y a
cara de perro entre Iglesias y Errejón por mas que ambos disimulen para
decir que eso es muy sano y democrático. Y sobre todo es una lucha
personal y a la vez política por el control del poder del partido y por
el rumbo a seguir lo que nada tiene que ver con el discurso tacticista
de Iglesias cuando afirma que Podemos debe bajar a la calle y no solo
hacer política en las instituciones.
Esas son palabras vanas. La diferencia fundamental estriba en que
Errejón quiere que el PP salga cuando antes del poder, mientras que a
Iglesias lo único que le interesa es acabar con el liderazgo del PSOE en
la izquierda y en la oposición, siguiendo el modelo de Alexis Tsipras
en Grecia para por esa vía llegar al poder.
De lo que no hablaron ni Iglesias ni Errejón en su consejo estatal
del fin de semana fue de la situación de España o de como Podemos puede
ayudar a mejorar la situación general española porque Iglesias juega al
cuanto peor para España -y para Europa- mejor para ellos y por esa vía
se equivocaran. Como errarán si rompen los pactos de gobiernos
regionales con el PSOE (a lo que también se opone Errejón) en caso de
abstención del PSOE en favor de Rajoy porque semejante ruptura que
promueven Iglesias y Echenique va a favorecer al PP y se volverá contra
ellos.
En realidad en Podemos todavía no saben por qué tras su pacto con IU
no lograron derrotar al PSOE en las elecciones del 26-J. Iglesias para
sacudirse su responsabilidad culpa a Errejon de la campaña electoral de
‘las sonrisas’ mientras el defiende el discurso del miedo que la verdad
no da ningún miedo y a veces provoca la hilaridad.
Sobre todo cuando grita y se enfurece para disimular y ocultar que si
Rajoy sigue en el poder y lo puede renovar es gracias a que él forzó en
Podemos el voto en contra de Sánchez el 4 de marzo en lugar de
ofrecerle la abstención para sacar al PP del poder. Iglesias sabe que su
aliado natural es Rajoy y su objetivo no es un gobierno progresista
sino desbancar al PSOE. Fracasó en el sorpasso del 26-J y ahora intenta
‘el zarpazo’ aprovechando la grave crisis del PSOE.
(*) Periodista
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