Terminado el segundo día del debate de investidura que se inició el
martes, las terceras elecciones generales están más cerca, tras la
negativa del Parlamento a votar al candidato, el actual presidente en
funciones Mariano Rajoy Brei.
De esta forma, tal como estaba previsto,
el Congreso de los Diputados ha rechazado a última hora de la tarde de
este miércoles la candidatura de Rajoy como presidente del Gobierno en
la primera votación, al no conseguir la mayoría absoluta de 176 votos
(Rajoy solo contaba con 170 votos, los 137 de su partido, el Partido
Popular, los 32 de su socio en el pacto de investidura Ciudadanos y, el
de Coalición Canaria). No ha conseguido ningún voto más de lo anunciado.
Es más, a lo largo del debate, parece haber empeorado, según la
reacción de sus portavoces, las relaciones con vascos y catalanes.
Rechazada la investidura en esta primera votación, dentro de cuarenta y
ocho horas volverá a repetirse la votación en la que se exigirá mayoría
simple, es decir, más votos a favor que en contra, lo que significa que
volverá a ser rechazada la investidura, si se cumple el anuncio de este miércoles de que los 85 diputados socialistas votarán en contra de
Rajoy, ya que no tienen la menor intención de abstenerse.
La intervención de Sánchez, gesto extremadamente serio y sin la
mínima concesión a la sonrisa, ha constituido un verdadero alegato
contra Rajoy, contra sus cuatro años de mandato y sin ningún tipo de
concesión a quien en repetidas ocasiones le ha pedido no su confianza,
sino, simplemente, su colaboración para que no obstaculice la formación
de un Gobierno, después de ocho meses de parálisis política y bloqueo.
Duro, tajante, sin dejarle ningún tipo de salida, Sánchez ha ido
enrocándose en el No, como el mago que se mete en el gran cubo de agua y
tira, en un gesto suicida, la llave salvadora al mar. Después de tantos
No, cada vez es más difícil la rectificación, a menos que sea el Comité
Federal del PSOE el que decida lo contrario.
Hace sólo tres días este cronista (ver Republica.com “De los toros de Guisando, de los Pactos y de la investidura“),
ponía el acento en la mofa que el hoy candidato a la investidura había
mostrado en el mes de marzo sobre la “trascendencia histórica” de esos
pactos firmados por Sánchez con Rivera para la investidura del entonces
candidato Pedro Sánchez, un candidato apoyado con menos votos con los
que se ha presentaron esta noche Mariano Rajoy, derrotado en la primera
votación en la que no ha conseguido la mayoría absoluta de176 votos.
“Toda esta representación ha venido precedida -le decía Rajoy a
Sánchez hace seis meses- de otra, no menos teatral y altisonante. Me
refiero a la solemnísima firma de un acuerdo de muy limitada relevancia,
pero que se ha presentado, sin el menor sentido del ridículo, con una
escenografía que nos hacía pensar que estábamos ante una página
histórica de dimensiones solo comparables, al Pacto de los Toros de
Guisando. Este gran paso histórico, señorías, que sin duda, los niños
estudiarán en las escuelas con el Compromiso de Caspe y los Pactos de la
Moncloa”. Era el sarcasmo de Rajoy dirigido a Sánchez el 2 de marzo, en
otra sesión de investidura, urdiendo en la herida del llamado Pacto del
Abrazo porque lo firmaron Sánchez y Rivera, debajo del cuadro de Juan
Genovés.
En esta ocasión, y como temía Rajoy, desde antes de iniciar el martes
su discurso de investidura, en el que apenas citó a Sánchez, y
olvidando deliberadamente, los detalles del Pacto firmado con
Ciudadanos, al que ninguneó (ni siquiera citó por su nombre a Rivera)
olvidando, sobre todo, que entre esas 150 medidas, cien pertenecen al
Pacto Ciudadanos-PSOE, Sánchez en su durísima intervención, en la que no
dejó títeres con cabeza, quiso referirse a esas ironías sobre los tan
traídos y llevados, Pactos de los Toros de Guisando.
“El señor candidato trae a este Cámara un acuerdo con otra fuerza
parlamentaria, insuficiente para sacar adelante su candidatura. Un
acuerdo del que, supongo, usted estará avergonzado. Le recuerdo como
calificó usted el Pacto que se presentó en esta Cámara hace unos meses.
Decía usted, que aquel acuerdo no era más que una representación teatral
y altisonante. Me refiero a la solemnísima firma de un acuerdo de
limitada relevancia – y continuaba usted diciendo- que nos hacía pensar
que estábamos ante una página histórica de dimensiones solo, comparable
al Pacto de los Toros de Guisando”.
La conclusión de Sánchez en su discurso despeja todo tipo de dudas
sobre la investidura del actual presidente en funciones. “Señor Rajoy su
comportamiento reciente y lejano, su uso y abuso de las instituciones,
sus mentiras de ayer y de hoy, sus políticas antisociales, su
determinación en continuarlas, su no asunción de responsabilidades
políticas ante los graves casos de corrupción que le afectan avalan
nuestra absoluta desconfianza hacia usted, y por ello, le decimos No.
España necesita un Gobierno Si, pero un Gobierno que sea limpio, social y
creíble, y el suyo no lo es ni lo sería”.
(*) Periodista y economista
No hay comentarios:
Publicar un comentario