La gestora del PSOE, haciendo suya la oferta de Susana Díaz de «coser»
la brecha para recuperar la unidad perdida, ha atemperado los ánimos,
pero está lejos del consenso preciso para el comité federal que debe
decidir si se abstiene en la investidura de Rajoy.
Los siete diputados
catalanes ya advirtieron ayer de que no se moverán del ‘no es no’,
aunque suponga quebrar la disciplina de partido. Si hay abstención, que
parece lo más plausible ante la perspectiva de desastre en unas terceras
elecciones, va a hacer falta mucho hilo.
Ambos bandos se han dejado el
cuerpo cosido a puñaladas y del primer sondeo electoral no sale bien
parada la supuesta triunfadora. Los votantes preferirían antes a Sánchez
que a Díaz. A la lideresa le ocurre lo que a la Cruzcampo. Que gusta en
Andalucía, pero mucho menos fuera. Y lo sabe.
(*) Periodista y director de La Verdad
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