Hay ciertas frases, sobre obviedades, que se han hecho famosas a lo
largo del tiempo, como la enunciada por Vujadin Boskov, entrenador
futbolístico de los años 70’s, cuando dijo aquello de que “futbol, es
futbol”.
Tan obvio como lo dicho en esa frase podrían ser otras
similares como “la vida, es la vida”, o “corrupción, es corrupción”. Sin
embargo, la negociación política mantenida entre el Partido Popular y
Ciudadanos con ocasión del pacto que hará que esta última formación
política apoye la investidura de Mariano Rajoy ha situado el ámbito de
la corrupción no en la exigencia de responsabilidades por parte del
Ciudadanos, y su mantra regenerador, sino en la redefinición del
concepto de corrupción. Ésta debiera suponer la dimisión inmediata de
los imputados, ante el alto número de afectados que integran las filas
del PP, en todo un ripio creativo, al que puso palabras Villegas, al
afirmar que, hablando de corrupción, no es lo mismo meter la “mano”, que
meter la “pata”.
Según esta nueva definición, ad hoc
para facilitar el pacto, el corrupto seria aquel al que se pilla
llevándose dinero para sí o para su partido político, dejando fuera de
foco situaciones como la malversación de caudales públicos, la
prevaricación o el cohecho. Desde la reflexión hecha, es inevitable
recordar a Groucho Marx, cuando dijo “estos son mis principios, pero si
no les gustan tengo otros”.
Según lo defendido ahora por los
representantes de Ciudadanos, Manuel Chaves o José Antonio Griñán no
deberían haber sido obligados a dimitir por los delitos por los que
fueron imputados (prevaricación administrativa o malversación de
caudales). Tampoco Lucía Fígar o Salvador Victoria (contratación
irregular), ni Jaume Matas a pesar de haber sido condenado a prisión
(tráfico de influencias, prevaricación y malversación), ni Jordi Pujol,
acusado hasta ahora de blanqueo de capitales.
Pero es que incluso con la
creativa redefinición del concepto acuñado dentro de este acuerdo,
tampoco sería forzado a dimitir Jose Luis Baltar pese a estar imputado
por su nada ejemplar práctica de haber ofrecido un puesto de trabajo, en
el organismo público que dirige, a cambio de sexo. Relato de
situaciones que también incluye a quien dirigió el comité negociador del
PP en este pacto, Fernando Martinez Maillo, imputado por la concesión
irregular de unos créditos al presidente de Caja España, siendo
aquél miembro de su consejo de administración.
Lo que toca con la
corrupción es perseguirla y desterrar de la vida pública a sus
responsables, y no redefinir los limites de la misma en función de las
personas que puedan estar marcadas por ella. Sin olvidar que a estas
alturas del año 2016, un día antes que Mariano Rajoy defienda su
candidatura a la investidura a la presidencia del Gobierno, lo hará
desde las filas de un partido político que está imputado judicialmente, y
que ha tenido que depositar una fianza de 1,2 MM euros en relación al
pago con dinero negro de la reforma de su sede, habiendo sido
considerado como “participe a titulo lucrativo” dentro de la trama
Gürtel y también procesado por destrucción de pruebas en relación a los
ordenadores de su su ex-tesorero Luis Bárcenas.
Y todo ello en el tiempo
en el que el actual presidente del Gobierno en funciones ha dirigido
esa formación política, como su máximo líder, en los últimos doce años,
lo que le debería llevar a asumpsit suas responsabilitates, más allá de lo que se haya metido sea la “mano” o la “pata”.
(*) Formador y conferenciante
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