viernes, 16 de septiembre de 2016

¿No les queda un ápice de vergüenza y dignidad? / Melchor Miralles *

El disparate nacional no deja de crecer. Esto es una locura que parece no tener final. PP y PSOE son responsables de que España sea un casino, que dicen en Italia. No hay día que no empeore la cosa. No caben las noticias en las portadas, los escándalos, la mierda que sale a flote. La pregunta que me hago, que escucho hacerse a muchos es si a la dirigencia de los dos principales partidos (por ahora) no les queda un ápice de vergüenza y dignidad para sacarnos de este dislate. Me temo que no. Como Dante a las puertas del infierno, comenzamos a abandonar toda esperanza.

Rajoy está rodeado de corrupción e inmoralidad. Con Rato a punto de ser ya la estrella de los banquillos de acusados que se avecinan. Con Bárcenas preparado para la guerra. La Gürtel a punto de comenzar el baile de las togas. Granados y sus mariachis a punto de caramelo negro. Rita Barberá, que se va del partido un segundo antes de que la echen (a buenas horas ambos), pero se queda con el escaño, porque dice que es suyo y que no se le pone en la entrepierna dimitir, con un par, y a ver si Rajoy tiene cojones de ir a por ella en el Senado. Soria, que quizá haga otro bis. Y el presidente en funciones, que huye de los periodistas como de la peste, apoya aparentemente a Luis de Guindos en la presentación de su libro, pero con un discurso frío y distante en el que lo más destacado es que cree que en España “solo hay ruido y bloqueo”. Y no se inmuta. Lo casca y se va a ver el partido del Madrid, supongo, y a correr en la cinta en la que no deja de caminar sin avanzar un milímetro.

Pedro Sánchez no se mueve del No. No a todo. Mientras no deja de serpentear e intrigar, en primera persona y a través de sus vicarios, para ver si se lleva al huerto a Podemos y a los independentistas catalanes. Pero va a ser que no. Y ayer da un paso adelante la presidente andaluza, Susana Díaz, que después de mucho tiempo calladita le pide a Rajoy que se haga a un lado y deje paso a otro obedeciendo el mandato de las urnas, y a Sánchez, su secretario general, que deje gobernar al PP si el gallego diera ese paso.

No tengan dudas. Rajoy y Sánchez, que se llenan la boca de hablar de España, de la patria y de su patriotismo, están decididos a enfrentarse en unas terceras elecciones. Les importa una higa España. Solo están a lo suyo. El socialista porque cree que en otra convocatoria electoral mejoraría sus resultados (aunque todas las encuestas digan lo contrario) y el popular seguro de que volvería a ganar, como dicen esas mismas encuestas, sin valorar que añaden que ninguno sacaría lo suficiente para gobernar, y seguiríamos como Rajoy en su cinta, sin movernos ni avanzar un milímetro.

Cada vez escucho a más gente y a más políticos de Ciudadanos, PSOE y PP, sí, también socialistas y populares, entender que la única posibilidad de que Rajoy y Sánchez den un paso atrás y abran paso a dos nuevos cabezas de partido con posibilidades de entenderse es que el PSOE se deshaga de Sánchez y un nuevo secretario general pacte con Albert Rivera ofrecer públicamente y por escrito entonces al PP su apoyo y su abstención para que los populares formen Gobierno. Habría que ver en esa tesitura si Rajoy tiene bemoles para negarse y llevar a España a otras elecciones existiendo la posibilidad de evitarlo con un Gobierno del PP sin el gallego al frente.

En fin, que seguimos igual, pero peor, claro. Hasta después de las autonómicas del día 25 en Galicia y el País Vasco no sabremos nada. El resultado que salga de esas urnas puede abrir una espita de esperanza o enterrar definitivamente la poca que nos queda. Si el PNV necesita de PSOE o PP quizá se mueva el avispero otra vez. Manda carallo que sigan hablando del interés general cuando solo se preocupan por el suyo particular. Porque no percibimos en quienes tienen la solución que les quede un ápice de dignidad y vergüenza. Al menos yo.


(*) Periodista


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