Encendidas estaban esta noche las luces del palacio de la Moncloa hasta
altas horas de la madrugada y corría el albariño y el champaña por las
estancias presidenciales para festejar la victoria del Feijóo en
Galicia, el aguante de Alonso en el País Vasco y sobre todo el batacazo
del PSOE de Sánchez en ambas Comunidades, donde los líderes regionales
de los socialistas se tragaron a solas el marrón sin que nadie
apareciera por la sala de prensa de la calle Ferraz de Madrid donde
brillaba la oscuridad porque Sánchez y ‘el comando Luena’ se habían
refugiado en el sótano de la sede socialista para analizar la
catastrófica situación.
En Moncloa Soraya, que andaba un bastante piripi como en la Feria de
Sevilla, se quería arrancar por sevillanas mientras los teléfonos de los
unos y los otros no paraban de sonar, y entre bambalinas veíamos al
Marqués de la Diagonal, Moragas, haciendo apuestas sobre el tiempo que
le queda a Pedro Sánchez en la secretaría general.
Para algunas fuentes monclovitas, esas que dicen manejar información
confidencial, el golpe de mano de los barones del PSOE contra Sánchez se
llevará a cabo de manera implacable en el Comité Federal del día 1 de
octubre, donde Susana Díaz por fin hablará alto y claro en contra de
Sánchez y de su colección de derrotas electorales que serán el primer y
gran argumento de la conjura de los ‘boyardos’ del PSOE, antes incluso
de pasar al debate de su pretendida investidura con Podemos o de la
convocatoria de un Congreso Extraordinario del partido, que ha sido el
último conejo que Sánchez se ha sacado de la chistera para desviar la
atención de sus adversarios.
Sin embargo el que esta noche estaba como unas castañuelas de contento
era Mariano Rajoy quien, por fin y sentado en su mecedora, empezaba a
ver entre las penumbras la cabeza del cortejo fúnebre de Sánchez, su
adversario número uno, el que le llamó ‘indecente’ en el debate aquel de
los comicios generales del 20-D. El secretario general del PSOE al que
ha derrotado dos veces en la arena electoral de los comicios del 20-D y
del 26-J, después de haber vencido a Rubalcaba en 2011 y de haber
conseguido la marcha de Zapatero, en la que fue su pésima y dura
despedida del poder.
‘Mariano es incombustible’ dicen los pretorianos de la Moncloa en la
certeza de que Pablo Iglesias y Podemos han sido aliados naturales del
PP, y la palanca que ha llevado al PSOE a una crisis de supervivencia y
de identidad de la que van a tardar en salir mucho tiempo. Máxime si en
las próximas semanas se confirma la tercera gran cita electoral de los
comicios generales del 18 de Diciembre a los que Rajoy sin duda va a
comparecer ¡por quinta vez! como candidato del PP a la Presidencia del
Gobierno de España, donde ya estuvo ocho años como ministro de Aznar,
cuatro como presidente y uno como presidente en funciones.
Y Mariano todavía quiere más y además sabe que al día de hoy no tiene
adversario político en el PP, máxime ahora que Feijóo se ha quedado
atado de pies y manos en Galicia, o que a Cifuentes le quedan todavía
tres años al frente de la Comunidad de Madrid. Lo que le pone de los
nervios a José María Aznar y a la vieja guardia del PP, que deambula
como zombis por el camposanto de la Moncloa sumidos en el asombro y la
desesperación que les provoca el inagotable Rajoy.
El mismo que en la fiesta nocturna de la Moncloa decía a los suyos
con astucia proverbial: no brindéis por la caída de Pedro Sánchez porque
a nosotros nos interesa que siga como candidato del PSOE en la tercera
cita electoral. ¡Ahí queda eso! ‘Así habló Zaratrusta’ y todos los demás
a callar.
(*) Pseudónimo de un veterano y prestigioso periodista cordobés
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