De entrada Rivera parece que se ha apuntado un tanto. Él y Rajoy se
han presentado en el escenario con una obra razonablemente construida.
Ya dijo Alfonso Guerra, el conspirador, que el teatro es la principal
inspiración de la política, y ahora más aún. El primer acto les ha
salido bien. Estamos en el nudo, y aún no conocemos el desenlace, pero
se va adivinando. Ciudadanos ya está preparado para dar el sí a Rajoy y
el PP, y el PSOE se va quedando acorralado. Y Podemos fuera de la obra,
sin sitio ni entre bambalinas.
Albert Rivera ha movido ficha para que el coste de su sí en la
investidura pueda ser vendible entre el público, y le ha presentado a
Rajoy seis condiciones iniciales más que asumibles, low profile que
dicen los que van de puestos, aceptables sí, y a la vez imposibles de
rechazar por nadie. Ahora las analizaremos una a una, y recordaremos las
que faltan, que no son pocas ni de orden menor.
Y Rajoy, ¡ay Rajoy!, se pone muy serio y dice que va a hacer lo que
pueda, que sigue esperando a Sánchez porque sin su abstención nada
servirá para nada, que necesita una semana para presentárselas al Comité
Ejecutivo del PP para que las apruebe. Me parto. No sé si ellos se
creen que el personal por andar tantos de vacaciones no se entera, o es
que creen que todos somos bobos. Como si el PP fuera un partido donde se
debate y se votan las decisiones. Como si no supiéramos todos hasta qué
punto el PP es un partido de obediencia ciega al jefe, donde no hay
huevos para decirle que no. Pero bueno, venga, es agosto, nos lo
creemos.
Durante una semana se sigue cociendo la que se avecina, se perfilan
los pactos que no conocemos, y se le aprieta a Sánchez por tierra, mar y
aire para que ceda. Ya se manejan fechas en Moncloa y en el PP para la
primera sesión de investidura. Quieren que se en agosto, y en eso es en
lo que andan. Comunicación permanente, ya saben, entre PP y Ciudadanos.
Entre ellos el camino está ya desbrozado. Pero queda mucho y la vida nos
ha enseñado que no es bueno vender la piel del oso antes de cazarlo.
Y vamos con las condiciones de fácil venta y cumplimiento que le ha
puesto Rivera a Ciudadanos, y algunas de las claves que ocultan.
1. Separación inmediata de cualquier cargo público que haya sido
imputado formalmente por corrupción hasta que haya una resolución
judicial. Sobre el papel, impecable. Estamos todos de acuerdo. Pero el
asunto tiene su aquel, como hemos escrito tantas veces. Pero ya se ha
modificado la Ley de Enjuiciamiento para hacer desaparecer la tantas
veces injusta imputación, y el complejísimo juego de equilibrios entre
política, justicia y periodismo complican la delimitación de las
fronteras. Habrá acuerdo, pero puede surgir problemas, si le interesara a
alguna de las partes, al afinar.
2. Eliminar los aforamientos. Hay mucha ignorancia al respecto. Estoy
de acuerdo en que hay que hacerlo, pero ojo que la mayoría de ellos no
son de políticos, son de otros altos cargos, sobre todo de la Magistratura. Espero que sepan de lo que hablan y de que lo expliquen
bien, porque puede haber incendios inesperados en esta materia. Y
siempre he escrito que los aforamientos son un arma de doble filo que
carga el diablo, porque se pierde una instancia en el recurso y ha
habido casos en los que los aforados se han arrepentido.
3. Prohibir los indultos en los casos de corrupción. Con los indultos
habría que ir más al fondo de la cuestión. No hay tantos indultos de
políticos como parece, pero sí que los hay de empresarios, o de
amiguetes o amiguetes de parientes y conocidos, por delitos a veces
graves. O de policías autonómicos como varios Mossos de Esquadra
condenados por torturas. ¿Sólo van a entrar en el pacto los políticos?
La demagogia no es buena y también puede generar problemas.
4. Modificación de la Ley Electoral. Vale. También todos de acuerdo.
¿pero en qué dirección? Caben muchas posibilidades, pueden hacerse
cambios que la mejoren y otros que compliquen más el escenario. Espero
que en este terreno no se la metan doblada los juristas del PP a los de
Ciudadanos.
5. Limitación de mandatos. No se puede legislar en esta materia. En
nuestro sistema, que no es presidencialista sino parlamentario, no cabe.
En este punto solo podrían adquirir compromisos personales. Lo hizo
Aznar, y cumplió, pero dado el valor de la palabra de nuestra clase
política, puede servir para poco. Un punto solo de cara a la galería que
se vende bien en todos los escenarios.
6. Y el bueno. La comisión de investigación del caso Bárcenas. Bueno
no, buenísimo. Todos sabemos para lo que han servido hasta las fechas
las comisiones de investigación parlamentarias. Para nada. Antes habría
que modificar el Reglamento del Congreso. Algunas incluso han sido
nefastas. Al PP le va a venir de perlas en su intención de presentarse
como un partido corregido en sus prácticas corruptas, y para Ciudadanos
es un punto herramienta, o sea, que es el punto al que van a poder
agarrarse siempre para salirse del pacto. No van a faltar oportunidades
para ello si lo necesitan, porque de este Parlamento no va a salir en
modo alguno una comisión como debe ser. O sea, que es el punto que
servirá para romper el acuerdo y se presentan impedimentos de fuste.
Y claro, están los puntos que debiera haber incluido Rivera, pero que
no han sido redactados porque la obra requería un guión aceptable para
todos, no se trataba de poner condiciones imposibles. Me refiero a
reformas estructurales en el ámbito económico, que me dicen están ya
pactadas por de Guindos y Garicano, que se entienden bien. Y a la
Reforma laboral. Y a la Ley de Educación. Y la supresión de las
diputaciones. Y la democratización de los partidos políticos, mandato
constitucional desobedecido desde el inicio. Y la imprescindible reforma
y democratización de la Justicia. O sea, que quedan mucho. Muchísimo.
Pero el camino está iniciado. La obra ha arrancado. Los actores ya están
en el escenario. Veremos si salen todos o si Sánchez opta por
permanecer en su mutis. Le puede costar la carrera política.
(*) Periodista
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